extra - sólo amor

174 28 3
                                    


" Amor y caricias antes de dormir "

Pomni

La noche se cernía sobre el Circo Digital, y como cada noche, mis compañeros y yo nos despedimos antes de dirigirnos a nuestras respectivas habitaciones.

—¡Que tengan una noche espléndida! —anunció Caine con su típica energía desbordante antes de desaparecer.

Bostecé mientras mi mano se acercaba a la perilla de la puerta, ya lista para sumergirme en el sueño. Sin embargo, justo cuando estaba por entrar, alguien se interpuso en mi camino.

—¡Alto ahí, pequeña bufona! —La voz profunda de Gummingoo resonó suavemente, bloqueando mi entrada. —Antes de que entres y duermas, tengo que asegurarme de que tu habitación esté libre de errores de programación.

Me reí un poco, nerviosa pero divertida.

—Te tomas muy en serio tu nuevo rol en el Circo, ¿verdad? —pregunté con una sonrisa, sintiendo un leve rubor colorear mis mejillas.

—Por supuesto —respondió él, con una chispa de orgullo en sus ojos—. Este cocodrilo dejó atrás su vida de bandido para hacer el bien. Ahora, mi misión es asegurarme de que mi pequeña bufona duerma como un angelito.

Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír mientras cruzaba los brazos. Lo observé mientras inspeccionaba mi cuarto, detallando cada rincón como si de verdad algo peligroso pudiera estar escondido. Cuando finalmente me subí a la cama, me miró perplejo.

—¿Qué haces? ¡Aún no he terminado de revisar! —preguntó Gummingoo, con una mezcla de sorpresa y preocupación.

—¿Eso importa? Es mi habitación —contesté tranquilamente, acomodándome bajo las sábanas con una serenidad que me hacía sentir en paz.

Gummingoo suspiró y se acercó a mí, esponjando mi almohada con delicadeza. Sin embargo, noté algo distinto en sus gestos. Había algo en su mirada, una tensión leve que no podía ignorar. Algo lo preocupaba.

—Gummingoo, ¿qué ocurre? —le pregunté, mi voz suave, pero cargada de preocupación.

El cocodrilo suspiró de nuevo, esta vez más profundamente, y sus ojos se encontraron con los míos.

—Todo esto es... nuevo para mí —confesó, y aunque su voz era firme, pude sentir el miedo latente detrás de sus palabras.

Mi corazón dio un pequeño vuelco al entender. No era fácil para él. Su vida había cambiado drásticamente desde que se había vuelto consciente de sí mismo, y yo sabía lo confuso que podía ser navegar en medio de todas esas emociones nuevas.

Con una sonrisa tranquilizadora, le ofrecí una solución que tal vez ambos necesitábamos.

—¿Quieres acostarte aquí conmigo y hablar? —le pregunté, mi voz apenas un susurro. Sabía que lo estaba invitando a algo más profundo que solo compartir una cama; le estaba ofreciendo consuelo, un refugio en medio de toda la confusión.

Gummingoo asintió en silencio y se recostó a mi lado. Sentí su calidez mientras lo ayudaba a acomodarse bajo las sábanas. Con un gesto suave, apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando el curioso ritmo de su corazón, ese sonido suave y tierno que lo hacía tan único. El latido de su "corazón de gomita" era reconfortante, casi hipnótico.

Dejé que mi mano se deslizara lentamente sobre su pecho, sintiendo la calma que emanaba de él. Solté una pequeña risa nerviosa, la intimidad de la situación me hacía sentir extrañamente vulnerable, pero al mismo tiempo, más conectada con él que nunca.

"¿Qué hubiera pasado si?" - «Gummigoo x Pomni»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora