¿Quién me iba a decir que acabaría estudiando en España?
Siempre quise vivir allí. Tenía muchísima envidia de Ame. Ella podía cumplir mi sueño. Y ahora, soy yo el que estaba viviendo con ella en España. Iba a estudiar allí. ¿No os parece un sueño? Seguro que la primera vez que me visteis, ninguno os habríais imaginado esto.
Las vacaciones de navidad ya habían acabado y por fin llego mi primer día de instituto. Estaba nervioso. Era nuevo, todos habían tenido medio curso para tener nuevas amistades e iba a aparecer yo ahí de repente. Yo no soy muy sociable. Me cuesta mucho hacer amigos. No es porque sea un borde ni nada por el estilo. Solo es que soy algo...tímido. Además de que casi todo el mundo me ignora porque soy muy raro. Ya lo habéis comprobado. No sé dar consejos, soy histérico, tengo putos ataques de ira y pánico cada dos por tres, grito mucho, me encanta España... Os hacéis a la idea ¿verdad?
El caso es que yo estaba allí, en el portal de mi nueva casa, sin saber a dónde ir porque aún no sabía cómo llegar al instituto. Era principios de enero. Esa misma noche había nevado bastante y tuve que volver a por el abrigo. Hacía muchísimo frío, de esos que te hacen replantearte volver a casa y quedarte al lado de la estufa. Me temblaba todo. No por el frío. Por los nervios. Eran las ocho menos diez de la mañana. No quería llegar tarde ¿vale? No empecéis a quejaros. Además en Japón llevaba uniforme, pero aquí por lo visto no es así y tuve que decidirme para ver que ropa ponerme. Acababa de volver de vacaciones y aún no había asimilado el tener que volver al instituto. Era raro... ¿Y si volvía a casa? ¿Y si volvía a Japón? No, Yuri. Tienes que terminar la ESO de una maldita vez. No es para tanto. Ya lo has vivido una vez. Esta vez no va a ser igual... ¿o sí? ¿Y si había de nuevos otros gilipollas que me quisieran hacer la vida imposible? ¿Qué iba a hacer yo?
-¿Listo?-Ame apareció de pronto, disolviendo todos mis pensamientos como si fueran una nube de polvo.
-Más o menos...
-Qué ilusión- dijo sarcásticamente. Me dio un repaso con la mirada y me revolvió el pelo con una pequeña sonrisa en sus labios-.Oye pajarillo, no te preocupes, yo vendré a dejarte y te vendré a recoger todos los días. Así que si hay algún capullo que te moleste, yo me encargo.
-Que agresividad-reí y ella comenzó a andar. Me esforcé por ponerme a su altura y la seguí mientras intentaba guardar en mi memoria toda la ruta que estábamos haciendo-. ¿Sabes? Hace mucho que no me llamas así.
-¿Cómo?
-Pajarillo, como mamá y papá. Pensé que los motes de hermana mayor no eran lo tuyo...
-Y no lo son-me interrumpió algo avergonzada-. Sólo se me escapó.
-Ya, ya-sonreí. Me pegó un codazo en las costillas y me quejé, dolorido. Sí que tiene fuerza cuando quiere. Llegamos al instituto, que estaba repleto de muchísima gente. Estudiantes por todas partes. Hijos despidiéndose de sus padres desde el coche, algunos más cariñosos que otros, o con un simple adiós (o ni eso). Adolescentes jugando con una pelota en la entrada. La mayoría con su grupo de amigos o acompañados por sus amigos más íntimos, hablando de sus cosas, riéndose como niños y haciéndose bromas los unos a los otros. Muchos estaban con el móvil grabando videos para luego subirlos... Todos estaban eufóricos por ver de nuevo a sus compañeros, pero estaba claro que todo el mundo se estaba quejando de la vuelta al instituto, entre otras cosas. Pero lo más popular y lo más comentado era la pereza de volver a dar clases, que las vacaciones habían sido muy cortas o que tenían que verles la cara a profesores o personas que odiaban. Yo miraba hacia el frente. Pensaba dos cosas: Primera ¿Cómo voy a sobrevivir yo a esto? Y la segunda ¿Cómo voy a encontrar yo a Abel?
Vale, lo segundo era evidente.
Mi hermana me miró y me dio dos golpecitos en la espalda.
-Venga, que es solo medio curso-bromeó. Me volvió a revolver el pelo con fuerza a modo de despedida y se largó-.Suerte. Ya sabes, cualquier cosa, a todos menos a mí.-Sonreímos al unísono y se fue para su instituto. Sí, no estudiábamos en el mismo instituto. Eso podía ser una ventaja o un inconveniente. Según como lo veáis.
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Un ángel
Teen FictionYuriko hace un viaje inolvidable por su cumpleaños a su país favorito, España. Pero, gracias a su torpeza y penoso sentido de la orientación se pierde en plena Navidad en el centro de Madrid. Creyendo que no lo podía pasar peor, se mete en problemas...