(Capitulo 13)La suciedad sin gracia

14 2 10
                                    

[Mientras tanto, con Revolver y Gustav]

Gustav y Revolver se habían sentado en el borde de la acera después de comprar unos helados.

Gustav al devorar su helado, él da un leve suspiro y menciona —muy bien, quiero saber ¿qué hacías en ese bosque armada? —dirigiendo su mirada hacia Revolver.

—Yo solo estaba por ahí paseando hasta que escuché el grito del vagabundo —respondió Revolver con un poco de indiferencia.

—Hum, debería tomar más precauciones la próxima vez.

—¿Cómo puede ser que este tipo esté tan tranquilo después de asesinar a alguien? —se preguntaba Revolver a ella misma, mirando a Gustav con nerviosismo para luego preguntar —¿tú no eres de por aquí, cierto?

—Claramente que no lo soy— contestó Gustav con confianza.

—Entonces estás de viaje.

—Sí, pero no, estoy acá más bien por un encargo que tengo.

—¿Cuál sería ese encargo?

—Nada importante.

En ese momento, el timbre de un celular empezaría a sonar en el pantalón de Gustav. Este se levanta e inmediatamente saca su teléfono que lo tenía guardado en su bolsillo.

—Permíteme un minuto que tengo que contestar —indicó Gustav a la vez que tapaba el teléfono con su mano.

—No te preocupes, ve y contesta —dijo Revolver.

Gustav decidió irse a la esquina de la acera para contestar la llamada tranquilamente, en lo que simultáneamente Revolver se le quedó mirando por unos instantes, dejando salir una pequeña sonrisa de alivio para luego desviar la mirada hacia al lado, viendo que algo iba a salir del bosque.

[Varios minutos antes en el bosque]

—Ese imbécil lamentará haberme intentado matar —expresó el vagabundo recién revivido con aún la máscara puesta— no sé qué es esta máscara, pero me dio una segunda oportunidad para incinerar a ese grandísimo estúpido.

Mientras el vagabundo se hacía paso entre los árboles y la maleza, al instante vio una luz más adelante, la cual le dio fuerza para avanzar mucho más rápido, alcanzando a la luz y a la vez saliendo del bosque. Al lograr escapar del bosque, el vagabundo observa sus alrededores, viendo a su derecha a Revolver y mucho más adelante a Gustav; al darse cuenta de la presencia de este último, el vagabundo se le empieza a acercar, desprendiendo en cada paso un aura de odio y rencor. Este mismo pasa por delante de Revolver sin prestarle mucha atención; Revolver al darse cuenta de este se ve sorprendida y lo mira con incredulidad.

Mientras tanto, Gustav y su llamada, la cual era ininteligible; este primero se limitaba a escuchar la voz de la otra persona al teléfono cuando comentó —eso quiere decir que me pagarán el triple por su estatus, aja, aja—. De pronto alguien toca la espalda de Gustav; este sin voltearse declara —Espera Revolver que aún no acabó la llamada.

—Oye —dijo el vagabundo.

—Si necesitas una pastilla para la garganta, te la... Hay, canijo, sigues vivo —expresó Gustav al mismo tiempo que se volteaba y miraba de frente al vagabundo.

—¡Muere, maldita escoria! —gritó el vagabundo soltando un puñetazo al estómago de Gustav que aparentemente lo atravesó.

Gustav salió volando, atravesando un edificio que quedaba en la otra cuadra. Gustav al revisarse el estómago notó que estaba medianamente ileso en la parte en que lo atravesaron, pero por igual el golpe lo había dañado, a la vez que todas las personas que transitaban por ahí empezaron a irse inmediatamente al presenciar tal acto de violencia y fuerza.

La detective sin atadurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora