Capítulo 2: El Umbral

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Johanna permanecía inmóvil frente a Daniel, su mente aún tambaleándose ante las palabras que él había pronunciado. "Dos mundos... una sola alma", seguían resonando en su interior como un eco interminable. Cada fibra de su ser le pedía que saliera corriendo de aquel extraño lugar, que volviera a su vida normal, pero algo más profundo la retenía. Algo que no podía entender.

—No tienes por qué hacerlo si no quieres —dijo Daniel, su voz baja pero segura—. Pero sabes que esto va más allá de lo que ves. Lo has sentido toda tu vida.

Johanna tragó saliva, mirándolo a los ojos. Había algo en él que la inquietaba, pero al mismo tiempo, despertaba en ella una sensación de familiaridad. Como si, de algún modo, lo hubiera conocido siempre.

—¿Qué es lo que voy a encontrar? —preguntó ella, intentando sonar más firme de lo que se sentía.

—Verdades —respondió Daniel—. Y mentiras, también. Pero, sobre todo, respuestas. Este es solo el principio, Johanna.

Dicho esto, comenzó a caminar por el pasillo oscuro del edificio. Johanna lo siguió, sus pasos resonando contra las paredes de piedra, mientras el aire a su alrededor se volvía más denso y pesado. El lugar parecía un antiguo templo olvidado por el tiempo. Las paredes estaban cubiertas de extraños símbolos, y cada uno de ellos parecía brillar tenuemente al pasar junto a ellos. Johanna no pudo evitar rozar uno con los dedos, sintiendo una descarga de energía a través de su cuerpo, como si esos signos despertaran algo dormido dentro de ella.

—¿Qué es este lugar? —preguntó, su voz apenas un susurro.

—Un portal —dijo Daniel sin volverse—. Un puente entre mundos.

Johanna detuvo sus pasos por un segundo. ¿Un portal? ¿Un puente entre mundos? La idea era absurda, pero en lo más profundo de su ser, algo resonaba con verdad en esas palabras. Un leve temblor recorrió su espalda, no de miedo, sino de una anticipación que no podía explicar.

—Te dije que ambos estamos conectados —continuó Daniel—. Tú perteneces tanto a este mundo como al otro, aunque aún no lo recuerdes. Esta puerta te llevará al lugar donde todo comenzó.

Llegaron al final del pasillo. Allí, una enorme puerta de piedra se alzaba frente a ellos. Era imponente, con grabados que parecían antiguos y a la vez vibrantes, como si tuvieran vida propia. En el centro de la puerta había una ranura con forma de llave, pero no una llave común. Daniel extendió la mano hacia Johanna.

—Solo tú puedes abrirla —dijo con una sonrisa tranquila—. Tu alma es la clave.

Johanna dudó por un momento, pero, guiada por algo más allá de la razón, extendió su mano hacia la puerta. No sabía cómo, pero algo dentro de ella le indicaba qué debía hacer. Cerró los ojos y dejó que su instinto la guiara. Sentía una energía fluir desde su interior hacia la puerta, como si algo dentro de ella respondiera al llamado de los símbolos.

Entonces, la puerta emitió un leve sonido, como un latido. Johanna abrió los ojos justo cuando la piedra comenzó a moverse. Los grabados brillaban con mayor intensidad, y la puerta se abrió lentamente, revelando una luz cegadora en su interior.

Daniel le hizo una señal con la cabeza.

—¿Estás lista? —preguntó, aunque en sus ojos Johanna vio que la respuesta ya era obvia.

No estaba lista, pero sabía que no había vuelta atrás. No después de esto. Con un profundo suspiro, dio el primer paso hacia la luz, sintiendo cómo la energía la envolvía. En el momento en que atravesó el umbral, el mundo que conocía dejó de existir.

Del otro lado, todo era diferente. El aire era más denso, cargado de una energía que parecía vibrar en cada molécula. El paisaje que se desplegaba ante ella era al mismo tiempo hermoso y aterrador. Un vasto horizonte se extendía ante ellos, con montañas flotantes y cielos cambiantes que pasaban de día a noche en un parpadeo. Era un mundo lleno de magia y de posibilidades, pero también de peligro.

—Bienvenida —dijo Daniel, a su lado—. Este es el otro mundo. Y aquí, descubrirás quién eres realmente.

Johanna no pudo apartar la vista del paisaje ante ella. Todo en su interior se agitaba, como si una parte de ella hubiera despertado después de años de silencio. En ese momento, supo que no había vuelta atrás. Todo lo que creía saber estaba a punto de cambiar.

Y su vida, tal como la conocía, jamás volvería a ser la misma.

dos mundos, un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora