Epílogo

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Un nuevo amanecer

El sol despuntaba en el horizonte, derramando su luz dorada sobre las tierras de la Ciudadela y el Reino de la Sombra. Los días de oscuridad y caos habían quedado atrás, pero sus cicatrices aún marcaban el mundo. Ambos reinos, aunque en paz, continuaban con las secuelas de la guerra contra el Nexo. Sin embargo, algo había cambiado: una nueva esperanza surgía en el horizonte.

Luz y Amity se encontraban en una colina que dominaba el paisaje. Los templos del Nexo, ahora sellados y vigilados por una alianza de ambas facciones, ya no representaban una amenaza inmediata, pero sabían que su trabajo aún no había terminado. Había aprendido que el equilibrio entre la magia y la tecnología, entre la luz y la oscuridad, no podía ignorarse ni desestimarse.

-Es extraño, ¿no? -comentó Amity, rompiendo el silencio-. Después de todo lo que ha pasado, aquí estamos. Juntas.

Luz, que había recuperado parte de su fuerza pero seguía sintiendo los efectos del sacrificio, asintió con una ligera sonrisa.

-Nunca habría imaginado que estaríamos en este lugar, de esta forma -respondió, mirando el paisaje con ojos renovados-. Pensé que sería el final para mí.

-Para mí también lo parecía -admitió Amity, con una mirada que reflejaba tanto tristeza como gratitud-. Pero aprendí algo importante: no se trata solo de ganar la guerra, sino de lo que hacemos con el mundo que dejamos después.

Luz permaneció en silencio por un momento, sintiendo la calidez del sol en su piel. Por primera vez en mucho tiempo, no sentía el peso de la oscuridad en su interior, aunque sabía que siempre llevaría consigo una parte de esa sombra.

-Los reinos están cambiando -dijo Luz finalmente-. Y es nuestro deber guiarlos. No podemos permitir que lo que hemos construido aquí se derrumbe por el miedo o el odio.

Amity la miró con una mezcla de admiración y cariño. Había aprendido a respetar y valorar a Luz, no solo por su poder, sino por su sacrificio y su humanidad. Juntas, habían superado lo imposible, y aunque el futuro seguía siendo incierto, sabían que podrían enfrentarlo.

-Y lo haremos -afirmó Amity, tomando la mano de Luz con decisión-. El pasado ya no nos define. Lo que hagamos ahora es lo que importa.

Mientras ambas observaban cómo el sol se alzaba completamente en el cielo, supieron que su misión estaba lejos de terminar. Nuevas amenazas podrían surgir, nuevos desafíos que enfrentar. Pero ahora, juntas, estaban listas para cualquier cosa que el destino les arrojara.

El Nexo había sido derrotado, pero su legado de poder y peligro seguiría resonando en el mundo. Luz y Amity, cada una con su propio camino, habían encontrado en la otra una compañera, una igual. Y aunque las cicatrices de sus batallas nunca desaparecerían del todo, sabían que estaban destinadas a hacer algo más grande, algo que dejaría una huella duradera en ambos reinos.

Con el sol sobre ellas, avanzaron hacia el futuro, sabiendo que, pase lo que pase, lo enfrentarían juntas.

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Fin.

Entre las sombras y la luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora