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Kurosaki Ichigo es un príncipe, el cual justo después de cumplir 18 años es obligado a casarse con alguien de su reino, por lo que el palacio organiza un baile para buscarle pareja.
Toshiro Hitsugaya es solo un simple empleado junto a su amiga M...
La mirada de todos los presentes en el lugar lo recorrían de arriba a abajo, algunos con curiosidad y otros con celos de su lugar en esos momentos, en frente de todas las personas mientras era agarrado de las manos por Ichigo ¡ah! Y también la madre de este mismo estaba a punto de dar un discurso en su honor¿sorprendente, no?
A la cercanía podía ver a Hinamori, la cual le sonreía con gracia, era claro que se quería burlar un poco de él.
¿Cómo es que había llegado allí? Bueno tampoco él sabía cómo es que ambos se habían dejado arrastrar por la actual reina hasta el salón en donde estaban.
¡Atención!¡atención!─llamó la madre del pelinaranja mientras con una cuchara golpeaba una copa para tener la atención de todos los presentes.
Un leve escalofrío recorrió su cuerpo al escuchar que iba a dar inicio el discurso de la mujer, a su lado Ichigo parecía estar extrañado pero a la vez feliz con la situación, después de todo su madre iba a anunciar su algo que obviamente él no sabía.
El silencio inundó la sala por unos cuantos segundos y la curiosidad de Hitsugaya y Kurosaki crecía con cada segundo que pasaba.
─Es un honor para mi, en esta noche, informarles que mi hijo Ichigo─empezó la dama con aquel discurso y el príncipe se tensó debido a la mención de su nombre.
Finalmente ha elegido a su bella pareja, recuerden que este era el motivo principal de esta fiesta─recalcó la pelinaranja con una suave sonrisa mientras miraba atentamente a el peliblanco que se había ruborizado ante su comentario.
─Y seguramente se están preguntando quién es el afortunado ¿cierto? ─pequeños murmullos retumbaron en la pista, dándole la razón a Masaki.
Bueno, me es muy grato presentarles a Hitsugaya Toshiro, el futuro esposo de mi hijo─los aplausos resonaron unos cuantos instantes. Toshiro estaba un poco sorprendido pero feliz con esto, sobre todo con el hecho de que la mujer ya estaba afirmando que él se iba a casar con su hijo.
Brindemos por él─la reina alzó su copa y frenéticamente las personas también hicieron lo mismo, al igual que Ichigo, el cual había juntado su mano y la del contrario para que ambos sostuvieron una sola copa entre sus manos atadas.
Por Toshiro─se adelantó a decir Ichigo antes que su madre y con una sonrisa se bebió el vino. Pequeños gritos y abucheos de felicidad por el príncipe y su pareja se empezaron a escuchar.
A la cercanía se pudo escuchar el sonido del reloj marcando las 12:00 de la noche y con ello todo se iría a la ruina.
Toshiro sonrió levemente, pero esta sonrisa desapareció al notar como su vestimenta se estaba comenzando a volver vieja y sucia.
“¿Qué sucede?” Pensó asustado mientras tragaba saliva con miedo debido a que no entendía qué era lo que sucedía.
¿Estás bien?─Kurosaki le preguntó calmadamente cuando lo vio inquieto en su lugar.
Yo…─El aire le comenzó a faltar y el ambiente se volvió tenso para él. No deseaba ni quería que el príncipe lo viera en esas fachadas, tal vez ya no lo amaría si lo viera de esa forma tan desafortunada.
En un repentino y asustadizo movimiento, comenzó a correr hacia la salida del Castillo. Tenía miedo, miedo de que no fuera aceptado por ya no verse bien vestido como muchos de los de la aldea.
Los invitados no comprendían que sucedía, solo lo podían ver correr mientras el heredero le perseguía. Hinamori entre aquellos solo podía encontrarse muy sorprendida por lo que fuera que le hubiera sucedido a su mejor amigo. Rukia por su parte se sentía triste por Hitsugaya.
¡Toshiro!¡Espera!¿¡A dónde vas!?─ gritó alarmado el pelinaranja, no podía entender porque el más bajo estaba huyendo de él.
No.. no me mires─susurró mientras su visión se volvía borrosa y las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos turquesas.
A lo cercano vió la puerta del Palacio, presuroso salía por esta, sintiéndose aliviado de que los guardias no se encontraran allí y poder escapar.
Unos pocos segundos después se encontraba bajando unas escaleras, pero trágicamente se resbaló y uno de sus zapatos cristalinos se le cayó, quiso tomarlo pero ya el príncipe estaba cerca, por lo que lo dejó ahí.
Toshiro…─
El Kurosaki dejó de correr al ver que ya no lo podría alcanzar.
Miró aquel pequeño zapato de cristal, tomándolo entre sus manos y sonriendo bobamente, porque a pesar de que Toshiro se hubiera ido, lo iba a encontrar, así fuera si lo tuviera que buscar debajo de una piedra, lo pensaba encontrar y que volviera a estar a su lado, después de todo él ya estaba decidido, se iba a casar con él.
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Toshiro corrió y corrió hasta que finalmente estuvo en la puerta de los Kuchiki, cayó de rodillas allí mismo y comenzó a respirar con dificultad, estaba excesivamente cansado, no sabía ni como había corrido tanto hasta esa casa.
Pasó su mano por su rostro y quitó las lágrimas secas de sus ojos.
Una expresión serena se formó en su pálida rostro, había sido la mejor noche que pudo haber tenido en toda su vida y seguramente era la única que iba a tener de ahora en adelante, suponía que después de aquello el príncipe ni lo buscaría si se enteraba de que era un pobre sirviente en la Mansión Kuchiki.
Eso creía, solo era una simple suposición que estaba lejos de la realidad.
