Capítulo 8: Entre Sombras y Verdades

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El palacio de Solaris resplandecía bajo la luz de la luna, su belleza deslumbrante contrastaba con el caos interno que se desarrollaba en su interior. A pesar de la reciente victoria en el torneo, Ian se sentía más vulnerable que nunca. Las palabras de Navier, así como los susurros de la corte, resonaban en su mente como un eco implacable.

Al amanecer, Ian se encontró solo en su habitación, con el sonido de la brisa colándose por la ventana. Se sentó en el borde de la cama, contemplando la carta que había comenzado a escribir a su madre. Había tantas cosas que deseaba compartir, pero temía que las palabras no fueran suficientes para transmitir la complejidad de su situación. Finalmente, dejó caer la pluma, sintiéndose impotente ante la distancia que lo separaba de su hogar.

Ese día, Liana entró en la habitación con un aire de preocupación. -Ian, he escuchado más rumores. Algunos nobles están insinuando que deberías ser enviado de regreso a Nocturna. No quieren que tu presencia altere el equilibrio del poder-, dijo, su voz temblorosa.

-¿Por qué no me sorprende?-, respondió Ian, frustrado. -Soy solo un peón en su juego. Me ven como una amenaza porque no pueden controlarme. Pero no voy a dejar que me envíen de vuelta sin luchar.-

Liana se acercó, colocando una mano reconfortante sobre su hombro. -Tienes que ser cuidadoso. Navier está más involucrada en esto de lo que crees. Ella no es solo una niña caprichosa; tiene aliados en la corte que la apoyan. Puede que no lo quiera, pero también tiene su propia lucha, ella está empezando a ver algo más en ti aprovecha cuando ella ve potencial ayuda a que ese potencial salga a la luz-

Ian sintió que la ira burbujeaba dentro de él. -No estoy aquí para hacer amigos, Liana. Estoy aquí para encontrar mi lugar en este mundo, y eso incluye lidiar con Navier. Pero me resulta difícil cuando actúa como si todo esto fuera un juego-, dijo, su voz cargada de emoción.

La noche del festival llegó rápidamente, y con ella, las tensiones se dispararon. La corte estaba llena de nobles ansiosos por disfrutar de la celebración, pero la atmósfera era pesada con la desconfianza y la política. Ian se preparó para el evento, su corazón latiendo con fuerza mientras se vestía con su mejor atuendo, un elegante traje que combinaba tonos de azul y plata.

Mientras caminaba por los pasillos del palacio, sintió miradas fijas en él, y la sensación de ser un pez fuera del agua se intensificó. Cuando finalmente entró al gran salón, la música y el ruido de las conversaciones llenaron el aire, pero su mente estaba en otro lugar.

Navier estaba en el centro de atención, rodeada de admiradores que la elogiaban. A pesar de su frustración, Ian no pudo evitar notar lo hermosa que lucía. Sin embargo, la admiración se convirtió rápidamente en irritación cuando ella lo vio y le lanzó una sonrisa desdeñosa. Ian sabía que necesitaba mantener la calma; no podía dejar que ella lo provocara de nuevo.

En medio de la celebración, un noble se acercó a Ian, un hombre mayor con una sonrisa falsa. -Ah, el príncipe menor de Nocturna. Qué interesante es tenerte aquí. Sin duda, aportas un aire de... inestabilidad-, dijo, sus palabras impregnadas de veneno.

Ian apretó los puños, recordando las palabras de Liana. -No estoy aquí para complacer a la corte, sino para ser un aliado y tu futura emperatriz consorte. Si eso no les gusta, entonces es su problema, no el mío-, respondió, tratando de mantener la compostura.

De repente, Navier se acercó, interrumpiendo la conversación. -¿Y qué es lo que realmente deseas, Ian? ¿Ser un emperador en un Imperio que no te quiere? ¿O simplemente quieres un poco de atención?-, preguntó, sus ojos brillando con desafío.

Ian sintió cómo la rabia se apoderaba de él. -Quiero ser respetado, Navier. Quiero que vean que no soy un simple regalo de paz, sino un príncipe con una voz y un propósito-, declaró, su voz resonando con fuerza.

El silencio se apoderó del salón, y todos los ojos se volvieron hacia ellos. La tensión entre Ian y Navier era palpable, y la corte observaba con ansias la confrontación.

-¿Respetado? Tal vez deberías comenzar por aprender el protocolo de la corte antes de reclamar lo que no entiendes, las reglas están por algo y tienes que respetarlas y aplicate al protocolo-, respondió Navier, su tono lleno de desdén.

Ian sintió que su corazón latía con furia. -Tal vez tú deberías aprender que no todos están dispuestos a ser manipulados. La corte puede ver en mí lo que no ven en ti: que no estoy aquí para someterme, sino para desafiar el estatus que esta planteado voy a demostrar mi valor-, contestó, sus palabras saliendo como un grito de guerra.

Liana, que había estado observando desde un rincón, sintió que la situación se intensificaba. Se acercó a ellos, intentando desviar la atención. -¿Qué tal si todos disfrutamos de la música y la danza? El festival es para celebrar que la primavera y las cosechas se acercan la prosperidad del Imperio volviendo a surgir-, sugirió, pero su voz estaba teñida de preocupación.

A pesar de sus intentos, el aire estaba cargado de tensiones no resueltas. Ian y Navier se miraron fijamente, sus corazones latiendo al unísono, y en ese instante, ambos sabían que este conflicto era solo el comienzo de algo mucho más profundo.

Con el clamor del festival a su alrededor, Ian se sintió atrapado entre su deseo de ser aceptado y su necesidad de luchar por su identidad. Mientras las luces brillaban y la música resonaba, se dio cuenta de que las sombras en el palacio eran más oscuras de lo que había imaginado, y las verdades que debía enfrentar estaban más cerca de lo que pensaba.

Aprendiendo a Amar Where stories live. Discover now