chapter fourteen

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La noche anterior, luego de que se diera el karaoke, había sido un poco caótica teniendo en cuenta la gran tormenta que se había desatado y que la luz se había cortado de repente. Ana no había podido dormir demasiado gracias a los truenos resonando con fuerza en su habitación, por lo que había dado mil vueltas antes de poder dormirse.

— Epa, que carita, ¿no dormiste anoche? —escuchó la chica mientras dejaba las jarras de jugo sobre la mesa, la naranja en un costado y la de manzana en el otro para Romeo— ¿Te desvelaste pensando en qué canción vamos a cantar juntos, princesa?

— El apodo. —refunfuñó Ana girándose para ver a Rey que entraba al comedor solo, era el primero en llegar, algo raro teniendo en cuenta que los chicos solían llegar todos juntos a desayunar— No me podía dormir por la tormenta, parecía que estaba durmiendo en el patio de lo fuerte que sonaba todo.

Al ver que la chica se tapaba la boca para bostezar, Rey se acercó a la mesa— ¿Desayunaste algo ya?

— No, me quedé dormida y me levanté a los pedos para cambiarme y salir a la cocina a ayudar con todo lo del desayuno. —explicó mientras colocaba unos platos con fruta y otros con galletitas y medialunas distribuidos en las mesas, no prestando atención a lo que el de los rizos estaba haciendo— Después de que terminen de desayunar y ordene todo seguro me preparo algo.

— Entonces sentate, princesa. —señaló la silla que había corrido, una taza de café recién preparado en ese lugar acompañada por otra taza en el asiento que estaba en frente— Desayunamos juntos.

Ana lo observó con una ceja alzada— ¿Estás loco, vos? No puedo Rey, tengo que atenderlos a ustedes.

El joven chasqueó la lengua, tomando la bandeja que Ana tenía entre sus manos para depositarla en la mesa, y luego acercándose a ella para tomarla con suavidad por los hombros y acercarla hasta la silla haciendo que tomara asiento.

— Todavía tenes tiempo, los demás siguen dormidos, se ve que anoche tampoco pudieron pegar un ojo con la tormenta. —explicó el chico con una sonrisita mientras rodeaba la mesa para sentarse frente a ella, ignorando la expresión de duda en el rostro de la chica mientras le daba un sorbo a su café— En serio, Ana. Los demás seguían dormidos, ni siquiera Romeo se había despertado todavía y ya sabemos que es bastante quisquilloso con el tema de su rutina y los horarios, nada de qué preocuparse. —Rey agarró el plato con las medialunas y lo colocó entre ambos, deslizándolo hacia ella— Agarra una, no me vas a dejar desayunando solito ¿o sí? ¿No te doy pena? —al ver que la chica iba a responder, y sabiendo que no iba a ser la respuesta que esperaba por el brillo malicioso en sus ojos, Rey la detuvo— Mejor no respondas, pero dale, agarra una y desayunamos, tenemos mínimo unos quince minutos.

Al ver la mirada que el de los ojos azul cielo le estaba dedicando, Ana terminó cediendo, acomodándose en su asiento y tomando la taza de café entre sus manos, disfrutando del aroma cuando la acercó para darle un sorbo. La mirada de Rey estaba sobre ella, expectante, esperando a que dijera algo, lo que provocó que Ana sonriera— Gracias, está bastante rico. —solo ese comentario fue suficiente para que el rostro del chico se iluminara por completo, y su sonrisa creció al ver que Ana agarraba una medialuna, imitando sin dudarlo su accionar.

— Entonces, sobre nuestro dueto...

— Dios Rey, no empieces, es muy temprano para esto.

— Yo te dije que hasta que aceptaras yo no iba a parar. —se encogió de hombros, tomando otro sorbo de su taza.

— ¿Por qué tenes tantas ganas de que cante con vos?

— ¿Por qué no las tendría? —respondió el chico con otra pregunta.

king of my heart | rey; margarita 🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora