Conocemos a dos niños huérfanos de la tierra, ambos son inseparables y son solo se tienen el uno a otro. Tenemos al joven Serrure, un huérfano con actitud alfa y dominante que no dudará en golpear antes de decir hola. un chico muy sobreprotector y m...
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El pequeño Freddy roncaba suavemente con la boca abierta, a pesar de ser las nueve de la mañana el niño estaba en su séptimo sueño, claro que sí estás en la calle a las tres de la mañana en ropa interior te va dar sueño pesado, por suerte para el era verano y nadie lo iba a despertar pronto.
Para cuando estaba a punto de ser las diez de la mañana, Victor decide ir a despertar a su hijo de cabello rizado, de lo contrario se perderá el desayuno. Victor entra al desordenado cuarto de su hijo, y ve al pequeño Freddy de trece años acostado en una complicada posición panza abajo, con piernas de aquí a allá y los brazos en los costados y espalda.
Como era costumbre, Freddy como pijama solo traía calzoncillos blancos y camiseta sin mangas blancas, no sabía porque ahora su hijo usaba solo ese conjunto de pijamas de ropa interior pero haya él.
De repente Victor se sienta a horcajadas sobre sus pantorrillas, Freddy fue despertado por algo que cayó pesadamente sobre la parte posterior de sus piernas, pero era verano y se sentía flojo. Cuando nada más parecía salir de la sensación, comenzó a quedarse dormido nuevamente.
Victor le sonrió a su hijo adoptivo todavía dormido. El niño tenía la intención de dormir, a pesar de los planes juguetones y nefastos que de repente llenaron sus pensamientos. Sin inmutarse, miró los pies cubiertos que estaba a horcajadas.
Su hijo tenía el sueño activo y, como siempre, sus mantas estaban despegadas desde el fondo de la cama y en el suelo. Eso lo hizo muy simple para él quitar las sábanas de las suelas desnudas del joven.
Victor se preguntó por qué nunca se dio cuenta de los lindos pies que tenía su hijo. Eran grandes para su talla, un poco largos en proporción, pero con dedos y suelas rosadas como las de un niño pequeño. Las suelas estaban ligeramente arrugadas mientras yacían, ligeramente presionadas contra el colchón debido a su peso.
Los arcos eran pálidos y rosados, casi del mismo color que sus talones y las puntas de sus pies; las puntas de los dedos de los pies eran ligeramente rosas y, gracias a la constante atención de su madre a la higiene de los pies de Freddy, las uñas eran cortas y redondeadas, apenas visibles en la parte posterior de los dedos.
Nunca había notado realmente los pies de su hijo adoptivo; estaba seguro de que hacía su parte de juegos lúdicos con los pies del niño cuando era más joven, pero desde que despertó les había prestado mucha más atención. Su mente desde esta mañana se había llenado con intenciones juguetonas para sus hijos... Y ahora le tocaba a Freddy.
Ligeramente deslizó un dedo por uno de los arcos suaves debajo de él. Freddy respondió dando un pequeño resoplido, mientras su suela se encogía protectoramente por un momento por reflejo. Repitió esa acción con el otro pie pequeño, y Freddy gimió, apretando ambas plantas.
