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POV en tercera persona:


—Él busca hacer ese movimiento. Debo admitir que es una buena estratégia, pero no quita lo arriesgada que es.



El aire se sentía denso, como si una tormenta estuviera a punto de estallar. El rostro de la mujer, inexpresivo, transmitía una amenaza silenciosa. Sus ojos, vacíos de toda emoción, resultaban inquietantes. No había duda de que su letalidad era real.




Había algo en ella que iba más allá de lo común; un peligro latente, dividido en capas, cada uno más oscuro y devastador que el anterior.




El hombre, frente a ella, sintió un escalofrío recorriéndole la espalda. Su silencio implacable le indicó que debía continuar.



—Debemos anticipar la jugada y obstruirle la misión —Apenas terminó de hablar, el silencio se hizo más profundo. Tragó saliva al ver el lento, casi inquietante movimiento de cabeza de la mujer.



Ella inclinó su cabeza hacia la derecha con una lentitud deliberada, como si saboreara el momento. Una sonrisa sombría se dibujó en sus labios, transformando el ambiente en algo aún más opresivo, como si el peligro se materializara frente a él.



El hombre observó con un escalofrío cómo volvía lentamente la cabeza a su posición original y dejaba de sonreír. Ahora lo miraba fijamente, y lo que vio en sus ojos lo paralizó.



Si antes su mirada era vacía y sin emoción, ahora era peor.



La mujer soltó una risa baja, casi inaudible, que fue creciendo hasta llenar el espacio con una vibra inquietante. Duró unos largos segundos, como si disfrutara del sonido de su propia voz. Luego, tan abruptamente como comenzó, la risa se cortó, dejándolo todo en un silencio más denso que antes.



Era escalofriante.



—Claro —dijo, arrastrando las palabras con tono gélido—.Me pertenece. Nadie más debería atreverse a rozar lo que ya tiene dueño.




Hizo una leve inclinación de cabeza, su mirada fija y penetrante. No había emoción alguna en sus ojos, solo una determinación fría.



El hombre sintió cómo los pelos de su nuca se erizaban al escucharla. Apretó la mandíbula, la frialdad en esos ojos azules lo atravesó como un tormenta.



Se levantó de la silla, dirigiéndole al hombre una sonrisa ladeada, llena de picardía. Sus pasos, firmes y seguros, la llevaron directo a la puerta. Al llegar al umbral, se detuvo y, sin mirarlo, dejó caer sus palabras como si fueran un presagio.



—La sombra se desvanecerá, y yo seré la luz que la reemplaza.



Con esa afirmación resonando en el aire, cruzó el umbral y desapareció de su vista


🔗🧩


—Está dormida —anunció Skat al llegar junto a Lauren.



Ella estaba sentada en un sillón, en la sala, con la mirada perdida en el vacío.


Skat se dejó caer a su lado y la observó en silencio por un momento.



—Ahora tenemos que ocultarle esto a Pietro... y encontrar la manera de sacar la máxima información —prosiguió.


crossroads   +18          [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora