Capítulo 9: Recuerdos y descontentos

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El sol apenas comenzaba a iluminar los majestuosos pasillos del Palacio de Solaris cuando Ian salió de sus aposentos, acompañado por su amiga de infancia y dama de compañía, Emily que avia llegado a penas hace unos días. A medida que recorrían los corredores, Emily notó la sombra de preocupación en su mirada. A pesar de las apariencias, Ian no podía evitar sentirse cada vez más atrapado en un entorno donde cada gesto y cada palabra eran evaluados.

—¿Estás bien, Ian? —preguntó Emily en voz baja, dándole un pequeño toque en el brazo.

—No realmente —susurró él, con la mirada perdida—. Aquí todo es un juego de poder. Y Navier... Ella es... mucho más de lo que imaginé.

Emily le sonrió con suavidad, queriendo animarlo, pero ambos fueron interrumpidos por el repentino y resonante anuncio de la llegada de Selene, la hermana alfa de Ian, al Reino de Solaris. Al escuchar esto, Ian sintió una mezcla de alivio y ansiedad. Selene siempre había sido su protectora, pero también era una figura de fuerza y orgullo, poco dispuesta a soportar ofensas.

Cuando Selene hizo su entrada, su porte intimidante hizo que los cortesanos murmuraran y que sus miradas se desviaran. Navier la esperaba, cada músculo de su rostro rígido en una sonrisa controlada. La tensión en el ambiente era palpable.

—Así que tú eres Selene de Nocturna hermana de MI prometido—dijo Navier con voz fría, remarcando el MI enojando a su cuñada—. Me pregunto si encontrarás Solaris a tu altura.

Selene arqueó una ceja y, sin titubear, replicó:

—La altura no es el problema, sino el modo en que me reciban. Espero que la estancia sea... cómoda —respondió con una sonrisa peligrosa.

Ian sentía cómo una chispa se encendía entre ellas, una confrontación tácita que cada una trataba de dominar. Él sabía que su presencia solo complicaba la situación, pero Emily, siempre atenta, le dio un suave apretón en el brazo, recordándole que no estaba solo.

—hermana porque no le acompañas— Ian sugeta del brazo a su hermana y la aparta de Navier llevándosela lejos

Pero la tensión en el palacio estaba lejos de disiparse. Apenas unas horas después, un mensajero de Nocturna trajo otro anuncio que hizo que el corazón de Ian se detuviera por un segundo: Neythan, su antigua pareja, había llegado a Solaris.

El encuentro fue impactante. Neythan, con su figura imponente y su mirada que aún parecía sostener recuerdos del pasado, aguardaba en la sala de recepción. Ian lo miró, sintiendo que el tiempo se detenía, mientras una mezcla de nostalgia y dolor lo inundaba. Emily, consciente de los sentimientos encontrados que envolvían a su amigo, se mantuvo cerca, intentando transmitirle fortaleza.

—No pensé volver a verte... ni en estas circunstancias —dijo Ian en voz baja, incapaz de evitar la conmoción que lo embargaba.

—Yo tampoco, Ian —contestó Neythan con una mezcla de resentimiento y añoranza—. Me cuesta verte aquí... en medio de todo esto. ¿Es esto realmente lo que deseas?

Ian dudó, su mente girando entre la confusión de su presente y los fragmentos de su pasado. La llegada de Neythan solo hacía que el peso de su decisión se sintiera más intenso, como si estuviera entre dos mundos: uno de deber y otro de deseo.

Emily, quien conocía la historia entre ambos, observó a Neythan y luego a Ian, percibiendo que cada palabra que no decían era aún más poderosa que las pocas que se atrevían a pronunciar. Por un momento, el eco de sus recuerdos compartidos se sintió tan fuerte que parecía ahogar cualquier otra cosa en el palacio.

Mientras tanto, Navier y Selene, observando a lo lejos la reacción de Ian ante su antigua pareja, no pudieron evitar sus propias reacciones. La expresión de Navier era de fría curiosidad, analizando cada uno de sus gestos, mientras que Selene se llenaba de inquietud al ver a su hermano en una situación tan vulnerable.

—que hace ese con MI prometido— pensó Navier llena de celos retirándose dejando a Ian con neythan

Cada una de estas tensiones en el palacio de Solaris, los conflictos de Navier con Selene y el reencuentro de Ian con Neythan, parecían una danza de miradas y palabras veladas que prometía más conflictos en un futuro cercano. El reino estaba en silencio, pero el ruido de sus luchas internas resonaba en cada rincón, como el preludio de una tormenta.

Aprendiendo a Amar Where stories live. Discover now