Cuando tenía cinco años descubrí el secreto de mi padre...
Todas las noches salía corriendo de mi habitación, una luz me despertaba en medio de la noche, los gritos y llantos no me dejaban dormir. Con el paso del tiempo descubrí que yo también e...
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"Capítulo 15"
...
Solo dos horas pude dormir. Dos horas caóticas sumergido en mis pesadillas. Una chica corre por el campo, mientras un grupo de hombres enmascarados la persiguen. Ella grita, llora, pero nadie corre auxiliarla. Los enmascarados llevan en sus manos un hacha, una sierra eléctrica y cuchillos.
La veo dirigirse hacia el bosque, va descalza, sus pies llenos de lodo. Está lloviendo, hace frío y el sol se ha ocultado. Huele a miedo con una mezcla de sangre. Huele a desesperación y angustia. Mientras más avanza, más obstáculos se encuentra en el camino. Y cuando cree que esta apunto de escapar, un hombre la detiene. Tiene dibujada una perturbadora sonrisa, una malévola y espantosa sonrisa en su máscara. El rugir del motor suena, la sierra ya manchada con sangre está encendida. Logrando causar un gran pavor en la chica que grita pidiendo auxilio.
Lo puedo ver, mis ojos observan todo a detalle. Sin embargo, es como si no estuviera en ese lugar. Es como si, solo mi alma hubiese viajado a ese espacio, en ese tiempo. No tengo control de mi cuerpo, y por mas que intento salvarla, el desenlace es el mismo. Ella muere en manos de ese hombre que parece un animal.
Finalmente me pongo de pie.
Son apenas las 6:10 de la mañana. El sol se ha levantado y unos ligeros rayos entran por la ventana de mi habitación. Camino al baño, me doy una ducha rápida. El agua tibia calma mi ansiedad, permanezco unos minutos bajo el chorro del agua. Disipo mis pensamientos, cierro los ojos y me recargo sobre el frío azulejo del baño. Respiro hondo.
Termino y salgo en busca de mi ropa. Escucho ruido al otro lado de mi habitación. Mi madre tal vez, o las empleadas de servicio. Cuando me coloco la última prenda, tomo mi reloj y mi celular. Enciendo la pantalla, de inmediato veo las llamadas perdidas de Miley. Ni siquiera me he atrevido a responder sus mensajes, siento que no tengo el valor suficiente para enfrentarla. Menos con lo que acabo de averiguar.
Luego de un rato y sin ganas de continuar, salgo de mi habitación. Bajo las escaleras, sintiéndome pesado, abrumado. Me cuesta trabajo mantenerme firme y de pie. Veo a mi madre, ya vestida con un elegante traje de dos piezas en color rojo. Su largo cabello recogido en una coleta. Toma té en la sala, observando su celular. Me acerco a ella y beso su frente.
- Buenos días mamá - saludo.
Alza la mirada y deja la taza sobre la mesita de junto.
- ¡Te levantaste temprano!
- Se me fue el sueño - digo al tiempo que tomo asiento en el sofá de frente - ¿papá?
- Tu padre se fue muy temprano, tenía algunos asuntos que terminar.
- Su fiestecita de anoche - tuerzo los labios en desagrado.
- ¿Y ese tono? - cuestiona con ambas cejas levantadas.
