Jungkook se mantenía firme en el centro del salón de entrenamiento, rodeado por los peones que observaban con ojos vacíos, carentes de vida propia, pero letales en cada uno de sus movimientos.
Eran creaciones mágicas, pero eso no disminuía la amenaza que representaban para su cuerpo, como cada día, los peones empuñaban sus espadas afiladas o armas de guerra, listos para atacar como era debido; a lo lejos, las antorchas parpadeaban, proyectando sombras danzantes sobre las paredes de piedra fría que tenían algo más que mera pintura blanca.
Inhaló profundamente cuando notó que sus manos temblaban ligeramente, no por miedo, sino por la adrenalina que corría por su cuerpo debido al evidente reto físico; su vida, en cierto modo, pendía de un hilo, y cada carta o movimiento que realizara, podría ser la diferencia entre vivir o morir en pleno intento, aunque claro, su madre no le daría esa ultima opción, mucho menos cuando quería que él reinara bajo su absoluto control.
Llevó la mano a su bolsillo interior y sacó su mazo de cartas de póker, un conjunto de simples naipes para los ojos inexpertos, pero para él, eran armas letales con las que tuvo que aprender a sobrevivir, cada una cargada con un tipo de magia antigua y algo volátil. Todavía no los dominaba por completo, pero no tenía otra opción.
El rey de corazones brillaba débilmente entre sus dedos, con un movimiento rápido, lanzó la carta al aire. Un círculo de energía se expandió alrededor de él, creando una barrera momentánea que lo rodeó con un brillo dorado.
Los peones se movieron primero, sus pasos resonando sobre el suelo de piedra, y en cuestión de segundos, avanzaron en oleadas coordinadas, demasiado rápidos para que el ojo humano promedio pudiera seguirlos.
Jungkook entrecerró los ojos. Saltó hacia atrás con la agilidad de un felino, apenas tocando el suelo antes de evadir una espada que cortó el aire donde había estado segundos antes. Pero fue demasiado tarde para esquivar un golpe que logró alcanzarlo.
Sintió el dolor agudo en su costado cuando una lanza rasgó su piel. Se negó a gritar, apretando la mandíbula con fuerza, "Concéntrate, maldita sea", murmuró entre dientes con un leve jadeo que acompañaba el flujo errático de su respiración. No podía permitirse otro error.
Mientras los peones seguían acercándose, su mano derecha trazó un patrón en el aire, preparando su siguiente jugada.
Con un giro rápido de muñeca, lanzó el as de picas al suelo, la carta brilló antes de explotar en una nube negra que engulló a dos peones, desintegrándolos en polvo oscuro. Fue una verdadera lastima no tener el tiempo suficiente de saborear esa pequeña victoria antes de que otro peón lo atacara por el flanco. Reaccionó apenas a tiempo, desviando el golpe con el dorso de su mano, sintió el impacto resonar en sus huesos, sus nudillos crujiendo por la fuerza, pero se mantuvo firme, sin perder el equilibrio o quejarse debido al dolor.
El sudor comenzó a gotear de su frente, cada músculo de su cuerpo ardía por tanto esfuerzo. El cansancio comenzaba a apoderarse de él, pero no podía ni debía pensar en detenerse.
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Las rosas rojas. 𐤀KookV.
Fanfiction-Amarte es la condena que me llevará a mi fin, pero deseo que seas mío, aunque eso implique entregar mi alma al mismo infierno- Historia 𐤀KookV. ^^