VII

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Desde aquella noche en que irrumpió en Cloud Recesses con la intensidad implacable de una tormenta eléctrica, habían transcurrido ya dos meses. Dos largos meses en los que todo lo que creía inamovible había cambiado: su sobrino Jin Ling había logrado resolver una tregua para sus diferencias con los Lan y, por fin, pudo llevar a su hijo de vuelta a Lotus Pier, una situación que él mismo había deseado con ardor y que se había hecho realidad gracias a los esfuerzos de su hermano mayor y su sobrino menor. La invitación a su hermano para ir a Lotus Pier fue aceptada con inesperada rapidez, pues pensó que Lan Wangji, no permitiría tal, pero contrario a ello, en estos momentos la pequeña familia de su hermano mayor se había instalado provisoriamente en su territorio, y eso significó enfrentarse a los tres jóvenes, ansiosos de respuestas, para revelarles las razones de años de separación y malentendidos.

Tuvo que admitir aquello que solo Wei Wuxian conocía de su boca, un secreto que hasta entonces había protegido con todo su orgullo y resentimiento: la manera en que Jin Guangyao lo había manipulado, convenciéndolo de la muerte de su hijo. Confesarlo trajo consigo una vieja pero viva amargura, como una herida que nunca sanaba del todo. Sabía que Lan Xichen había confiado al niño al bastardo de Jin Guangshan, y aunque él veló por el pequeño en sus primeros años, la inestabilidad mental propia tras las pérdidas que había sufrido lo llevó a menguar el cuidado de su hijo. Cuando el niño desapareció de Jinling Tai, su desesperación se tornó en ira y, en vez de enfrentar al verdadero responsable, descargó su furia sobre el guardián. La noticia de que el niño había muerto, al lado de Jin Rusong el recién nacido de Meng Yao, en un ataque de otra secta le pareció increíble al principio, pero las constantes y convincentes palabras de Meng Yao lo hicieron aceptar esa tragedia como realidad. En retrospectiva, había sido un juego cruel. Jin Guangyao, con su habilidad para enmascarar la verdad bajo una máscara de compasión, le había hecho creer en una mentira bien tejida, que fue sazonada con la aceptación de que Jin Ling le sería cedido la mitad del año. Y ya que Lan Xichen siempre parecía más preocupado por atender a su hermano jurado, comprendió que el alfa padre de su hijo se inclinaba por consolar a quien parecía buscar como pareja.

Reflexionaba sobre todo esto mientras veía cómo Jin Ling, que ahora pasaba al menos dos días por semana en Lotus Pier, fortalecía sus vínculos con sus primos y forjaba un lazo especial con Sizhui. Percibía con claridad el creciente afecto que su sobrino sentía por el joven Lan, aunque tal vez no fuera algo nuevo como tal, sino simplemente algo que comenzaba a notar. Con el tiempo, había llegado a aceptar que el rencor no tenía sentido, y, tras aquella confrontación con los ancianos Lan, se sentía capaz de perdonar a su hermano. Sin embargo, aunque Wei Wuxian le había expresado su agradecimiento al regresar a su hogar con su familia, sabía que Hanguang-jun aún guardaba reservas. Aún así, el respeto hacia su cuñado había crecido al ver cómo este había soportado castigos severos para salvar a su sobrino mayor de la locura de las sectas y sobretodo, de su propia furia asesina que lo había cegado para dirigir el asedio contra su hermano.

Durante esos dos meses, se dedicó a conocer a su hijo y a su sobrino, reconociendo en el primero una dignidad que, según creía, Lan Xichen nunca había tenido. Aquel joven había tomado sobre sí mismo el rol de protector de su primo mayor, y Jiang Cheng no podía evitar sentir una satisfacción silenciosa al verlo, un reflejo de lo que él siempre había aspirado recibir del otro padre de su hijo adolescente. Aquel orgullo llenaba en parte el vacío de años perdidos, de amores no correspondidos y verdades rotas que nunca se atrevió a enfrentar.

Una tarde, mientras compartían té en el puente reconstruido donde a menudo encontraba a su madre, el joven rompió el silencio.

—A-niang, si no se llega a un acuerdo... —empezó el muchacho, interrumpiendo sus pensamientos.

—No debería preocuparte. Tu biǎo gē dejó claro que tú eres el heredero de Yunmeng —respondió, observando el reflejo del té en su taza.

—No me preocupa la herencia... Nunca me vi como heredero de ninguna secta —admitió el joven, y en esas palabras percibió el peso de todo lo que su hijo no había dicho. Jiang Cheng se sintió, por un momento, herido y frustrado por la indiferencia de su hijo hacia el legado de su familia.

—A-Hui, llevas un tiempo intentando decirme algo, pero al final nunca te atreves. Dímelo —le pidió, con la dureza de quien, finalmente, deseaba enfrentar la verdad.

—Es a-die... —susurró A-Hui, con una seriedad que detuvo su pulso. En aquellos meses, había llegado a aceptar la influencia de Lan Xichen en la vida de su hijo, y aunque distanciado, tuvo que reconocer que su hijo había visto en él una figura paterna. Todo esto era algo que se le clavaba en el alma, tanto por no poder ser parte de aquello como por todos los agravios cometidos por parte del mayor de los jades gemelos.

—¿Qué pasa con él? —preguntó Jiang Cheng, mientras servía más té en las tazas, temiendo lo que podría venir.

—Si yo te confesara que a-die te ama... ¿qué harías? —dijo el joven, con una sinceridad desgarradora que no le permitía tomar sus palabras a la ligera. La confesión le golpeó con una fuerza inesperada. Las paredes de su orgullo se tambalearon, y, por un instante, sintió que el aire lo abandonaba.

—A-Hui... No tienes que mentir —respondió, esforzándose por mantener su voz firme y extendiéndole la taza a su hijo.

—Está prohibido mentir, aunque no estemos en Gusu Lan —replicó su hijo, devolviéndole una mirada seria. Esas palabras lo hicieron fruncir el ceño, mientras recordaba todas las veces que había reprimido sus propios sentimientos en nombre del honor y el deber.

—Hijo... Tu padre siempre ha amado a Meng Yao... Sería ingenuo negar que alguna vez me agradara cuando éramos jóvenes. Él era el alfa más admirado de nuestra generación y... quizás traté de destacar en nuestros estudios en Cloud Recesses para llamar su atención, evidentemente sin éxito. Fue un tiempo en el que aún no entendía el precio de mis sentimientos ni la complejidad de nuestros caminos. Y cuando Meng Yao llegó a su vida, me sentí aún más invisible... Los eventos que llevaron a tu nacimiento fueron un incidente aislado, algo de lo que nunca me arrepentí, aunque sí lamento haberle confiado tu cuidado —terminó, consciente de que su hijo debía conocer la verdad.

No deseaba que A-Hui cargara con una historia incompleta, distorsionada por secretos que sólo perpetuarían los mismos errores que él y su hermano habían sufrido bajo el peso de las expectativas familiares. En una de sus conversaciones con Wei Wuxian, ambos confesaron a sus ancestros lo desdichados que se habían sentido debido a los fríos muros que sus propios padres levantaron entre ellos.

—¿Siempre te gustó? —preguntó su hijo, y en aquella pregunta Jiang Cheng vio la chispa de curiosidad y anhelo de quien aún quiere creer en la posibilidad del amor.

—De niño... supongo que no entendía por qué él siempre sonreía. Cuando lo volví a ver en Cloud Recesses, no pude evitar sentirme atraído —confesó, mirando su taza sin realmente observarla.

—A-niang... A-die me confesó que, desde niños, se fijó en ti, pero tuvo tanto miedo de lo que sentía que decidió alejarse. Se aferró a Meng Yao con la esperanza de que ese sentimiento desaparecería... —dijo su hijo con sinceridad, y esas palabras lo golpearon con la misma intensidad de aquella noche en Cloud Recesses.

—A-Hui... —susurró, como si las palabras se escaparan de su boca sin voluntad propia.

—A-niang, solo piénsalo. Te juro que la reclusión de a-die no fue por Meng Yao... fue por ti. Por favor... —imploró el joven. Por un momento, volvió a verse en A-Hui, anhelando con desesperación que sus padres se quisieran, que el amor que tanto deseaba fuera real.

Con un suspiro, finalmente respondió, consciente de lo frágil que era la esperanza y del dolor que podía traer.

—Lo pensaré, A-Hui, pero no te hagas ilusiones.

Yǐncáng de Zhēnxiàng / Verdades OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora