El solsticio de verano iluminaba el palacio de Solaris con un brillo dorado, pero la atmósfera festiva ocultaba un mar de tensiones. Los jardines estaban decorados con luces parpadeantes y coloridas banderillas, pero para Ian, cada rayo de sol parecía una burla. La alegría de la celebración contrastaba con la creciente animosidad que sentía hacia Navier, que se había intensificado en los últimos días.
A medida que la celebración se desataba, Ian se sentó en un rincón, observando a los nobles reír y bailar, mientras Navier, con un vestido blanco con pequeños reflejos dorados profundos que resaltaba su belleza, se movía entre ellos como una diosa de la belleza. Ella era el centro de atención, y eso lo enfurecía. Era como si todo el palacio hubiera olvidado su propósito; él no era solo un regalo de paz, sino una persona con sus propios deseos y aspiraciones.
—¿Vas a quedarte ahí mirando como un tonto?—, le susurró Navier con desdén al acercarse. —Si no puedes enfrentarte a la corte, tal vez debas reconsiderar tu papel aquí.—
Ian apretó los dientes, su paciencia a punto de agotarse. —No necesito tus comentarios, Navier. Estoy aquí por la paz entre nuestros reinos, no para ser tu entretenimiento personal—, respondió, sintiendo que la rabia crecía dentro de él.
En ese momento, Liana se acercó, su rostro pálido por la preocupación. —Ian, debes tener cuidado. He escuchado rumores en la corte; algunos nobles están conspirando en tu contra, y no están felices con la alianza, ten cuidado como le hablas a Navier apesar de ser tu prometida es la princesa heredera gente respeto y te ganarás a todos—, advirtió.
Ian sintió un escalofrío recorrer su espalda. —perdon pero, aveces ella me enoja su indiferencia conmigo estan fría y ¿Qué tipo de rumores?— preguntó, su voz tensa.
—No lo sé, pero he visto a varios nobles reunirse en secreto, susurrando entre ellos. Ellos ven en ti una debilidad, y eso no les gusta, el comportamiento de Navier es normal pero ya veras como poco a poco se va a soltar al ver su verdadero yo te dará ternura—, explicó Liana, su mirada fija en el grupo de nobles que observaban a Ian y Navier.
La frustración de Ian se intensificó. Era como si su llegada a Solaris fuera un juego cruel. Mientras los preparativos para el festival continuaban, la tensión entre él y Navier se hacía palpable. Durante una competencia de danza, Navier lo empujó con desdén, riendo ante su desdicha. —No puedo creer que estés tan fuera de lugar. ¿De verdad creías que esto sería fácil?—
—¿Y tú crees que esto es un juego, Navier?— replicó Ian, sintiendo que sus palabras resonaban en el aire, atrayendo la atención de otros nobles. —Estamos aquí por una razón más grande que nuestras peleas personales. Pero parece que no puedes ver más allá de tu propio ego.—
A medida que la música llenaba el aire, el conflicto se intensificó. Ian se sintió expuesto, rodeado de nobles que miraban expectantes, deseando ver cómo el príncipe omega se desplomaba bajo la presión. Con una determinación renovada, se inscribió en el torneo de esgrima, deseando demostrar su valía y desviar la atención de las miradas críticas.
Liana lo apoyó, sus ojos llenos de esperanza. —Tienes que ganar, Ian. No solo por ti, sino por todos nosotros—, le dijo con sinceridad.
Cuando llegó el momento del torneo de la cosecha en la cual Ian se abia inscrito antes de empezar la celebración a escondidas de Navier, el aire estaba cargado de tensión. Ian se enfrentó a un noble conocido por su arrogancia, un hombre que había estado entre los murmullos que Liana había detectado. La lucha fue feroz, y mientras Ian bloqueaba y contraatacaba, sentía el peso de las miradas sobre él.
Finalmente, en un giro inesperado, Ian logró derribar a su oponente. La multitud estalló en vítores, pero la sonrisa de triunfo se desvaneció rápidamente cuando se volvió hacia Navier, que lo observaba con una mezcla de admiración y desdén.
—¿Ves? No eres tan inútil después de todo—, le lanzó con ironía.Ian, todavía agitado por la pelea, sintió que su orgullo se hinchaba, pero el eco de las risas de Navier resonaba en su mente como un grito burlón. —No estoy aquí para tu diversión, Navier. Este triunfo es solo el comienzo—, respondió, sintiendo que la rabia hervía dentro de él.
A medida que la noche avanzaba, el clímax del festival se acercaba, pero Ian sabía que los verdaderos desafíos aún estaban por venir. La corte había presenciado su victoria, pero la sombra de la conspiración lo seguía como un espectro. Liana, observando desde un rincón, notó un grupo de nobles murmullando entre ellos, sus miradas oscuras centradas en Ian y Navier.
Mientras las luces del festival brillaban y la música sonaba, Ian se dio cuenta de que las verdaderas batallas no solo se libraban con espadas, sino también en el corazón de la corte. Y en ese juego, las alianzas eran más frágiles que el cristal. Con cada mirada de desprecio de Navier, cada susurro de la corte, sentía que la paz que había llegado a Solaris era más vulnerable de lo que había imaginado solo quería que Navier lo ame como es aceptandolo.
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Aprendiendo a Amar
RandomLa guerra entre Solaris y Nocturna había devastado ambos reinos durante años, pero el poder luminoso del emperador Claude finalmente inclinó la balanza. Mientras Solaris prosperaba, Nocturna, sumida en la oscuridad, no tuvo más opción que ofrecer un...