J estaba ahora frente al lugar que una vez consideró hogar, la mansión Elliot, desde la muerte de su madre jamás volvió a pisar ese lugar y el solo hecho de verlo le resuelven el estómago pero que más da, ya no es una niña, suspiro y se bajo de su auto.
En la entrada había un hombre algo mayor y había una mujer a su lado que aparentemente tenía la misma edad, la tensión entre ellos tres era evidente, J los miró con severidad pero el hombre parece tener un semblante menos tenso que el de su esposa y es quien intento romper dicha tensión.
-¡Jane! ¡Hija mía!, cuánto tiempo ¿No?.
-James—Respondió la mujer a secas ante la felicidad forzosa de su padre.
-Je vamos, no hay que ser tan formales, soy tu padre ¿Lo recuerdas?.
-Si, como podría olvidarlo—Hablo de manera sarcástica haciendo que la tensión incomoda regresara.
La mujer al lado de James solo miró al suelo y el hombre se rasco la nuca sintiendo de nuevo la creciente incomodidad, después de unos minutos de un extrañamente silencio agobiante James se aclaro la garganta y habló.
-Mejor entremos, hay papeles que debo firmar.
J solo asintió y los tres entraron a la mansión, está más deteriorada de lo que recuerda, siempre fue consciente de que la casa era antigua y el mantenimiento era caro, algo que su padre no pudo pagar debido al declive de su empresa, gracias a la empresa de sus propias hijas.
Que ironía.
Ahora estaban sentados en la enorme mesa de roble en el comedor, en silencio, mientras el hombre leía atentamente el contrato, estaba endeudado y J estaba aquí para que no se fueran a la quiebra por petición de Tessa, ni siquiera por piedad, le daba igual si se hundía.
-No nos vamos a apropiar de tu empresa en su totalidad, solo el sesenta por ciento—Explicó al ver que el hombre tenía una cara de confusión.
-Pero sigue siendo más de la mitad.
-Si, esas son algunas de las condiciones de nuestro contrato—Continuó apoyando los codos sobre la mesa—Es eso o perderá su empresa para siempre.
El hombre miró el contrato y luego miró a su esposa quien solo se encogió de hombros, James suspiro con frustración mientras se frotaba la cara con las manos, se sentía acorralado de alguna manera, no quería ver como lo que había construido se derrumbaba frente a él o dejar que su hija, a quien para nada le mostró alguna vez amor paternal, controlé la mayor parte de su empresa que no sabe si es algo bueno o malo, no le queda más que confiar.
Después de unos minutos de meditación firmo y deslizó el papel hasta J, lo tomo y lo leyó con una expresión de suficiencia.
-Bueno, es mejor que me retire—Dijo levantandose de su puesto.
-Espera Jane...—Llamó su padre haciendo que se detuviera, pero sin voltear a verlo—...El cumpleaños de tu hermano es hoy y se quedará a celebrar con su esposa pero organizamos algo y quedamos en celebrarlo todos mañana, si te gustaría venir con Tessa.
-No gracias, tengo trabajo que hacer y Tessa también—Sin más salió de la mansión y se dirigió a su auto.
Camino a casa pensaba seriamente en lo que debía hacer ahora, debe ocuparse de un severo corte de personal, el antiguo jefe tenía unos cuantos chupasangre entre el personal, pagandoles más de lo que debería incluso tenía que reemplazar a la secretaria.
Estacionó el auto, se recostó contra el volante suspirando con cansancio, serán unas semanas duras, se bajo y fue directo a su apartamento donde Tessa estaba esperándola.