but i'm not yours...!!

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05. HE DOESN'T OWN ME AND I WANT HIM TO DO


mauro no podía soltar a tiago. tiago no podía soltar a mauro, aunque su vida dependiera de ello. como si su relación con él fuera echarse una soga al cuello antes de dejarse colgar. porque estaba enamorado, perdidamente enamorado del chico al que le había entregado su corazón en bandeja y que ya lo había tirado y pisoteado varias veces. ¿era esta una cruel broma del destino? ¿o era la venganza de cupido por haber cortado sus lazos anteriores, por no haberse logrado enamorar de ninguna de sus antiguas parejas?

—¿por qué lo amo? —se preguntó en voz baja, sentándose al borde de la cama, mirándose en el espejo de su habitación. no había comido por la tristeza hace dos días. apenas y había tenido la voluntad suficiente para meterse a bañar hace un rato, pues mauro le había prometido pasar por él, para llevarlo a una cita. 

aquello lo había llenado de ilusión e hizo todo lo posible para verse lindo, sin caer en el extremo femenino de las cosas. ahora estaba esperando un mensaje de confirmación, por parte del mayor. no quería volver a desilusionarse, pensó. miró el celular por unos minutos, hasta que el dispositivo registró una llamada entrante de su novio. con los dedos temblorosos, contestó.

—¿sí, mau?

—me voy a atrasar un poco. hay un tráfico horrible. —y tiago habría desconfiado si no hubiera escuchado el ruido de los coches de fondo. aun así, se sintió un poquito triste.

—claro, amor. entiendo.

—¿estás bien? —preguntó mauro. tiago podía verlo a través de su imaginación, pues ya había memorizado cada uno de sus rasgos al conocer sus diferentes facetas. podía verlo elevando una ceja y su boca con una mueca de preocupación.

—ah, sí. posta, mau, estoy bien. 

cuando mauro colgó, no sintió la lágrima que se deslizó por su mejilla, hasta que está tocó su labio y probó el sabor salado del agua. parpadeó para evitar que le salieran más lágrimas, pues había estado intentando probar un maquillaje gótico, enseñado por cortesía de su hermana menor. su hermana menor... 

hablando de ámbar, ella no era tonta. podía darse cuenta de que la relación en la que su hermano mayor no era nada sana. sobre todo, porque tiago, cegado por el amor, no se daba cuenta —mejor dicho, no quería aceptar— de que no era "el único". era alguien a quien mauro le había dado el título de novio, pero también a quien solo llamaba cuando se encontraba solo

alguien a quien mauro usaba, pero que no era suyo.

alguien a quien mauro tocaba, pero nunca abrazaba. 

porque mauro era alguien a quien tiago nunca conocería bien en realidad. este tenía varias facetas, sí, pero tiago solo conocía aquellas que este había seleccionado para él. como un abanico o un libro con ciertas páginas. tiago se limpió las lágrimas y volvió a hacerse el delineado. unos minutos más de espera y recibió el mensaje de su novio de que ya estaba ahí. 

con los ojos cerrados tiago iba tras mauro, aunque no en sentido literal. en ese momento, se encontraba con mauro, yendo hacia el lugar de su cita, la cual sería en un bonito acuario. mauro sujetó la mano de tiago, en un gesto reconfortante. ¿cómo podía comportarse así, tan natural, si no lo amaba realmente?

sabía que podía cambiarlo y hacer que lo quisiera, pensó, mientras veía a mauro pagar las entradas. tomó la mano de mauro y esta se cerró sobre la suya, de forma leve, pero que revivió los latidos del corazón de tiago. volteó a ver al otro, quien le sonrió. tal vez él no era al que mauro amaba de forma real a tiago, pero era por eso que no se rendía, porque él podía darle a mauro todo lo que quisiera, incluso la luna y las estrellas.

aun así, no era suficiente. 

—¿seguro que estás bien, tiago? —preguntó mauro, cuando llegaron a la sala de los tiburones y su pareja se quedó embelesada, viendo a estos animales. tiago parecía un niño pequeño en ocasiones como esas, pensó el mayor. 

todo lo que el menor quería, era que mauro lo mirara como él miraba a esos tiburones: con asombro y adoración, como si mauro ya supiera que él era el amor de su vida. como si supiera que nunca se iban a dar una despedida. a veces podía sentir una mirada cálida, pero que no era cien por ciento amor. la mayoría de las veces, la mirada del mayor era gélida.

—sí, 'toy re piola.

—ah. okey.

pero no era suyo. no era suyo y quería serlo, quería más de lo que ya se le ofrecía. era ambicioso y quería el amor de mauro, su corazón y su alma para él. y él no podía hacerle cambiar de opinión. 

—¿son lindos, no? —murmuró tiago, mirando a los tiburones. uno se había acercado al vidrio, como si estuviera observando al humano tras el vidrio. eran dos. una pareja. como él y mauro.

—sí... cómo vos... —la mano del mayor acarició la mejilla de tiago, sorprendiéndose de su suavidad. ¿cómo no se había dado cuenta si ya lo había tocado antes?, pensó mauro. 

tiago quería que le dijera cuándo era tiempo de irse, cuándo se acabaría lo suyo. quería que fuera mauro el que terminara la relación, porque él no tenía el corazón para hacerlo. no podía hacerlo, porque la única cosa más difícil que dormir solo, era dormir con su fantasma, con el rastro y el olor de mauro en su colchón, sabiendo que no regresaría. 

—sólo decime cuándo te vas a ir... —susurró, cuando estaban por irse del lugar, pero su novio había ido al baño. él lo estaba esperando ahí, sintiéndose débil y pequeño, como esa vez que su papá le prometió que lo llevaría al parque y nunca pasó por él. 

no debió haberle mandado esas cinco docenas de rosas en la primera etapa del enamoramiento, pensó, sintiéndose más idiota ahora. tampoco debió haber puesto a todas sus amistades debajo de su relación. cuando mauro salió del baño y le extendió la mano para tomarlo, notó la pequeña reticencia de tiago a dársela y bromeó un poco:

—uh, dale, tiago, sí me las lavé.

¿qué mierda había hecho sólo para no ser suyo?







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𝒔𝒖𝒑𝒆𝒓𝒂𝒄𝒉𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora