La atmósfera se volvía cada vez más densa a medida que se acercaban al Corazón de Arven. La vegetación se tornaba más espesa, y el aire se impregnaba de un aroma terroso, casi místico. Johanna sentía el pulso de la magia en el aire, un recordatorio constante de que estaban a punto de entrar en un territorio desconocido.
—¿Estás lista? —preguntó Daniel, su voz profunda y calmada resonando en su oído.
Johanna asintió, aunque en su interior una tormenta de emociones se desataba. Tenía que ser fuerte, no solo por ella misma, sino también por sus nuevos amigos que contaban con ella.
El grupo se detuvo frente a un imponente portal de piedra, cubierto de hiedra y marcado con antiguos símbolos. En su parte superior, una gema brillante emitía una luz cálida y resplandeciente, como un corazón palpitante que parecía llamarles. Johanna sintió que su corazón se aceleraba a medida que el portal se iluminaba, como si fuera un eco de su propia energía.
—Este es el portal al Corazón de Arven —explicó Alessia, su mirada fija en la gema—. Solo aquellos con la fuerza y la pureza de corazón pueden cruzarlo.
Kiran miró a Johanna con un aire de desafío.
—¿Qué tienes que perder? Si no puedes cruzar, tal vez deberías reconsiderar ser la elegida.
Johanna sintió que una oleada de indignación la invadía, pero Daniel le apretó suavemente la mano, dándole confianza.
—No dejes que eso te afecte, Johanna —dijo él—. Tú tienes la fuerza que no solo proviene de tus habilidades, sino de tu corazón.
Con esas palabras resonando en su mente, Johanna dio un paso hacia adelante. Su corazón latía con fuerza, y a medida que se acercaba al portal, pudo sentir una conexión creciente con la gema. Era como si la magia de Arven estuviera reconociendo su determinación.
—Voy a hacerlo —declaró, llenándose de valor. Con un profundo suspiro, cruzó el umbral del portal.
La luz la envolvió en un instante, y sintió una energía vibrante recorrer su cuerpo. Era como nadar en un océano de luz, donde cada partícula brillaba con vida. Cuando la luz se disipó, se encontró en una vasta sala, rodeada de un jardín resplandeciente. Las plantas emitían colores vibrantes, y el aire estaba impregnado de un aroma dulce y fresco.
En el centro del jardín, había una fuente que emanaba un líquido cristalino. Las aguas burbujeaban suavemente, y en el fondo se podían ver imágenes danzando, como si estuvieran contando historias. Sin embargo, lo que más la sorprendió fue la figura que emergió de la fuente: un ser etéreo de belleza indescriptible, con ojos que parecían contener todo el conocimiento del mundo.
—Bienvenida, Johanna Marcus —dijo la figura con una voz suave y melodiosa. Cada palabra resonaba en su interior, llenándola de calma y determinación.
—¿Quién eres? —preguntó Johanna, sintiendo una mezcla de respeto y temor.
—Soy el Guardián del Corazón de Arven, y he estado esperando tu llegada. Has sido elegida para enfrentar esta prueba, y solo tú puedes desbloquear el verdadero poder de este mundo.
—¿Qué debo hacer? —preguntó Johanna, consciente de la seriedad del momento.
El Guardián extendió una mano, y una esfera de luz apareció flotando en el aire. Dentro de ella, vio visiones de su vida: su infancia, sus luchas, sus victorias y, sobre todo, sus miedos.
—La prueba no se trata solo de tus habilidades externas, sino de enfrentar los miedos que llevas dentro —explicó el Guardián—. Deberás entrar en el Espejo de tu Alma y confrontar aquello que te detiene.
Johanna sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había tenido tantos miedos a lo largo de su vida: el miedo a no ser lo suficientemente buena, a no encajar, a fracasar. Pero, al mismo tiempo, sabía que había crecido y que estaba lista para enfrentarlos.
—¿Y si no puedo? —preguntó, sintiendo la ansiedad crecer en su pecho.
—Cada persona enfrenta sus miedos de manera diferente. Pero recuerda, la luz siempre brilla más fuerte en la oscuridad. Debes encontrar esa luz dentro de ti.
Con un asentimiento, Johanna dio un paso hacia el Espejo de su Alma, una superficie brillante que reflejaba no solo su imagen, sino también sus emociones más profundas. A medida que se acercaba, vio su propia figura, pero había algo más: un torrente de sombras y dudas que giraban a su alrededor, distorsionando su reflejo.
—Enfréntalos —susurró el Guardián—. Solo así podrás liberarte de sus cadenas.
Sin pensarlo dos veces, Johanna se sumergió en el espejo. Las sombras la rodearon, y en un instante, se sintió atrapada en una pesadilla. Era una versión de sí misma en la que nunca había querido verse: insegura, solitaria, perdida.
—No eres suficiente —susurraban las sombras, burlándose de ella—. Nunca encajarás.
Pero en lugar de dejarse vencer, Johanna recordó las palabras de Daniel y de sus amigos. Recordó su amor por el voleibol, las risas compartidas y los momentos en que se sintió fuerte. En ese instante, una luz comenzó a brillar en su interior, iluminando las sombras que la rodeaban.
—No, eso no es cierto —dijo Johanna, su voz resonando con fuerza—. Soy más de lo que las sombras dicen que soy. He luchado por cada paso que he dado, y no me dejaré arrastrar por el miedo.
A medida que sus palabras resonaban, la luz dentro de ella creció, desterrando las sombras. Johanna sintió que sus cadenas se rompían, y finalmente se liberó. El espejo comenzó a brillar intensamente, y las sombras desaparecieron, dejando atrás una imagen brillante de ella misma, fuerte y confiada.
Cuando salió del espejo, el Guardián sonrió, su expresión llena de orgullo.
—Has pasado la prueba, Johanna. Has demostrado que tienes la fuerza y el corazón necesarios para enfrentar la oscuridad.
De repente, las visiones de su vida comenzaron a transformarse en imágenes de esperanza: un futuro donde ella podía hacer la diferencia, donde podía ser un faro de luz en medio de la oscuridad.
—Ahora eres parte del Corazón de Arven. Tienes el poder de luchar por este mundo y de ayudar a los que te rodean.
Johanna sintió una energía vibrante recorrer su cuerpo, un poder que nunca había sentido antes. Estaba lista para regresar y enfrentar lo que viniera. Mientras se preparaba para volver con sus amigos, sabía que el viaje apenas comenzaba, y que con cada paso, estaban más cerca de restaurar el equilibrio en ambos mundos.
El Guardián le sonrió una vez más.
—Recuerda, Johanna. La verdadera fuerza proviene del amor y la amistad. Nunca olvides a los que están a tu lado.
Con esas palabras resonando en su corazón, Johanna cruzó el portal de regreso, lista para compartir su nueva luz con el mundo y para luchar junto a sus amigos.
ESTÁS LEYENDO
dos mundos, un corazón.
Ciencia FicciónEl libro "Dos mundos, un alma" es una cautivadora historia que sigue la vida de Johanna Marcus, una joven afroamericana, morena, delgada, con cuerpo de voleibolista. A través de su pasión por el voleibol, se cruza con Daniel Magno, un hombre mestizo...