*Prólogo*

115 19 4
                                    

_________________¤¤¤¤¤¤__________________

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


_________________¤¤¤¤¤¤__________________

"Prólogo"

Aún puedo escuchar sus pasos, viene por mí. Esta molesto, furioso. Me escabullo debajo de la cama, no quiero que me encuentre. Tengo miedo, mucho miedo.

Escucho la puerta abrir, el golpeteo de sus zapatos sobre la duela me estremece. El estómago se me revuelve, tengo ganas de vomitar, lo único que hago es taparme la cara, como si eso pudiera esconderme, buscando un refugio deseperadamente.

- Yoong, hijo sal de aquí, se que estas muy cerca. Puedo oler tu sudor... - Las risas macabras de mi padre retumban mis oídos.

Aunque quiero llorar y gritar me tapo la boca con ambas manos para no hacerlo. Intento mantenerme controlado, que mis jadeos no se escuchen. Soy muy pequeño y es la primera vez que veo a mis papás así.

De pronto siento unas manos sobre mis tobillos, me arrastran y aunque me aferro a las patas de la cama termino por ser arrastrado por mi padre.

- Hijo, ¿porque te escondes? - esboza una media sonrisa cargada de malicia.

Mi padre es muy alto, corpulento, se la pasa metido en el gimnasio. Creí que lo hacía por vanidad, pero ahora que he visto lo que hace, entiendo por qué pasa metido tantas horas el gimnasio.

Lo observó y rompo en llanto. Su camisa está manchada de sangre, esta sudoroso y el cabello se le pega en el rostro por la humedad del sudor. Su sonrisa torcida me asusta.

- Papá... yo - pero las palabras no me salen de la boca. En lugar de eso me pongo a llorar con más fuerza. Agacho la mirada, no quiero ni verlo. Siento como si no fuera mi padre, como si un demonio lo hubiera poseído.

- Yoong, hijo tranquilo, ¿porque estas asustado? Yo jamás te haría daño a tí - de inmediato subo la mirada. Esa sonrisa retorcida se ha borrado. Ahora sonríe como siempre.

Se pone en cuclillas y acaricia mi cabello, seca el sudor de mi frente con la manga de su camisa. El corazón no me deja de latir, siento que esta apunto de perforarme el pecho.

- Hijo, no debes temer, al menos no a tu padre - besa mi mejilla y algo dentro de mí me dice que debo confiar.

Con las palmas de su mano limpia las lágrimas que he derramado.

A lo lejos escucho unos pasos, es el sonido de los tacones de mi madre. Entra de prisa y nos ve allí, en esa amplia habitación de huéspedes que esta en tercer piso de la mansión Min. Se acerca lentamente sin dejar de sonreír, también tiene sangre en su vestido y parte de su rostro. Me observa y se da cuenta que la estoy mirando perplejo y asombrado.

- Yoong, cariño... ven mi amor, ven con mami - dice con su habitual y dulce voz.

Me extiende una mano y yo sin pensarlo acudo a ella, me acurruco en sus brazos, automáticamente ella me acuna como un bebé. Emite un sonido que logro reconocer. La canción de cuna. Solía cantarme cuando era más pequeño, no lo ha vuelto hacer. Hasta ahora.

- Debes dormir con mami.

Le lanza una mirada a papá, no de reproche, sino una mirada de complicidad. Esa clase de mirada que lo dice todo.

Bajamos las escaleras, nos dirigimos al segundo piso donde está mi habitación. Yo no digo nada, ella tampoco, ambos caminamos en silencio con pasos muy lentos, me lleva de la mano. Llegamos hasta mi habitación, abre la puerta y entramos juntos. Me sienta en el borde la cama. Miestra ella entra al baño.

Después de unos minutos sale, se arreglo el caballo, se limpio la sangre y acomodo su vestido que sigue manchado, unas manchas grandes sangre a la altura del pecho le cubren gran parte de vestido.

Se coloca de rodillas y acaricia mi rostro. Puedo notar una chispa de tristeza en sus ojos, algo leve.

- Mi niño, ¿Te asustaste mucho?

Asiento de inmediato y unas lágrimas sale rodando por mis mejillas.

- Mi amor, aun eres un niño, pero dentro de unos años entenderás por que hacemos esto. Tu papi y yo yo te amamos, y jamás permitiriamos que te hicieran daño. Nosotros no te haríamos daño nunca.

Me abrazo y hundí mi cabeza en su hombro, cerré los ojos pero esa imagen apareció frente a mí. Ellos bañados de sangre y sonriendo satisfactoriamente. No pude evitar seguir llorando mientras reposaba mi cabeza en aquellos hombros que muchas veces fueron mi almohada Ahora los sentia diferentes, ahora se sentían como si no fueran los hombres de la mujer que me dio la vida. Me pregunté si algún día esto se borraría de mi mente. O si podría se capaz de continuar una vida normal, apenas tenía cinco años, era un niño y lo único que deseaba era jugar y divertime como todos los demás niños.

- Te amo mi querido niño .

"PRÓXIMAMENTE"

"Luz de media noche" MYG. {EN CURSO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora