Entre las sombras y la luz

Los templos olvidados

Luz y Amity, acompañadas por un pequeño grupo de tecnomantes y hechiceros selectos, partieron hacia los confines más oscuros del Reino de la Sombra. Los templos antiguos de los que hablaba Amity eran estructuras prohibidas, construidas hace siglos por hechiceros que practicaban una magia tan peligrosa que incluso los propios magos la sellaron y la ocultaron. Luz había oído hablar de ellos en su entrenamiento, pero nunca había tenido la necesidad o el deseo de visitarlos.

El viaje fue largo y arduo. El clima se tornaba más oscuro a medida que se adentraban en las profundidades del Reino, y las energías mágicas se sentían más pesadas y densas. El grupo viajaba en silencio, cada uno concentrado en sus propios pensamientos y en la gravedad de lo que estaban a punto de enfrentar.

—¿Estás segura de que podremos encontrar algo útil aquí? —preguntó Amity mientras caminaban entre árboles retorcidos y un suelo cubierto de raíces antiguas.

—Nada está garantizado, pero estos templos son legendarios por contener secretos que pocos conocen. Si hay algo relacionado con la mezcla de magia y tecnología, podría estar aquí —respondió Luz, manteniendo la guardia alta.

Finalmente, tras días de viaje, llegaron a una llanura oscura donde el primer templo se alzaba imponente ante ellos. Era una estructura masiva de piedra negra, con inscripciones en una lengua antigua que solo los magos más sabios podían descifrar. El aire a su alrededor era espeso con magia oscura y latía como si el propio templo tuviera vida.

Luz se adelantó, sintiendo una mezcla de respeto y miedo ante la magnitud de la magia que envolvía el lugar. Amity, por otro lado, miraba el edificio con asombro y fascinación. Para ella, este lugar era una mina de conocimiento, una oportunidad de entender más sobre cómo la magia y la ciencia podían estar conectadas.

—Es aquí donde empieza la verdadera búsqueda —dijo Luz, mirando a Amity—. Pero ten cuidado. Estos templos no son solo ruinas. Están vivos, y no les gusta que los perturben.

Ambas se adentraron en la oscuridad del templo, sabiendo que cualquier paso en falso podría significar el fin.