Lee Won se considera una persona normal, claro, si apartamos que su padre es el exlíder de una organización criminal y que su esposo es el Zar de Rusia.
-Caesar, ¿a dónde te diriges? Son las 1:00 am -preguntó Lee Won, notando que su esposo se ponía...
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Son las 10:00 p.m. en Rusia. Lee Won se encontraba irradiando felicidad ya que después de 4 largas semanas podría ser dado de alta y salir del hospital junto a su hijo Fyodor para por fin ir a casa.
Durante estas 4 semanas, Lee Won fue visitado por su familia y por sus amados hijos, Kira y Alexey.
—¡Qué emoción, por fin iré a casa!—pensó lleno de ilusión cuando de repente alguien interrumpió sus pensamientos.
—Pensé que te gustaba estar aquí, ya que vienes casi diariamente—dijo el Zar entrando a la habitación con glamour.
—Claro que no, este lugar me trae buenos y malos recuerdos... Además, sabe raro la comida aquí—dijo con el ceño fruncido y con disgusto.
Luego, Caesar y Lee Won se dirigieron al lugar donde los esperaba su hijo Fyodor, quien estaba siendo atendido por enfermeras y protegido por guardaespaldas. Después de hacer el papeleo, finalmente se dirigían a casa, a su dulce hogar. Caesar abrió la puerta para que Lee Won entrara junto a Fyodor, a quien llevaba en brazos. El bebé empezó a moverse.
—¡Caesar! Fyodor se está despertando—dijo con la emoción reflejada en sus ojos, mientras Caesar admiraba la escena.
—¿Q-qué?—dijo sorprendido, ya que el bebé que tenía en sus brazos tenía los ojos marrones, no celestes como las otras veces que lo vio. Ese no era su hijo.
—Mi hijo...—dijo para luego salir del auto, dejando al bebé llorando atrás, siendo perseguido por Caesar al ver que este se dirigía al hospital.
Mientras Lee Won corría hacia el hospital para recuperar a su hijo, un grupo los observaba de lejos.
—Dígale a la Srta. Hitomi que tenemos al niño—dijo una beta, sintiendo el aura asesina de Caesar y la frustración de Lee Won, para luego dar la señal de irse del estacionamiento.
.....
—Jefa, tenemos al bebé—dijo una voz suave y sencilla.
—Me alegro. Qué bueno que siempre puedo confiar en ti, Hitomi—dijo una alfa morena, de cabello castaño, con heterocromía y rasgos alemanes, mirando a la beta de cabello negro y rasgos japoneses.
—No merezco que me llame así, Jef...—la beta no terminó de hablar, ya que fue interrumpida por la alfa.
—Deja de decirme jefa, es muy formal. Dime por mi nombre, Astrid—dijo con una voz dominante.
—Me vengaré por lo que le hizo el Zar a mi hermanito...—dijo para luego reírse a carcajadas, mientras Caesar amenazaba con destruir el hospital si no le devolvían a su hijo.
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-Hola!!como están volví me demorare con el próximo capitulo, les quería informar que estaré corrigiendo los capítulos anteriores.
-Creo que mejore en mi forma de escribir que opinan?
