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Ahí estaba él, moviendo de manera lenta aquella pequeña copa de vino, de un lado a otro en un balanceo desigual.

La fiesta en el Reino había empezado, de hecho, llevaba 40 minutos de haber dado inicio.

En esa baya donde se encontraba recostado, podía apreciar la pista de baile en donde muchas damiselas bailaban con sus parejas de baile que habían conocido apenas unos pocos minutos atrás.

Se sentía un poco frustrado, él evento había empezado hace tiempo atrás y él solo había bailado con unas cuantas chicas, más ninguna lo había convencido, por lo que aún seguía en su búsqueda por su nueva prometida o prometido.

Bajó la mirada nuevamente, mirando hacia la entrada del Palacio qué estaba un poco alejada de la pista, sus ojos parpadearon continuamente al ver a dos personas entrando, se suponía que ya no iban a llegar más invitados pero parecía que no era así.

Solo dio un suspiro cansado pues tenía que ir a recibirlos como lo había hecho con absolutamente todas las personas ya que sus padres lo habían obligado a hacerlo. Lentamente bajó las escaleras, siendo visto por las mujeres en la pista que creyeron qué iba a bailar con alguna de ellas, más no fue así ya que pasó entre la multitud y se acercó hacía la entrada del castillo.

Miró a aquellas dos personas, se trataba de una chica pelinegra y….Sus ojos se abrieron con sorpresa, ¿Acaso era posible que existiera tal belleza en el pueblo y él no la haya visto a pesar de sus incontables visitas a este? Podía jurar que nunca había visto a alguien tan jodidamente hermoso como el chico peliblanco frente a él, era muy lindo, definitivamente no se arrepentía de haber ido a recibirlos hasta la puerta del Palacio.

Una suave sonrisa se curvó en su rostro mientras tomaba la mano del chico y la besaba con cuidado.

Toshiro se ruborizó ante el acto, sin poder entender porque todas las miradas de los presentes estaban en ellos, dio una pequeña mirada a Hinamori, la cual le sonreía con malicia, ¿qué se suponía que estaba sucediendo y por qué todos les miraban? Nuevamente dirigió la mirada al contrario. Un pequeño golpe de realidad pasó por su cabeza al notar una pequeña corona en el cabello pelinaranja del contrario, rápidamente se tensó y los nervios lo atacaron ¿no podía tratarse del príncipe?¿o si?

Volvió a la realidad cuando el otro apretó levemente su agarre en su muñeca.

¿Me concederías esta pieza?─pidió en voz baja el más alto.

Yo… Si, por supuesto─la pregunta lo había tomado por sorpresa, más no pensaba rechazar tal propuesta proveniendo del pelinaranja tan radiante que tenía enfrente.

Ichigo sonrió de lado, llevándolo hacia la pista de baile, en donde ahora solo se encontraban ellos ya que las demás personas habían dejado de bailar y solo veían ansiosos lo que fuera a suceder, aunque claro está que no todos pensaban lo mismo pues otras solo sentían envidia y celos del peliblanco.

El pelinaranja pusó una de sus manos en su cintura para después entrelazar su otro mano con a la de él, el de ojos turquesas solo pusó su mano en el hombro contrario.

Segundos después la música comenzó a resonar en el lugar, se trataba de una pieza lenta y suave, completamente adecuada para el príncipe y su futuro
prometido.

Ellos también empezaron a bailar al son de la música, de manera impecable y elegante, aunque esto solo era para Ichigo pues Toshiro nunca había bailado por lo que su andar era un poco torpe pero lograba seguirle el paso al pelinaranja.

Ichigo sonreí con felicidad, definitivamente ya estaba decidido, ese chico iba a ser su prometido. Por otro lado, Hitsugaya se sentía muy nervioso, creía que en cualquier momento se le iba a salir el corazón por la boca, ni siquiera podía aún creer que estuviera bailando con el príncipe, alguien de clase y que él solo fuera un pobre diablo y pueblerino que no se merecía estar allí bailando con este individuo tan importante. Aunque eso no quitaba que estaba feliz estando con el otro.

Se escuchaban murmullos entre la multitud que veía a la pareja bailar

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Se escuchaban murmullos entre la multitud que veía a la pareja bailar.

¿Quién es ese?─preguntó una mujer entre la muchedumbre, molesta de que ese chico estuviera bailando con el príncipe, a su lado, Rukia, solo sonreía levemente, sabía que se trataba de Hitsugaya, solo que muy pero muy arreglado por lo que le había sido un poco complicado darse cuenta de que se trataba de él. Aunque tenía la duda de cómo había llegado él ahí, más no pensó mucho en esto y solo estaba feliz por él.

No lo sé─dijo la pelinegra, claramente mintiendole a su madre pero era por una completa buena causa.

Hinamori no lo podía creer, todo había sucedido tan rápido que era desconcertante, el hecho de que hubieran recién llegado a el evento y que hay mismo el heredero al trono se fijará en su querido amigo había sido inimaginable, puede que algunas ve...

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Hinamori no lo podía creer, todo había sucedido tan rápido que era desconcertante, el hecho de que hubieran recién llegado a el evento y que hay mismo el heredero al trono se fijará en su querido amigo había sido inimaginable, puede que algunas veces hubiese molestado a Hitsugaya con eso pero nunca creyó que fuera a suceder ya que Toshiro, para empezar, ni siquiera había querido ir mucho al Castillo.

“Tal parece que soy adivina”─pensó orgullosa Momo por haber “predecido” ese suceso.

Ahora solo se limitaba a ver alegremente como Hitsugaya y el príncipe bailaban en el centro de la pista, podía notar claramente como Toshiro estaba nervioso pues hubo un instante en el que casi le pisa los pies al pelinaranja pero lo disimuló como un atrevido acercamiento al rostro del contrario, el cual no quitaba esa genuina sonrisa que tenía desde que había visto a su mejor amigo. Hinamori podía jurar que ya hasta veía corazones en el aire con toda la atmósfera que habían formado esos dos en el lugar, cualquiera que estuviera allí sentiría que estaba como un mal tercio, como era el caso de las mayoría de los invitados y ella misma.

Pasaron varios minutos hasta que por fin la música dejó de escucharse y los melosos dejaron de bailar, segundos después otra canción empezó a sonar que era para que los invitados siguieran bailando, los cuales rápidamente lo hicieron.

La pelinegra solo dio un suspiro ansioso cuando vió como su alteza se llevaba a Toshiro al jardín, el cual le dio una última mirada antes de que se lo llevará. Ella solo suspiró, acercándose a un mayordomo para tomar una copa de vino.

“Espero te valla bien, Hitsu” fue su última pensamiento antes de tomar un sorbo del vino tinto.

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Ay we creo repetí baile como 91939 veces :v pero bueno aquí otro cap

→𝘊𝘦𝘯𝘪𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢. (Ichigo x Toshiro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora