𝐔𝐍𝐀 𝐀𝐃𝐎𝐋𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓𝐄 ingenua se desvía de su camino y visita un club que no debería. Atrapa la atención del hombre más terrible del mundo.
En el club la espera el rey del inframundo. Pero, cuando la chica a la que no puede resistirse se emp...
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HA PASADO una semana desde que conocieron a Alexander Astor y los preparativos para la boda están en su apogeo, pero ninguno parecía estar completamente absorto en ella. Ni siquiera intentaron conversar sobre lo que estaba sucediendo, pero tuvieron que responder a cada persona que les preguntaba sobre los detalles de esta inminente boda.
Su padre que era una persona adinerada, conocía bien a la clase alta del país. A penas unos minutos después de que supiera la noticia de su gran boda con la bestia, su móvil sonó sin parar. Pocos llamaron para mostrar su preocupación, mientras que pocos hablaron para burlarse de su hija menor, que andaba de prostituta con el joven mafia.
Todavía recuerda el día en que volvieron a casa de su viaje de negocios y se encontraron con que su mundo estaba patas arriba y que sus hijas parecían muertas. Sasha estaba descuidadamente tirada en el sofá, llorando como si no hubiera un mañana, y Cassandra estaba sentada, perpleja, con la cabeza mirando al techo y deseando en silencio que todo aquello fuera un sueño terrible del que pronto despertaría.
—¿Qué sucede?. —Preguntó su madre al verlas perdidas.
Sash se levantó de un salto y abrazó a su madre, hipando mientras intentaba controlar los sollozos. —¡Mamá! Lo siento, todo es culpa mía.
Sorprendida por el arrebato de su hermana, su madre le dió unas palmaditas en la cabeza para asegurarle, mientras fijaba su mirada en la de Cassandra. —¿Qué pasa Sash?.
Ella se negó a dejar a su madre mientras que sus lágrimas caían sin parar. La menor de las hermanas trató de sonreír y asegurarles que no era nada grave. Pero su padre la conocía demasiado bien, incluso sus expresiones más leves eran espejo de su alma.
Su padre la abrazó con cariño y le pidió que se calmara. La calidez de sus palabras no pudieron evitar desgarrar sus pesadillas.
Enfrentándose a él y agarrando su camisa, gritó ahogada en lágrimas: —¡No quiero casarme con él, papá!. No puedo vivir con un criminal.
Su padre le dio unas palmaditas en la cabeza para tranquilizarla y jadeó, incapaz de entender una palabra de su lo que dijo: —¿De que estás hablando, Cassie? ¿Del matrimonio de quien? ¿A que criminal te refieres?.
Su madre se puso regia, empujó a Sasha con dureza y preguntó mirándola fijamente. —¿Qué hiciste esta vez, Sasha?.
Incapaz de reunir la fuerza necesaria para mirar los ojos quejumbrosos de su madre, Sasha habló mirando al suelo y apretando las manos a sus costados mientras gemía: —Planeé ir al club Dare Horn, aunque Cassie se mostró reacia, fui yo quien no hizo caso a su resistencia. Ahora Alexander Astor quiere casarse con ella, le propuso matrimonio y le advirtió que matara a todos los que ama si se oponía a él. Incluso trató de matarme, solo porque ella se negó y que nunca se casaría con un criminal como él. Lo siento..
