Creencias

201 20 20
                                    

Tres días pasaron encerrados en aquel barco, su cuerpo fue tomado a placer por su alfas en todas las maneras posibles, no se quejaba lo había disfrutado demasiado, sentir su abdomen lleno con la semilla de ambos había sido glorioso, pero más aún había sido sentirlos a ambos en su interior, dolió tal como lo hizo cuando se entregó a su padre por primera vez aunque no importó ya que el placer que ellos lo habían hecho experimentar había valido la pena.

La puerta fue tocada, se levando apenas del pecho de Euron, este lo tenía rodeado por la cintura con fuerza, intento moverse pero fue en vano el nudo de Erryk en su interior se lo impedía este también tenía uno de sus brazos rodeando su cintura le era imposible moverse.

Era el último día de su celo pero el deseo seguía tan latente como la noche en que visito a ser Erryk en el barco, el aroma de los tres estaba esparcido por todo el camarote, era obvio para cualquiera lo que había sucedido allí. Movió a Euron pero este estaba en un sueño profundo, los golpes en la puerta volvieron y no tuvo más remedio que ordenar que entraran.

—Mi príncipe. —el maestre Marwyn era el único que podía acercarse sin que sus alfas se pusieran a la defensiva, no había ninguna marca aun en su cuello pero para ellos el ya era suyo—. Traje lo necesario, también su té. —intento levantarse pero fue inútil, sus alfas lo tenían bien sujeto impidiendoselo.

—Gracias maestre dejé todo ahí por favor. —señalo la mesita de noche al lado de la cama—. ¿Como están las cosas en el castillo? —quiso saber, sabía que sus abuelos estarían enojados, tendría que hablar con ellos cuanto antes.

—Todo bien, los pequeños príncipes han estado preguntando por usted, al igual que su padre, los tratos con Dorne van viento en popa y sus abuelos se podría decir que están tranquilos. —asintió, sintió una opresión en su pecho al escuchar la  mención de su padre.

—Gracias Marwyn puede retirarse, dígales a mis abuelos que en cuanto esté completamente bien iré con ellos. —el hombre asintió volviendo por donde vino.

—Casi lo olvido. —regreso hasta la mesa tomando la taza entre sus manos y tendiendosela—. Su abuela me pidió que supervisará en persona que lo bebiera. Manda decir que a menos que el Rey Tritón haya dado su bendición en persona no quiere bisnietos todavía. —recibió la taza bebiendo el té de un trago, tosió un poco y se la devolvió al maestre.

—Gracias Marwyn. —este asintió para luego retirarse, cuando la puerta se cerró volvio a recostarse con sus alfas.

Habían pasado casi dos lunas desde la ausencia de su hijo, su mente le decía que había hecho bien en poner distancia entre ambos pero su alfa estaba inquieto recriminandole el haberse alejado de su omega

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habían pasado casi dos lunas desde la ausencia de su hijo, su mente le decía que había hecho bien en poner distancia entre ambos pero su alfa estaba inquieto recriminandole el haberse alejado de su omega.

Intento concentrarse en sus deberes como heredero pero el recuerdo de lo sucedido con Lucerys volvía cada vez con más fuerza a su memoria. Lo único que le trajo algo de paz fue refugiarse en la fe, gracias a sus visitas a la capital podía ir al septo a pedirle a los Dioses que lo librarán de esos pensamientos impropios que tenía con su hijo. Su padre Daemon le recriminaba siempre que lo veía ir hacia allá, alegando que ellos eran Valyrios que la fe de poniente si bien debían respetarla no era la mejor a seguir, pero si bien el tenía razón Aemond sentía que solo en ese lugar encontraba la calma que tanto anhelaba, ya que desde la partida de su hijo está se había ido con el.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

You Belong To Me || Lucemond Donde viven las historias. Descúbrelo ahora