Capítulo 10

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Desde la ventana de su oficina los miraba caminar, muy juntos, con la Belphegor tomándole del gancho y su expresión continuaba alegre. Gokú no parecía muy incómodo con la compañía, y si bien, ella no tenía derecho alguno de impedirle socializar, que una mujer lo tratase así de la noche a la mañana daba mucho en que pensar.

Cansada de observar fue hacia su escritorio. Llegó a la conclusión más obvia, pues habiendo sido Gokú quien derrotó al demonio extraño por su propia cuenta, no era de esperarse que quien más hambre de poder tuviese querría saber más de él, no es un demonio ni mucho menos ciervo de ninguno, cualquiera aprovecharía la situación.

Tampoco sabía mucho de Roygun, al menos no más de lo que resalta a la vista, sus territorios eran mucho más extensos que los suyos y ni hablar de su riqueza y poder. Ella era la segunda con más títulos en los denominados Rating Games y para mantener tal estatus se necesitaba de una buena servidumbre. Se mordía la uña, especulaba en las propuestas que Roygun podría hacerle a su siervo, y así, no se enteró del tiempo que pasó en tal vaga meditación, para cuando volvió en sí, alguien llamaba a la puerta

—¿Lady Gremory?

—Si, adelante. —Anunció reincorporándose a la realidad.

La puerta se abrió y detrás se mostró la silueta de la mujer demonio quien pareció haber concluido su reunión.

—Buenas tardes, lamento interrumpir su trabajo. —Dijo ella.

—Pensé que su presencia se debía a las acciones de mi sirviente, debió ser muy inoportuno para usted los actos de los que fue protagonista aquella noche.

Roygun negó con una risa de por medio, como si lo dicho por Venelana fuese absurdo.

—Yo invité a Son Gokú a ese sitio sin saber que la situación se me escaparía de las manos, es por eso que estoy aquí, para disculparme con ambos y agradecer su ayuda.

—Ya veo.

—¿Sabe? Habrá una reunión de familias en un par de días, y aunque se me ha adjudicado aquella victoria, no fue logro mío, así que quiero darte el crédito a Gokú como es debidamente.

—Es muy considerado de su parte.

—Son Gokú dijo que irá, solo si usted está presente, así que vine a pedirle que asista también.

Era muy obvio que el interés de Roygun solo era exclusivo para Gokú, pero aún con ello y, a fin de cuentas, no parecía era muy correspondida, no obstante, estaba aquí, delatando su obsesión con un siervo que no le pertenece, eso mismo le hizo admirar a esta mujer, pues sin ser directa le había dejado clara su intención, y bien Venelana pudo negarse desde ese momento, marcar su postura, pero no lo hizo, no hizo caso a lo que su corazón le demandaba hacer.

La escena volvió a repetirse, estaba nerviosa cuando el crepúsculo volvía a caer un día después, no solo la situación era o que le comenzaba a poner intranquila, si no aquellas cuestiones que se vio incapaz de responderle a Gokú, y eso mismo le quitaba la voluntad de verle, no negaba que al igual que él, sentía intriga por saber cuan importante ella era en su vida.

Guiada por esa incertidumbre recurrió al mismo sitio donde él siempre esperaría, ajeno a todo lo que puede ocurrir en el mundo. A veces, cuando le miraba desde un punto lejano, podría pensar que solo era él y la brisa, y ella solo era una interrupción en ese lapso de tranquilidad, donde al final sería condenada por el olvido constante, pero no era así, y él mismo se lo había confesado al lamentarse por no poder preservar ni un pequeño recuerdo suyo ¿Qué significaba?

—¿Sabes? Hablé con la señorita Belphegor. No hacía falta darme crédito, yo ni siquiera estuve allí.

Explicó, decidida finalmente a saber el porqué de sus decisiones con aquella dama, él se volvió hacia ella.

Mirada Amatista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora