Capítulo VI² ✓

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Capítulo 6 parte 2 | “De aquí soy” ✓

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。・:*˚:✧。

Grecia DeVries


—Salen de aquí directo al fracaso...

De aquí directo al fracaso...

Directo al fracaso...

Fracaso.

Las últimas palabras de Gerardo se repiten una y otra vez en mi cabeza, como un disco rayado que no se detiene.

¿Y si tiene algo de razón?

No me arrepentía de lo que hice para conseguir dejar absuelta a mi hermana de ese contrato desangrante, pero ahora ella se tomaría un tiempo inactiva.

Yo no, por el contrario, debería ser el momento donde más trabajos debería estar tomando, y ahora estoy sin manager, sin agencia, y posiblemente sin patrocinadores ni marcas si es que Gerardo ya me desligó de todas ellas.

En mi caso el problema del patrocinio no es el dinero, sino tener visibilidad, oportunidades y contactos...

El ringtone de mi celular llena mi silenciosa habitación, y debo alejarme de mi reflejo frente al espejo para salir del baño y tomar el aparato que está sobre mi cama.

Sigo con el albornoz, pues acababa de salir de tomar el último baño del día por lo que atiendo y enseguida me sujeto el celular a la oreja con el hombro mientras me coloco el pijama.

—Bueno —digo.

— ¿Qué rollo chula?

El pequeño short que tenía en mis manos cae al piso al oír esa voz al otro lado de la línea y con temor a equivocarme, pregunto: — ¿Ovidio? —con la duda clara en mi voz.

El mismo, ¿Qué onda, qué anda haciendo?

Tenía la opción de ser sincera y contarle que acababa de salir de ducharme o mentir, y escogí la segunda.

—Ya preparada para dormir, ¿Y tú?

De su línea se oía ése bullicio que hacía su radio cuando alguien estaba hablando o por hablar por lo que no tenía ni idea de dónde se podría encontrar.

—Justo ahorita me desocupé, y quería saber si pudieron resolver el pedo con el joto.

La forma en la que lo llama me saca una mínima risa que no alcanza a oír.

Hace unas horas Ovidio tuvo que marcharse antes de que llegara el abogado que solicitó Iván, por lo que no estaba al tanto de todo lo que sucedió con Gerardo y nuestro contrato.

—Algo así —contesto, reacomodando el aparato en mi hombro para comenzar ahora sí a vestirme —. Terminó firmando el acuerdo de confidencialidad, de muy mala gana, pero lo hizo y eso es lo que importa.

— ¿Entonces París ya no tiene contrato con él?

—Ni ella ni yo, porque supongamos que no le gustó mucho el momento donde lo dejé encerrado en su oficina por una hora completa.

Grecia | Ovidio Guzmán L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora