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Lo esperaba, lo sabía, Scourge nunca podía aceptar las cosas como eran, siempre tenía que rebelarse. Caminaba por los pasillos del hotel con la vista fija en el reloj, ansioso. Había pagado solo para quedarme unos minutos, esperando que Miles llegara lo antes posible con todo el equipo médico que me pidió que comprara. Sabía que necesitábamos esas cosas para lo que vendría después, pero mi paciencia siempre ha sido limitada, y ahora no era la excepción. El aeropuerto estaba cerca, y no podíamos quedarnos mucho más. Todo estaba calculado, como siempre.

Cuando volví al cuarto, lo encontré dormido, tal como lo dejé. Scourge, siempre tan confiado, sin idea de que estaba justo donde lo quería. El sedante seguía haciendo efecto, aunque sabía que no duraría mucho más. Cerré la puerta con seguro y dejé las bolsas a un lado, todo listo para cuando Miles llegara. Pero primero tenía que asegurarme de que este idiota no se convirtiera en un problema. A pesar de su poder, era fácil controlarlo. Siempre lo ha sido. Yo soy el alfa, él es el omega, y no importa cuánto luche o se queje, en el fondo lo sabe. Lo domino porque puedo, y porque a él, aunque lo niegue, le gusta.

Me acerqué a él despacio, observándolo. El collar inhibidor brillaba en su cuello, ese pequeño dispositivo que lo mantenía a raya. Con él, Scourge no es más que un simple mortal. Pero no lo necesito, yo mismo puedo controlarlo. Somos dos partes de una misma moneda; la conexión que tenemos, aunque él la deteste, lo vuelve dependiente de mí. Sus celos, su odio, todo lo que siente por mí lo consume, y eso es justo lo que me da poder.

Introduje el código en el collar y lo quité. Sabía que Scourge no tardaría en despertar, y justo como lo predije, comenzó a moverse, aún desorientado por el sedante. Pero en cuanto sus ojos se enfocaron en mí, su mirada cambió. El miedo, la rabia, el pánico... Todo mezclado en un estallido emocional que lo hace tan predecible.

- ¡No te acerques a mí! - gritó, levantándose como pudo de la cama y dándome una cachetada. ¿De verdad cree que eso va a afectarme? Lo observé mientras tambaleaba, su cuerpo aún débil por la droga, pero no le impedía gritarme. Siempre ha sido dramático, y eso me resulta irritante, pero también útil.

- ¡Eres un mentiroso! - continuó, su voz llena de rabia.

Fruncí el ceño, intentando mantener la calma.

- ¿De qué demonios me estás hablando? - pregunté, tomando mi mejilla con seriedad

- ¡Te vi besar a Zhadow en el sótano! ¡Lo vi con mis propios ojos! - gritó, su voz rota, cargada de resentimiento - Tú puedes estar con quien quieras, pero yo no. ¡Eres un celoso de mierda! - Me miraba como si yo fuera el único responsable de su miseria.

Ridículo

- No seas imbécil. Yo no lo besé, él me besó. Es muy diferente

- aja si claro, no soy idiota, pendejo!! - gritó, sin escucharme, y tomó un florero para lanzármelo. Lo esquivé fácilmente, por supuesto. No me conoce lo suficiente si cree que eso me va a detener.

- ¡Ya basta! - le grité, acercándome para sujetarlo por los brazos - ¡Cálmate de una vez, idiota! - Pero en lugar de calmarse, comenzó a forcejear aún más.

- ¡Suéltame! ¡Voy a matarte esta vez, Zonic! - Su voz era pura furia, pero no me importaba. Sé que no lo dice en serio. Scourge siempre amenaza, pero nunca actúa. Porque, en el fondo, no puede.

- ¡Ah, sí! ¿De verdad crees que puedes? - le respondí, antes de darle una cachetada fuerte. Tenía que calmarlo, y eso generalmente funcionaba, aunque esta vez no tanto. Me pateó, intentando herirme, pero no logró más que hacerme enojar más.

Finalmente, ya cansado de sus rabietas, lo agarré por el cuello y lo estrellé contra la pared. Ahí lo tenía, completamente a mi merced. Lo veía luchar por respirar, sus manos arañando mi brazo, pero no tenía fuerza suficiente para soltarse. Estaba enojado, claro, pero también asustado. Y eso me gustaba.

🥀• VoZ SiLeNciOsA • 🥀[Zonourge] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora