—Ah, San Lang...Aah...no...nh...
—¿Acaso a gege no le gusta?
—No es eso...hm...
—¿Desea que pare?
—Quiero r-respirar...
Hua Cheng soltó a su esposo, quien ya no aguantaba más la ganas de soltar unas carcajadas a todo pulmón. Lo tenía boca abajo sobre sus piernas. Se estaba escapando sin su calzado puesto y decidió como castigo divertido darle cosquillas en la espalda y en la planta de los pies.
—¡Ja, ja, ja, ja! ¡San Lang! ¿Acaso querías hacerme morir de la risa?
—Solo deseaba verlo en esta posición tan vergonzosa pero...sus pies son tan hermosos. No pude evitarlo, lo siento.
Avergonzado y haciendo puchero, Xie Lian se puso de pie y se sentó al lado del supremo. Los dos yacían sobre el lecho matrimonial.
—Sabes bien que...
—...que le gusta ir descalzo por todo el templo. Lo sé. Solo le quise tomar el pelo un poco.
—...
La calamidad tomó el delicado cabello de su dios amado y se lo acomodó por detrás de la oreja izquierda.
—Es hermoso, gege.
Aún algo molesto, Xie Lian miraba de reojo a su esposo, quién lo observaba con cara de enamorado. Hua Cheng acercó su mano derecha para secar las pequeñas lágrimas que se habían asomado por el lado externo de sus ojos de tanto reír. Sus mejillas color carmín le daban un toque de frescura y belleza sin igual. No por nada, el Rey Fantasma no le podía quitar los ojos de encima a su hermoso dios marcial.
—Ya no siga molesto, gege. Aún falta que se tapice el resto del recinto. Lo solucionaré enseguida.
Después de un chasquido de dedos, la habitación completa había sido cubierta por un tapiz de terciopelo aperlado. Xie Lian aún no dejaba de asombrarse con las magníficas habilidades de su esposo. Abrió ampliamente los ojos y una sonrisa dulce se dejó ver en su rostro níveo.
El Dios Marcial Coronado en Flores no dejó pasar ni un segundo para querer sentir con sus blancos y finos pies la delicadeza y suavidad del exquisito alfombrado que se encontraba justamente en frente de sus ojos. Comenzó a dar unas suaves volteretas, como si estuviera danzando al son de una canción de cuna, sus dedos dejaban pequeños círculos marcados por donde pasaba. Daba pequeños saltos de alegría y de nostalgia al recordar sus tiempos como Príncipe Heredero cuando se escapaba de Mu Qing, quien lo obligaba a ponerse calzado, y Feng Xing, muerto de la risa al ver dicha escena, como diciendo "Te lo mereces, desgraciado".
Los recuerdos de su adolescencia fueron interrumpidos por un par de fuertes brazos que tomaron su cintura por detrás.
—¿Dianxia se siente complacido?
—Sí, mucho. Está hermoso, San Lang. ¿Cómo sabías que yo...?
—¿No me dice que yo conozco de todo?
—No me sorprendería que me estuviste observando desde la ventana del palacio hace más de ochocientos años.
—Pues, a usted no lo puedo engañar, Dianxia.
El taoísta de blanco dejó salir una pequeña risita, se soltó un poco del abrazo de su esposo y giró para mirarlo a los ojos. Tomó una de sus manos. El supremo comenzó a acercarse de a pocos para besarlo pero fue detenido. Xie Lian había colocado una mano sobre su pecho para evitar que este se acercara.
—¿Gege no quiere que lo bese?
—¡No, no me malinterpretes! Es solo que...—después de la conmoción, habló tímidamente—solo deseaba bailar con mi esposo.
ESTÁS LEYENDO
Un Cumpleaños diferente
FanfictionXie Lian, el Príncipe Heredero del desaparecido reino de XianLe está casado con el dueño de Ciudad Fantasma, el supremo Hua Cheng. Un día, despierta y no encuentra a su esposo a su lado como todas las mañanas. Lo busca pero ¡ha desaparecido! En su d...