Capítulo 9: Kintsugi

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Como una pieza de cerámica reparada con la técnica de Kintsugi, ansiaba ser entendido en su fragilidad

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Como una pieza de cerámica reparada con la técnica de Kintsugi, ansiaba ser entendido en su fragilidad. Cada grieta bañada en un brillo semejante al del sol, representado como un signo de vida; por un artesano que apreciara las cicatrices doradas, alguien que no se apresurara a terminar, que sostuviera cada fragmento con paciencia y viera no solo las heridas, sino el arte de renacer a través de ellas, de repararse mutuamente.




En esa posición logró sentir la cercanía de sus labios, no deseaba pasar su propio límite.

Usándolo como mera distracción observó desde abajo al conejo que se mantenía quieto en la puerta. Con su voz suave, pero firme, le preguntó —¿Puedes darnos un poco de... privacidad? O te quedarás ahí mirando todo como una estatua —evidentemente estaba temblando de nervios, algo que no le fue difícil notar, pero a esas alturas y después de lo ocurrido, no le importaba lo que le pase a terceros, específicamente a él—. Solo no te conviertas en un conejo, ya sabes... dicen que los felinos son buenos cazadores. 

Estaba realmente asustado, no sabia ni siquiera a donde mirar, incluso sujetó la puerta con fuerza. No pudo evitar pasar saliva al ver al príncipe Red de esa manera, él aún lo odiaba.

—¿M-Me ayudas a ponerme de pie? —esas palabras rompieron el muy terrible silencio. Taehyung sintió que su respiración se hacía más lenta, exhalando profundamente mientras sentía las cálidas manos del príncipe sobre las suyas, ayudándole a levantarse sin ningún tipo de esfuerzo.

—Uhm, tienes las manos cálidas... —murmuró Jungkook jugueteando con una de sus cartas entre sus dedos. Sus ojos subían y bajaban por ver al conejo, mismo que seguía pegado a la puerta como un chicle. Con un movimiento sutil, lanzó con sus dedos indice y medio una carta hacia los lirios que se encontraban en un bonito jarrón de cerámica, transformándolos en hermosas rosas rojas, frescas y sin espinas.

Por otra parte, Jimin no sabia exactamente que decir o hacer, era mal tercio evidentemente. Taehyung parecía tan cómodo, no se le veía tenso como horas atrás, cuando el príncipe Haneulri pretendía que se quedasen a solas. Con una leve sonrisa inclinó la cabeza en una reverencia, segundos después salió de la habitación por su propio pie, justo antes de que Red lo echara cerró la puerta con calma, como si no quisiera que alguien supiera o que Taehyung, se diera cuenta.

Jungkook con una sonrisa lo bastante pícara, sugirió: —¿Y si salimos un momento de aquí? —al tomar las manos de Taehyung logró ver su poco entusiasmo, lo estaba pensando demasiado, y aquello era un detalle que no podía dejar escapar—. Te prometo que no muerdo... —añadió apretando ligeramente sus dedos.

—Tsk. No creo que puedas comerme, al menos no ahora... pero no sé ni siquiera dónde estamos y-

—No te llevaré tan lejos, al menos no hoy —lo interrumpió hablando rápidamente, veía que se estresaba fácilmente y quería evitar algo como eso, no tenía tiempo, lo único que buscaba era distraerse

Las rosas rojas. 𐤀KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora