Lee Won se considera una persona normal, claro, si apartamos que su padre es el exlíder de una organización criminal y que su esposo es el Zar de Rusia.
-Caesar, ¿a dónde te diriges? Son las 1:00 am -preguntó Lee Won, notando que su esposo se ponía...
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Al día siguiente, el ambiente estaba cargado de una palpable tensión: mañana sería la gran gala, y nadie podía prever lo que el destino tenía reservado para los protagonistas. Lee Won se encontraba en la cocina, sosteniendo una taza de café y perdido en sus pensamientos, cuando un sonido lo sacó de su ensoñación. Alguien estaba tocando la puerta, aunque él no esperaba visitas.
—¿Quién es? —murmuró Lee Won, acercándose con cautela mientras sostenía una pistola en la mano.
Abrió la puerta solo lo suficiente como para asomarse a través de una pequeña rendija. Al reconocer al visitante, su expresión de cautela se transformó en una de irritación.
—¿Qué haces aquí, Vladimir? —preguntó Lee Won con tono áspero, cruzando los brazos y fulminando con la mirada al recién llegado.
—¿Para qué crees, abogado? —respondió Vladimir, con sarcasmo e irritación en la voz.
—Pasa, antes de que me arrepienta —dijo Lee Won, abriendo la puerta con evidente desdén.
Una vez que ambos se acomodaron en los sillones, el silencio se instaló entre ellos. La incomodidad era palpable; ambos parecían medir cada uno de los movimientos del otro, tensos en la presencia mutua. Finalmente, Lee Won rompió el silencio.
—Estoy seguro de que no viniste solo para hablar de la gala, así que ve directo al grano —dijo Lee Won, cruzando las piernas y tomando un sorbo de café.
—Vine a proponerte una alianza temporal —dijo Vladimir, observando con cautela los movimientos de Lee Won, como si intentara descifrar sus pensamientos.
—¿Una alianza temporal? —murmuró Lee Won, sorprendido. Dejó la taza en la mesa y enfocó su atención en Vladimir.
—Así es. Es obvio que Seele está planeando algo, y necesitamos unir fuerzas para anticiparnos a sus planes por eso. Propongo una alianza; una vez que ambos hayamos cumplido nuestros objetivos en la gala, esta se disolverá y volveremos a ser lo que siempre hemos sido: enemigos —dijo Vladimir, directo y sin rodeos, mientras clavaba la mirada en los ojos de Lee Won, quien parecía sumido en sus pensamientos.
—¿Qué garantiza que ninguno traicionará al otro? —preguntó Lee Won con un semblante serio y calculador. Sabía que en una alianza cualquier cosa podía suceder, y la traición era una posibilidad constante. Estaba plenamente consciente de los riesgos de unir fuerzas con su rival y sabía que debía ser extremadamente cauteloso.
—Dudo mucho que alguno intente traicionar al otro —respondió Vladimir, cruzándose de brazos y bajando ligeramente la cabeza en señal de respeto—. Ambos tenemos cuentas pendientes con Seele, y desatar un conflicto entre nosotros ahora solo nos convertiría en un blanco fácil para él.
