king of my heart | rey; margarita 🌼

chapter four

— ¡Ya bajo! ¡Un segundo! —la voz asustada de Daisy fue lo primero que Ana escuchó mientras subía los últimos escalones que la llevaban al altillo— ¡Escondete Mar! —pudo escuchar que medio susurraba, medio gritaba la princesa.

— Soy yo Daisy, tranquilas. —lo siguiente que Ana escuchó fue un golpe y como algo se caía, seguido de un quejido de dolor, y al llegar al altillo su mirada recayó en las dos chicas, Daisy que tapaba su rostro tratando de no reír y Margarita que estaba despatarrada en el piso con una caja tirada a su lado— No sé quien de las dos es peor, si Mar tratando de esconderse o Daisy tratando de disimular, las mandan a robar y tocan timbre. —ante su comentario las dos chicas rieron mientras Daisy ayudaba a Margarita a colocarse de pie.

— Que bueno que no hace falta robar nada entonces. —Ana soltó una risita ante el comentario de Margarita.

— Te preparé esto Mar, seguro estás cagada de hambre y no estaba muy segura de qué te gustaba así que te traje un poco de todo. —al ver la bandeja en las manos de Ana, los ojos de Margarita brillaron y su rostro se iluminó por completo. La chica de los ojos chocolate le había traído una bandeja colmada de cosas que se veían deliciosas, unas medialunas, un sanguchito, un par de galletitas y un muffin de chocolate, además de lo que parecía ser otro licuado de banana y frutilla, junto a un vaso de chocolatada y una botellita de agua.

— Por Dios Ana, es un montón esto, no te hubieses molestado. —murmuró Margarita mirando a la chica con ternura, porque el gesto le había parecido muy dulce— Con unas galletitas de agua estaba regia.

— No digas boludeces Mar, mira si no te voy a preparar algo rico sabiendo que en la cocina hay un montón de cosas disponibles.

— Muchísimas gracias, a las dos. —agregó mirando a Daisy. Ana sonrió, tomando asiento a la izquierda de Margarita en el suelo del altillo, mientras Daisy se sentaba a la derecha de la chica de amarillo. — Uh no, lo rico que está esto por favor. —murmuró Mar probando una de las medialunas— Agarren che, no me dejen comiendo sola, me hacen sentir mal.

La de ojos chocolate negó con su cabeza, moviendo el brazo de Mar cuando trató de ofrecerle una de las medialunas— No, estas cosas son para vos Mar, come tranquila. Daisy tiene las suyas preparadas abajo en otra bandeja para que coma cuando termine con lo del Hangar y yo después como algo con mi hermano, no te preocupes. —la princesa asintió dándole la razón a su amiga.

— Era todo mentira, ¿no? —ante la pregunta de Daisy, Mar se detuvo en medio de un mordisco para mirar a la chica que portaba una boina negra— Lo que dijiste en tu audición, que venías de un lugar hermoso, que eran muy buenos, y que los re apoyaban.

Margarita soltó una risa, medio incómoda— Yo no diría mentiras, eh. Digamos que dije algunas no verdades.

— Mentiras. —dijo Daisy.

— ¿Verdades un poco adornadas? —ante la mirada de Daisy, Margarita asintió— Bueno sí, mentiras. Pero yo no quise mentir, yo... perdón.

— No creo que tengas que pedir disculpas, Mar. —la mencionada miró a Ana confundida— Creo que en tu situación yo hubiese hecho lo mismo, si decías la verdad probablemente ni siquiera te hubiesen dejado intentar audicionar, y era una mentira que no lastimaba a nadie. —se encogió de hombros restándole importancia— Aunque me parece un poco curioso que la mayoría creyera lo que dijiste.

— ¿Vos no le habías creído, Ana? —tanto Daisy como Margarita mirando a la chica que portaba una camperita de algodón de color violeta, que contrastaba con el saquito amarillo que llevaba Margarita.

Ana negó con una sonrisa— Había algo en mí, como una sensación, que me decía que Mar no estaba contando todo. Fue una de las razones por las que decidí pedirte tu número y darte el mío en caso de que lo necesitaras, tenía la sensación de que cuando salieras de acá las cosas no iban a estar tan bien como las habías pintado en tu audición.