En el vasto Reino de Solaris, donde el sol siempre parecía brillar con fuerza, gobernaba el Emperador Claude Solaris. El sol del imperio, un alfa imponente y justo. Bajo su mando, el reino florecía con una economía próspera y un ejército disciplinado, conocido por su lealtad y eficiencia. A su lado, la Emperatriz Iván, un Omega de espíritu fuerte, jugaba un papel crucial en las políticas del reino, siempre buscando la equidad entre todas las clases. Su única hija, la princesa Navier, conocida como ̈El sol naciente de imperio ̈ o ̈La flor de belleza e inteligencia ̈, una alfa talentosa y decidida, se destacaba no solo por su belleza, sino también por su astucia y habilidades en el arte de la guerra, la música y la diplomacia. Su destino parecía brillante y ya estaba destinada a ser la siguiente gobernante de Solaris.
Por otro lado, el reino de Nocturna era una tierra sumida en sombras, liderada por la astuta Reina Morgana la Oscura, una alfa con un porte dominante y un gran orgullo. A diferencia de Solaris, Nocturna era un reino plagado de inestabilidad económica y una sociedad fracturada por la desconfianza. Morgana había visto cómo su reino se debilitaba con cada batalla perdida. En medio de esta oscuridad, Ian, el príncipe Omega y segundo heredero de Nocturna, era un ser enigmático, dotado de una calma serena, pero atrapado en un reino que lo consideraba una herramienta política.
Con la guerra devastando ambos reinos, Nocturna no tuvo más remedio que ofrecer una tregua. Ian sería entregado a Solaris como símbolo de paz y de una posible reconciliación. Para el joven príncipe, aquello significaba dejar atrás su hogar y convertirse en el consorte de Navier, una alfa tan distante como poderosa. Y aunque el acuerdo fue presentado como una simple alianza, todos sabían que este compromiso no sería fácil para ninguna de las partes.
Navier, acostumbrada a liderar, veía a Ian como una pieza más en el tablero político, una simple pieza de ajedrez, un ajedrez que le serviría para otorgarle más poder del que ya tenía, un sacrificio de Nocturna que apenas despertaba su interés. Para Ian, el futuro estaba cargado de enigmas y desafíos, atrapado entre dos reinos que luchaban por su propio poder, sin espacio para los deseos de un joven príncipe atrapado en el deber, encerrado en una jaula de oro disfrazada de lujos. Sin embargo, ninguno de ellos podía prever cómo este acuerdo cambiaría no solo sus vidas, sino también el destino de Solaris y Nocturna.
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Aprendiendo a Amar
RandomLa guerra entre Solaris y Nocturna había devastado ambos reinos durante años, pero el poder luminoso del emperador Claude finalmente inclinó la balanza. Mientras Solaris prosperaba, Nocturna, sumida en la oscuridad, no tuvo más opción que ofrecer un...