-¡¿Que?! ¡¿Cómo que te vas a casar?!—Gritó la rubia desde el otro lado del teléfono—V dime si esto es una broma, porque es de muy mal gusto señorita.
-Cálmate Liz y no, esto no es una broma, me caso en dos semanas.
-Por el amor de Dios V ¿Podrías ir más despacio?, hace apenas unas semanas te querías tirar de un puente.
-Curioso ¿Verdad?, pero en fin, solo necesito que vengas y seas mi testigo, nada más.
-Entiendo pero ¿Que va a pasar con N?, aún eres su esposa.
-No tiene que enterarse, además ¿Por qué tendría que decírselo de todos modos?, el que me engaño fue él.
-Tienes razón ¿Cómo sera la boda?.
-No habrá boda, sera un matrimonio civil.
-De acuerdo, estaré ahí en un par de días, ya sabes cómo es el jefe.
-Si, no me lo recuerdes.
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Los días pasaron y Lizzy llegó a la ciudad, V la recibió en su departamento, fue incómodo al momento de encontrarse con Doll, durante la secundaria hubo un sentimiento que si bien era recíproco, pero tenerle miedo a ese sentimiento la alejo la una de la otra que ahora mirarse a la cara es imposible.
En fin, las semanas pasaron y la boda llegó, J yacía sentada al borde de su cama, jugueteaba con sus dedos por el nerviosismo que sentía, temía por lo que pudiese pasar después de hoy, respiro hondo tratando de mantener la calma, se levantó y se dirigió a su auto.
Se estacionó frente al edificio donde vive V, subió al departamento y tocó la puerta, una mujer rubia de baja estatura quien al verla se quedó ligeramente boquiabierta y le cerró la puerta en la cara, corrió hacía su amiga y ella la miró confundida.
-V, no puedo creer que no te gusta J—Reclamó susurrando para que J no oyera.
-Bueno...
-No importa, más te vale aprovechar esto, no todos los días un sexy millonario te pide algo así.
-Haré lo mejor que pueda.
Lizzy abrió nuevamente la puerta miró a J con una sonrisa, sonrisa que se le hacía extrañamente incómoda a J.
-¡Hola!, disculpa que te haya dejado de esa manera, mi amiga aún no se termina de arreglar—Su voz era algo aguda y muy entusiasta, a J no se le hizo muy raro, tal vez solo era Lizzy siendo ella misma, como V le contó.
-Claro, no hay problema.
Lizzy volvió a cerrarle la puerta en la cara y suspiro.
-Tan divina.
-Oye, mejor deja de actuar como loca con ella.
-Vamos es un chiste ¿Si? ¿O que? ¿Te dan celos?.
-No.
V abrió la puerta y J la miró a los ojos, sus mejillas se enrojecieron pero tan levemente que casi era imperceptible.
-¿Nos vamos?—Preguntó J después de aclararse la garganta.
-Si, vamos.
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Al trayecto fue silencioso, debes en cuando Lizzy soltaba una pregunta imprudente, V intentó decirle que no lo hiciera pero no le hizo caso, la curiosidad por saber a qué sabe el caviar era mucho más grande que ella, sorpresivamente J respondía con tranquilidad, no le molesta que Lizzy haga esas preguntas, a J le parece divertido, la ve como una niña pequeña, a ella le agrada.