Beomgyu se muda de casa, y su nuevo vecino se ve que es de su edad ¡Excelente oportunidad para ser amigos! ¿NO?
Pero...aquel chico es un engreido, no se digna a devolverle el saludo, tiene como vecino a un chico arrogante, lo que provoca que Beomgy...
Beomgyu llevaba días inquieto, revisando su teléfono cada pocos minutos. Después de aquel día en la tienda de conveniencia, donde Soobin tuvo el ataque de pánico, algo había cambiado entre ellos. Aunque habían vuelto a casa, el silencio que se instauró después del incidente pesaba más de lo que Beomgyu esperaba. Soobin no contestaba sus mensajes.
Cada vez que Beomgyu desbloqueaba el teléfono y veía el hilo de mensajes sin respuesta, la ansiedad le invadía. Quizás había hecho algo mal. Quizás Soobin no quería volver a verlo.
Decidió intentarlo una vez más.
Beomgyu:
"¿Dejarás que se acumulen mis mensajes?"
Esta vez, la pantalla vibró con una respuesta.
Soobin: "47 ya son mucho."
Beomgyu dejó escapar el aire que no sabía que estaba conteniendo. Finalmente, una respuesta. Con los dedos temblorosos por la mezcla de alivio y emoción, escribió rápidamente.
Beomgyu: "¿Por qué no respondías?"
Soobin: "Salí con mi madre, no podía."
Beomgyu frunció el ceño al leer la respuesta. Algo le inquietaba, algo no cuadraba. Aun así, no quería presionar demasiado, pero estaba muy preocupado.
Beomgyu:
"Pensé que estabas enojado y que no me ibas a hablar."
Pasaron unos segundos antes de que Soobin respondiera.
Soobin: "No, solo dormía."
Beomgyu no pudo evitar una sonrisa incrédula. Esa respuesta no lo convencía para nada. Sabía que Soobin podía aislarse cuando las cosas se volvían abrumadoras, pero quería asegurarse de que todo estuviera realmente bien.
Beomgyu: "No te creo."
El silencio volvió a caer sobre la conversación, pero esta vez no duró mucho. De repente, su teléfono vibró de nuevo. Esta vez, un mensaje de Soobin contenía una fotografía. Beomgyu la abrió inmediatamente.
Soobin:
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La imagen mostraba a Soobin, acostado en su cama, el cabello despeinado y el rostro cansado. Tenía los ojos entrecerrados, como si realmente acabara de despertarse. Su expresión era tranquila, aunque un poco pálida, pero Beomgyu podía ver en su rostro que estaba bien. No había rastro de la angustia o la tensión que había visto durante el ataque de pánico.
