12

596 84 53
                                    

La palabras de aquel castaño habían echo eco en la cabeza de Enid, los días pasaban y pensó que solo con distraerse podría olvidarse de aquella plática, y a pesar de que creía que el hombre tenía un punto de vista bastante bueno, no podía evitar sentirse inquieta.

No es que realmente estuvieran haciéndolo mal, ¿verdad? Beomgyu no era el tipo de persona que iría a decirle las cosas por otro a la pareja, pero eso no quitaba la duda que se había instalado en su mente.

Wednesday le había hecho una videollamada, hablando tranquilamente sobre su día. Enid intentó actuar normal. Pero fue difícil. Estaba incómoda, los ojos oscuros y penetrantes de Wednesday, su forma de mirarla como si pudiera ver a través de ella.

—¿Todo bien? —preguntó Wednesday, alzando una ceja, notando algo fuera de lugar.

Enid sonrió, aunque sintió que su corazón daba un vuelco.

—Sí, claro. Solo he tenido unos días ocupados —respondió rápidamente.

Wednesday no dijo nada, simplemente la observó en silencio durante un segundo más antes de seguir con la conversación, pasando a otro tema casual. Sin embargo, Enid no podía sacarse de la cabeza ese pequeño detalle: El picnic con Beomgyu había tenido más confesiones de las esperadas. Sentía que todas las palabras que siempre estuvo escuchando por fin conectaban en su cabeza, pero le preocupaba más ocultarle a Wednesday lo que desde un inicio era solo algo de ellas.

"Es horrible que te oculten las cosas", pensaba, pero es aún peor que te oculten, esa era la constante guerra entre su corazón y sus pensamientos, ¿Qué debía de hacer?

Hoy era el día en que tendría que aclarar las cosas con Wednesday, hoy se armaba de valor.

Habían quedado en salir, su lugar favorito para pasar el día, sin terceros, sin fotógrafos, sin influencers de por medio, amaban tanto ser solo ellas, sin nadie que esté diciéndoles que camino debe llevar la especie de relación que tuvieran.

—Sácalo... sácalo ya —susurró Enid, su voz algo temblorosa.

Wednesday frunció el ceño, sin despegar los ojos de los de Enid, una mirada traviesa.

—¿Estás segura? —preguntó, su tono bajo y casi burlón, inclinándose un poco hacia ella.

—Sí, duele, Wednesday... sácalo —repitió Enid, cerrando los ojos por un segundo, sintiendo el calor subiendo a sus mejillas.

Wednesday, con una media sonrisa, extendió la mano lentamente, sus dedos rozando la piel de Enid con suavidad, antes de detenerse.

—Sabes que esto no es cualquier cosa, ¿verdad? —dijo Wednesday, con esa voz que siempre lograba encender cada rincón del corazón de Enid.

Enid asintió, mordiendo su labio inferior, su respiración acelerándose levemente.

Wednesday tomó la mano de Enid y, con un movimiento delicado pero firme, retiró el anillo que parecía estar ajustado con más fuerza de lo debido en el dedo de Enid. Al sacarlo, se lo mostró, su mirada fija en ella, cargada de una mezcla de ternura y deseo.

—Mejor, ¿verdad? —dijo Wednesday con una sonrisa, mientras jugaba con el anillo entre sus dedos.

Enid soltó una pequeña carcajada aliviada, aliviando la tensión de la situación.

—Sí, pero no vuelvas a ponerme uno pequeño—bromeó, tomando el anillo de vuelta y examinándolo en su mano—. Aunque... —miró a Wednesday, ladeando la cabeza— no me importaría si fuera en el dedo correcto la próxima vez.

Wednesday arqueó una ceja, sus ojos oscuros brillando bajo la luz de las estrellas.

—Claro que si, pero necesitaba la medida exacta de tu dedo —susurró Wednesday, sin apartar la mirada de Enid—. Y además, Enid Sinclair... cuando llegue ese momento, no va a ser solo por juego.

One and Only - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora