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Zhadow despertó lentamente, su cuerpo pesaba y un dolor agudo latía en su cabeza. Todo era confuso, como si su mente estuviera envuelta en niebla. Intentó moverse, pero sus brazos estaban inmovilizados, y al abrir los ojos, su vista borrosa se topó con cadenas que ataban sus muñecas, conectadas al techo. Intentó tirar de ellas, pero fue inútil. El frío metal mordía su piel, y el dolor en su cabeza era insoportable. Sentía algo húmedo en su frente, y al tocarlo, notó que estaba sangrando. Se esforzó por recordar lo que había sucedido, pero su mente seguía nublada.

De pronto, una luz cegadora se encendió, inundando el sótano con un brillo crudo y opresivo. Zhadow entrecerró los ojos, intentando adaptarse a la claridad. Cuando finalmente pudo ver, lo que lo rodeaba lo dejó paralizado. Las paredes estaban manchadas con sangre seca, y el suelo estaba lleno de charcos oscuros y pegajosos. El aire estaba cargado con el olor nauseabundo de órganos en descomposición, y barriles oxidados y sucios estaban esparcidos por todo el lugar. Lo que más llamó su atención fue la fila de cuerpos disecados. Eran los criminales desaparecidos, convertidos en grotescas figuras de taxidermia, congelados en expresiones de dolor, horror y sufrimiento eternos.

-¿Qué... qué demonios es esto? -murmuró Zhadow, su voz temblando mientras intentaba asimilar la escena macabra.

El terror comenzó a apoderarse de él. Su respiración se aceleró y su corazón latía descontroladamente. Era demasiado para procesar. Y entonces, una verdad que había ignorado durante mucho tiempo golpeó su mente como un martillazo. Manic le había advertido sobre esto, le había dicho que Zonic no estaba bien, que algo oscuro y retorcido se escondía detrás de su fachada de líder justo. Pero Zhadow, cegado por su amistad, e incluso por el amor que sentía hacia Zonic, había rechazado esa idea. Quería creer que conocía a Zonic mejor que nadie. Pero ahora, todo se derrumbaba frente a él.

-¿Qué significa esto? -preguntó en voz baja, casi sin fuerzas, pero sabía que Zonic lo había escuchado.

Zonic entró más al sótano, sus pasos resonando en el suelo de concreto. Su expresión era... aterradora. Su rostro, que una vez le había transmitido confianza, estaba ahora distorsionado por una sonrisa escalofriante, y sus ojos... sus ojos eran fríos, sin rastro de la calidez que Zhadow conocía. Eran los ojos de un asesino.

-¿Qué significa? - repitió Zonic, su voz goteando sarcasmo mientras se acercaba más, su sombra alargándose con la luz - Oh, Zhadow, ¿realmente tienes que preguntar? Estás en mi patio de juegos. Estos son mis trofeos.

-¿T-trofeos? -La incredulidad de Zhadow era palpable. Su garganta se secó, y el terror comenzó a inundarlo más profundo. Lo que estaba viendo no podía ser real - No... No puede ser... ¿Esto es una broma? Tú no eres Zonic. No puedes serlo. ¡Di que no!

Zonic soltó una risa baja, pero a medida que avanzaba, esa risa se transformó en una carcajada desquiciada que llenó el sótano con un eco siniestro.

-¿Una broma? -dijo entre risas, burlándose abiertamente de la confusión de Zhadow-. ¿Te parece que esto es una broma? ¡Oh, Zhadow! Pensé que eras más listo, que podrías haberme descubierto mucho antes. Después de todo, eres un detective, ¿no? Pero supongo que siempre fuiste demasiado ciego, cegado por nuestra... "amistad". -Hizo una pausa, su sonrisa se ensanchó de una manera perturbadora - ¿O tal vez fue algo más que eso?

-Zonic, ¡basta! Esto no puede ser real... ¡No eres así! -gritó Zhadow, su voz quebrada por el miedo y la desesperación - Tú... tú no eres un asesino. ¡Esto tiene que ser algún tipo de trampa o engaño!

Zonic entrecerró los ojos, su sonrisa desvaneciéndose lentamente, reemplazada por una expresión de frialdad absoluta.

-Pensé que lo entenderías... eventualmente - murmuró, acercándose lo suficiente como para que Zhadow pudiera sentir su aliento en la cara - Te lo dije una vez, ¿lo recuerdas? Sobre cómo el sistema estaba podrido, cómo los criminales escapaban de la justicia una y otra vez. Te dije que algún día tendría que tomar el asunto en mis propias manos, que haría lo necesario para cambiar el mundo. Pero... ¿qué fue lo que dijiste ese día?

Zhadow temblaba, no solo por el miedo, sino también por la comprensión de lo que estaba por venir. Sus recuerdos lo golpearon con fuerza. Recordó la conversación. Recordó haberle dicho a Zonic que estaba loco por siquiera sugerirlo.

- Zonic... -susurró- Claro que lo recuerdo. Pero lo que decías era una locura. ¡Lo sigue siendo! No puedes... no puedes quitarle la vida a la gente de esta manera. ¡No tienes derecho!

Zonic sonrió de nuevo, esta vez con una frialdad tan intensa que hizo que el corazón de Zhadow se estremeciera.

-¿Derecho? -repitió lentamente, como si la palabra le resultara ridícula - Zhadow, ¿en serio? ¿Aún crees en "derechos"? Los que maté no eran inocentes. Eran escoria, basura que la sociedad permite que corra libre, causando dolor una y otra vez. El juez nunca hizo nada. Los agentes nunca hizo nada. Así que tuve que hacerlo yo. ¡Y mira los resultados! ¡Los crímenes han bajado, las calles son más seguras! ¡He hecho lo que la justicia no pudo!

Zhadow cerró los ojos, sus manos temblaban en las cadenas. Todo lo que Zonic estaba diciendo le revolvía el estómago. No podía creer que estuviera oyendo esas palabras salir de alguien a quien una vez consideró un amigo, a quien una vez... amó.

-Zonic, por favor... no sigas con esto. No tienes que hacer esto. Tú... todavía puedes detenerlo. Todavía puedes ser el Zonic que una vez conocí, el que luchaba por la justicia, no este... monstruo.

Zonic lo miró con desdén.

-Ese "Zonic" -dijo, su voz tan fría como un cuchillo-. Murió hace mucho. Este es quien soy ahora.

Con un movimiento rápido, Zonic caminó hacia un rincón del sótano, donde sacó un bidón de gasolina. Comenzó a verter el contenido por todo el suelo, alrededor de los cuerpos disecados y las manchas de sangre.

-¿Qué... qué estás haciendo? -preguntó Zhadow, alarmado - Zonic, no... ¡por favor!

-¿Qué crees que hago? - Zonic se encogió de hombros, derramando el líquido inflamable sin detenerse - Necesito borrar toda esta evidencia. Y tú, Zhadow... -Se giró, mirándolo directamente a los ojos- Eres un delator. No puedo dejar que te vayas de aquí con vida.

Zhadow sintió cómo la desesperación lo invadía. Luchó contra las cadenas con todas sus fuerzas, pero era inútil. La angustia lo consumía mientras veía a Zonic prender un fósforo, sosteniéndolo frente a él con una sonrisa perturbadora.

-Zonic... -susurró con voz temblorosa- Te lo ruego... no hagas esto. Yo... yo te amo. Si te hubiera apoyado desde el principio... ¿me habrías amado también?

Zonic lo observó en silencio durante un momento, luego dejó caer el fósforo al suelo, dejando que el fuego comenzara a prenderse lentamente. Caminó hacia Zhadow y lo miró de cerca.

-Amar... - dijo Zonic, casi como si estuviera probando la palabra - Ya tengo un juguete nuevo, alguien más fuerte que tú. Lo siento, Zhadow.

-¡No, por favor! -gritó Zhadow desesperado - No me dejes... no diré nada, lo juro. ¡Por favor!

En un intento desesperado, Zhadow lo besó, esperando que eso lo detuviera, que reviviera algo del Zonic que conocía y amaba. Pero el beso fue su error. De repente, sintió un dolor punzante en su vientre. Zonic lo había apuñalado, no una, sino varias veces. Zhadow gritó de agonía, viendo cómo la sangre fluía de sus heridas.

-Ves, Zhadow... - dijo Zonic, levantando la navaja ensangrentada - No aguantas nada. Nos veremos en el infierno, "mejor amigo".

Sin embargo, justo en ese momento, el ruido de una maleta cayendo interrumpió la escena. Zhadow levantó la vista débilmente, y allí, en lo alto de las escaleras, estaba Scourge. El erizo verde observaba, horrorizado, lo que acababa de presenciar.

Zhadow, con su vista nublada, apenas alcanzó a susurrar:

- Scourge....

Scourge, vio el beso minutos antes entre Zhadow y Zonic, no esperó una explicación. Corrió escaleras arriba, fuera de la casa. Zonic, al darse cuenta, soltó una maldición y salió corriendo tras él, dejando solo al azabache. El fuego comenzó a consumir lentamente el sótano mientras Zhadow, herido y atado, observaba cómo las llamas comenzaban a rodearlo.

-Manic... perdóname - susurró antes de que el dolor lo arrastrara de nuevo a la inconsciencia.




🥀• VoZ SiLeNciOsA • 🥀[Zonourge] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora