14

450 68 25
                                    

—¿Me puedes volver a contar sobre esa cita que tuvieron en un acuario? —preguntó Beomgyu, con una sonrisa curiosa, recostadose en las piernas de Enid.

Y como un torbellino de nostalgia los recuerdos volvieron, y como siempre, la imagen de Wednesday apareció con fuerza, como si todo hubiera ocurrido apenas ayer.

—Bueno, todo empezó aquel día cuando fuimos al acuario... —murmuró, mientras la escena comenzaba a cobrar vida en su mente—. Pero para ser honesta, ya llevábamos meses conociéndonos, nuestra historia empezó mucho antes, desde que estuvimos en la misma escuela de artes.

Ese día los chicos de fotografía necesitaban entregar un proyecto y Wednesday entre ellos estuvo buscando inspiración para su última sesión fotográfica. Nunca le gustaba lo obvio, siempre prefería encontrar la belleza en lo inesperado. Y, para ella, lo más hermoso del mundo no estaba en un paisaje o en un objeto, sino en una persona. Enid Sinclair.

—Hoy necesito capturar algo real, algo que me haga sentir... —dijo Wednesday, mirándola mientras sus ojos seguían observando la gran vitrina con mantarrayas, se giró para encontrarse con esa mirada intensa que siempre conseguía enamorarla.

—¿Qué tienes en mente? —respondió Enid, tratando de sonar casual mientras una pequeña sonrisa se formaba en sus labios.

—A ti —respondió Wednesday sin vacilar, sus ojos oscuros clavándose en los de Enid. Se acercó lentamente, acortando la distancia entre ambas—. Eres lo más hermoso que he visto en este mundo.

Enid sintió un calor treparle por el cuello hasta las mejillas. Cada vez que Wednesday hablaba de esa manera, era como si el mundo a su alrededor desapareciera y solo quedaran ellas dos. Wednesday levantó una cámara, la misma que solía llevar a todos lados, y la colocó entre ellas, apuntando directamente al rostro de Enid.

—¿Lista para ser capturada? —preguntó, mirándola con una gran sonrisa que ni el sol podía tapar.

—¿Y si no quiero ser capturada? —Enid sonrió, mordiéndose ligeramente el labio inferior, sabiendo perfectamente el efecto que tenía sobre Wednesday.

Wednesday no dijo nada. Simplemente ajustó la lente de la cámara mientras su mirada vagaba por el rostro de Enid, tomando cada detalle como si quisiera inmortalizarla en su memoria antes de hacerlo en una fotografía. Luego, sin previo aviso, se inclinó lo suficiente como para que sus labios rozaran la mejilla de Enid.

—Ya lo estás —susurró, su aliento cálido enviando una oleada de escalofríos por la piel de Enid.

Había una notable conexión entre ellas, una guerra de caricias sutiles que llevaban meses practicando sin palabras, dejando que sus cuerpos hablaran en su lugar.

—¿Por qué siempre haces esto? —preguntó Enid, con la voz ligeramente temblorosa.

—¿Hacer qué? —respondió Wednesday, con una sonrisa apenas perceptible mientras apartaba la cámara y dejaba que sus dedos se deslizasen por la piel de Enid, ahora trazando su cuello con suavidad.

—Hacerme sentir así... tan expuesta.

Wednesday dejó la cámara a un lado y envolvió su brazo alrededor de la cintura de Enid, atrayéndola hacia sí con una delicadeza casi inesperada. Sus ojos seguían clavados en los de Enid, como si estuviera estudiando cada reacción, cada pequeño movimiento.

—Porque tú eres mi obra de arte favorita. No necesito buscar más allá para encontrar lo que quiero capturar —dijo Wednesday en un tono bajo, con sus ojos fijos en los de en ella, su corazón latía más rápido, hasta que finalmente, bajó la vista, avergonzada.

One and Only - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora