No sabía qué hacer, no sabía cómo actuar, no sabía cómo vengarme. La situación me superaba por completo. Desde que Alexander me humilló públicamente, me sentía vacía. No lograba concentrarme en nada, ni siquiera en las cosas que usualmente me alegraban el día. Mi padre fue el primero en notar el cambio. Su mirada inquisitiva se posaba sobre mí en cada oportunidad. Sabía que algo andaba mal, pero yo no estaba preparada para contarle. No quería que él viera lo débil que me sentía, lo destruida que estaba por dentro.
Esa misma noche, mientras estábamos cenando, mi padre dejó el tenedor en el plato con un leve tintineo. Eso rompió el incómodo silencio que había creado alrededor de mí.
— Camille, ¿qué ocurre? —preguntó con su tono firme, pero preocupado—. Estás muy distraída, más de lo normal. ¿Algo te está molestando?
Mi madre también me miró, con la misma expresión preocupada. Quise soltarlo todo en ese instante. Contarles lo que había pasado, la rabia que había sentido cuando Alexander me humilló delante de todos, cuando hizo esos comentarios asquerosos. Quería llorar, gritar, liberar el nudo que llevaba semanas en mi pecho. Pero no lo hice. No podía. Preferí mantener el silencio y enfrentar esto por mi cuenta.
— Nada, pa —mentí, forzando una sonrisa—. Solo estoy un poco cansada.
Mi padre me miró de nuevo, escéptico. Sabía que no era solo cansancio, pero no insistió. Esa noche, después de la cena, mi padre sugirió jugar ping pong. Era una de nuestras tradiciones; solíamos hacerlo para despejar la mente, para distraernos de los problemas. A mí me encantaba el ping pong, me hacía sentir viva, como si el mundo desapareciera por un rato. Pero ese día, mientras sostenía la raqueta y devolvía las pelotas que él me lanzaba, no podía concentrarme. Cada golpe era un recordatorio de lo que había pasado con Alexander. Cada movimiento me hacía revivir el momento en el que me sentí vulnerable y humillada frente a todos.
— Camille, ¿seguro que estás bien? —volvió a preguntar mi padre mientras hacía un saque suave.
Hice una pausa, dejando que la pelota cayera sobre la mesa sin intentar devolverla. Me quedé quieta, mirando el suelo, las palabras atrapadas en mi garganta. No podía mentirle más.
— ¿Te ha hecho algo Morgan? —añadió mi padre, esta vez con un tono más serio. Sabía que algo había pasado entre Alexander y yo; sabes, voy a hablar mañana con el inspector.
Lo miré. Sentí cómo mis ojos se llenaban de lágrimas. No podía más. Finalmente, rompí el silencio.
— Sí, papá —dije con la voz quebrada—. Alexander. . . me humilló. Me faltó el respeto frente a todos. No solo eso, me hizo sentir pequeña, como si no valiera nada. Me hizo sentir tan indefensa.
Empecé a contarle todo, desde los comentarios crueles hasta la forma en que me trataba en los partidos de ping pong y su actitud de superioridad por el simple hecho de ser hombre. Mis manos temblaban mientras hablaba, y mis lágrimas corrían por mis mejillas sin que pudiera detenerlas. Mi padre y mi madre me escuchaban en silencio, sin interrumpirme, hasta que finalmente terminé de hablar. Me sentí un poco más ligera, pero la tristeza seguía ahí.
Cuando terminé, hubo un silencio pesado en la habitación. Mi madre estaba pálida, y mi padre tenía el rostro tenso, sus puños apretados. Nunca lo había visto así, tan enojado.
— Es un completo patán —murmuró mi padre finalmente, con la voz cargada de ira contenida.
— ¿Y todo eso lo permitiste? —añadió mi madre, incrédula. Su decepción no era conmigo, sino con la situación, con el hecho de que alguien hubiera osado tratarme de esa manera.
— Mamá, quería romperle la boca, de verdad que sí. Pero no iba a rebajarme a su nivel.
— -Mi padre se levantó de la mesa y empezó a caminar de un lado a otro, tratando de calmarse-. Mañana mismo hablaré con el inspector —dijo finalmente, decidido—. Esto no puede quedar así. No voy a permitir que ese... ese maleducado te siga faltando al respeto.
ESTÁS LEYENDO
Twin Crowns, One Flame
RomanceEn un mundo donde el deseo y el poder chocan, Camille Bellerose se sumerge en un viaje seductor y provocador en su último año en la exclusiva "Institut des Étoiles". Mientras enfrenta la inminente separación de sus amigos y la incertidumbre del futu...