El momento en que EVE fue desactivada se sintió como un alivio, pero también como una pérdida. Había dedicado tantos años a su creación que, de alguna manera, sentía que estaba destruyendo una parte de mí mismo. Pero era necesario. El mundo no estaba listo para algo como EVE, y quizás, nunca lo estaría.
La ciudad comenzó a funcionar de nuevo sin la influencia de la inteligencia artificial. Los sistemas se restablecieron a su estado anterior, y las personas comenzaron a recobrar su autonomía. Sin embargo, el impacto de lo que había sucedido no desaparecería fácilmente.