3-Declaracion de guerra.

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La noche había caído sobre Tokio, las luces de la ciudad brillaban como estrellas artificiales que llenaban el cielo urbano. Gojo Satoru, desde las sombras, observaba con una mezcla de furia y desasosiego. Había decidido seguir a Utahime e Itadori Yuji en su "cita", algo que usualmente no haría, pero sus emociones estaban fuera de control. No podía soportar la idea de que Utahime estuviera robándole la atención de su alumno favorito.

Desde una distancia segura, Gojo los seguía con discreción, oculta por el flujo constante de transeúntes en las concurridas calles de Tokio. Los vio entrar en un restaurante pequeño, íntimo, iluminado con luces cálidas y acogedoras. A través de la ventana, Gojo observaba cómo Utahime reía suavemente mientras Yuji la miraba, con esa sonrisa encantadora que solía dedicarle a ella.

Una sensación amarga creció en su pecho. Celos. Una emoción que ella, la hechicera más poderosa del mundo, jamás había creído que sentiría. Pero allí estaba, observando impotente mientras Utahime conseguía lo que ella deseaba en silencio.

"Esto no puede estar pasando", pensó Gojo, su mente nublada por la rabia. Intentaba convencerse de que solo se trataba de una cena entre maestra y alumno, pero había algo en la forma en que Utahime miraba a Yuji que le decía lo contrario. Utahime no era estúpida. Sabía lo que estaba haciendo.

La cena terminó, y los vio salir del restaurante. Caminaron por las calles, conversando animadamente. A medida que se acercaban a un parque, Utahime detuvo a Yuji, girándose hacia él con una expresión que Gojo no pudo soportar. Sus manos temblaban mientras los observaba desde la distancia.

Fue en ese momento que sucedió.

Utahime se inclinó hacia Yuji y, antes de que él pudiera reaccionar, lo besó en los labios. Un beso suave, pero cargado de intenciones que a Gojo le resultaban obvias. Yuji, sorprendido, al principio no supo cómo reaccionar, pero no se alejó. La imagen se grabó en la mente de Gojo como un puñal atravesando su pecho.

Gojo sintió que el mundo se detenía. El frío de la noche no era nada comparado con el hielo que ahora envolvía su corazón. Utahime había dado el primer paso, y Gojo no había hecho nada para evitarlo. Una rabia sorda comenzó a crecer dentro de ella, mezclada con una tristeza profunda que nunca antes había experimentado.

Sin embargo, no podía mostrar debilidad. Gojo Satoru no era alguien que se dejara vencer tan fácilmente. Si Utahime estaba dispuesta a jugar sucio, entonces Gojo también lo haría. Desde las sombras, la hechicera más poderosa del mundo observó con ojos afilados cómo Utahime tomaba la mano de Yuji y lo guiaba hacia otro lugar.

"Esto no ha terminado, Utahime", pensó Gojo, su corazón lleno de una mezcla de furia y dolor. Te has ganado una enemiga, y no te imaginas lo que soy capaz de hacer.

Al día siguiente, la luz del sol entraba suavemente por las ventanas de la escuela de hechicería de Tokio. El ambiente era tranquilo, pero en el corazón de Gojo, la tormenta de emociones aún rugía con fuerza. Había pasado la noche en vela, repitiendo en su mente la escena del beso, buscando alguna forma de neutralizar a Utahime sin perder la compostura. Si era una guerra lo que quería Utahime, entonces Gojo estaba más que dispuesta a pelearla.

Justo entonces, escuchó una voz familiar que rompió sus pensamientos.

Itadori: ¡Gojo-sensei!-gritó alegremente, acercándose con una sonrisa radiante en el rostro- ¡Quería contarte algo increíble!-

Gojo intentó mantener su fachada despreocupada, aunque por dentro cada palabra de Yuji era como sal en la herida.

Gojo: Ah, Yuji-kun, siempre tan lleno de energía-dijo con su tono habitual, aunque sus ojos lo observaban con más seriedad de lo normal- ¿Qué es lo que te tiene tan emocionado?-

Yuji, sin notar el cambio en su maestra, se acercó entusiasmado.

Itadori: ¡La cena con Utahime-sensei anoche fue increíble! Fuimos a un restaurante muy bonito y comimos un montón. Y al final de la noche... ¡no te vas a creer lo que pasó!-

Gojo sintió su corazón acelerarse. Sabía lo que estaba a punto de escuchar, pero aun así, no estaba preparada para ello.

Gojo: ¿Qué pasó?-preguntó, fingiendo interés-

Itadori: Utahime-sensei... bueno, al final de la cena, cuando salimos a caminar, ella... me besó —dijo con las mejillas sonrojadas por la emoción-

Las palabras cayeron como una losa sobre Gojo, aunque su sonrisa no flaqueó. Mantuvo la máscara de despreocupación, pero dentro de ella, un fuego de celos se desataba.

Gojo: ¿Un beso, eh?-dijo intentando que su tono sonara juguetón-Vaya, parece que Utahime tiene más valor del que pensaba-

Pero Yuji no había terminado. Su siguiente revelación fue la que rompió el frágil control de Gojo sobre sus emociones.

Itadori: ¡Eso no es todo! Después del beso, Utahime-sensei me dijo que quería pasar más tiempo conmigo y... bueno...-Vaciló por un momento, rascándose la cabeza-Me llevó a un hotel. Dijo que quería que pasáramos la noche juntos. Fue algo... inesperado-

Gojo sintió como si el mundo se hubiera detenido por completo. Utahime no solo lo había besado, sino que había llevado las cosas mucho más allá. La rabia que había estado contenida dentro de ella ahora estaba a punto de explotar.

Sin embargo, Gojo Satoru no era alguien que se desmoronara fácilmente, ni siquiera ante una situación como esta. Cerró los ojos por un momento, tomando una respiración profunda para calmarse. Esto era personal. Utahime había cruzado una línea, y ahora la guerra estaba declarada.

Gojo: Vaya, Yuji-kun...-dijo finalmente, forzando una sonrisa-Parece que tuviste una noche interesante. Pero ten cuidado, Utahime puede ser un poco... impredecible. Y no quiero que te metas en problemas-

Yuji, ingenuo como siempre, no captó el verdadero significado detrás de sus palabras.

Itadori: No te preocupes, Gojo-sensei. Utahime-sensei fue muy amable conmigo. ¡Realmente me cuida!-

Gojo rió, cuidarlo, si claro. Utahime podía haber ganado esa batalla, pero no la guerra.

Gojo: Bueno, me alegra que te hayas divertido-dijo, poniéndose de pie-Pero no olvides, Yuji-kun, quién es tu verdadera maestra. Al final del día, siempre estarás bajo mi protección-

Con esas palabras, Gojo se marchó, dejando a Yuji con una mezcla de confusión y admiración.

Mientras caminaba por los pasillos de la escuela, una sola cosa era clara en la mente de Gojo: Utahime Iori acababa de ganarse una enemiga poderosa, y Gojo estaba más que lista para la batalla que se avecinaba.

Entre Tokio y Kioto. (Itadori x Fem Gojo x Utahime)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora