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Narrador omnisciente:
Lauren despertó en una habitación desconocida, el olor a humo aún impregnando sus sentidos. El suave murmullo de voces ajenas llegaba desde algún lugar cercano, pero apenas podía distinguir las palabras. Su cuerpo, exhausto y adolorido, se sentía pesado contra la cama en la que yacía, una cama que no era la suya, en un cuarto que no reconocía.
Su mente comenzó a despejarse, trayendo consigo recuerdos que deseaba olvidar. La noche anterior, la imagen de su madre tirada en el suelo, la sangre brotando de su frente, la golpeó con fuerza. El dolor la envolvió nuevamente, como si una mano invisible apretará su corazón, haciéndolo latir dolorosamente contra su pecho. Sus ojos se llenaron de lágrimas silenciosas, que empezaron a correr por sus mejillas.
Sintió un escozor agudo en la mejilla por las lágrimas derramadas. La piel, cortada y sensible, reaccionaba al roce salado. Con una mano temblorosa, tocó suavemente el corte, sintiendo una mezcla de dolor físico y emocional que la abrumaba. Mientras las lágrimas continuaban fluyendo, la sensación punzante se intensificó, pero ella no se detuvo. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas cayeran, como si eso pudiera aliviar el dolor que sentía en su interior.
Un suave golpe en la puerta la sacó de su trance. Levantó la mirada y se encontró con un rostro estoico, con una mirada seria, pero que, en cierto modo, le transmitía una extraña calma. La persona inclinó un poco la cabeza, como pidiendo permiso para entrar, cuidando de no incomodarla. Lauren asintió levemente, y la figura avanzó con pasos cautelosos hasta la cama donde yacía.
Lo primero que la persona notó fue el corte en el rostro de Lauren; una línea profunda que iba desde su ceja, y descendía hasta la mitad de su mejilla. Se acercó con un cuidado sorprendente. Con manos firmes pero gentiles, empezó a limpiar el corte. Usaba un paño suave humedecido con una solución antiséptica, moviéndolo con delicadeza para evitar que el líquido irritara más la herida.
Tan concentrado estaba en su labor que no se dio cuenta de que Lauren, agotada por el llanto y el dolor, se había dormido nuevamente. Solo lo notó cuando terminó de limpiar la herida. Se tomó un momento para contemplarla, observando cada detalle de su rostro. Sentía su dolor, y en ese instante, reconoció la fortaleza que residía en aquella pequeña.
—Cuando sea el momento, estarás lista — susurró. Acarició la cabeza de Lauren durante unos segundos, luego se levantó para marcharse. Pero justo cuando estaba por salir del cuarto, la voz de Lauren lo detuvo.
— No fue una pesadilla, ¿verdad? — murmuró, con voz baja, como si se lo estuviera preguntando a sí misma, buscando confirmar la pesadilla que había sido su realidad. Su mente y corazón estaban destrozados, lo sentía en cada parte de su ser. Su corazón le pesaba como una piedra, bombeando dolorosamente en su pecho, y su mente, esa que antes se llenaba de sueños y fantasías, ahora no le transmitía nada más que un bucle interminable de tristeza y confusión.
La persona permaneció en silencio, sin saber qué responder. Sabía que ninguna palabra aliviaría el dolor que Lauren sentía en ese momento. Así que, en lugar de hablar, se acercó nuevamente, tomando su pequeña mano con suavidad. Lauren lo miró, sus ojos llenos de lágrimas y miedo, y en ese instante, comprendió que, aunque las palabras no sanarían sus heridas, su presencia podría ofrecerle un consuelo momentáneo.
— Descansa, pequeña. Aquí estarás a salvo. — dijo en un susurro, apretando suavemente su mano antes de soltarla y salir de la habitación, dejando a Lauren con sus pensamientos, sus recuerdos, y el dolor que, por ahora, tendría que aprender a sobrellevar.
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crossroads +18 [en proceso]
Misterio / Suspenso"Las piezas, antes de ser movidas con maestría, fueron planeadas con antelación. Cada acción fue meticulosamente calculada para prever cada posible respuesta del adversario y garantizar el triunfo en el resultado final." ¿Qué adversario se coronará...