Capítulo VIII.

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Narrador omnisciente.

En la base de las cataratas de Yasrai la boda real está siendo llevada a cabo. Los reyes Cragbow están fúricos, pues Elena no está por ningún lado, ¿Acaso se habrá escapado? Es lo más improbable, pues Cornelius detalla a su hermana menor junto a su esposo en la primera fila de invitados, su inútil sobrina será muchas cosas, pero no es una ingrata que se iría del reino sin la compañía de sus padres.

Verity por su parte se encuentra satisfecha, sabe que el risco es uno de los lugares más peligrosos de Elementalya por lo inestable de sus terrenos, con algo de suerte y si Adara así lo quiere, su fastidiosa prima ya no está con vida, pues ese era su plan al mandarla hacia allá.

Quiere quitarle absolutamente todo a Elena. Le quitó el título de princesa real con solamente llegar al mundo. Le quitó su muñeca favorita en una de sus pocas visitas a palacio. Le quitó al hombre que ama. Ella francamente no se siente atraída en lo más mínimo por Breythan, es un simple plebeyo hijo del herrero, pero para su buena fortuna, sus padres siempre la han consentido en todos sus caprichos.

Una tentadora oferta de matrimonio hecha por su padre al señor y la señora Harbbey fue todo lo que se necesitó para que Reginald Harbbey y su esposa decidieran romper el pacto de matrimonio que ya habían entablado con los duques Brighwood; razón por la cual, Arthur le mencionó a Elena que no pasaría nada si no conseguía un marido en su debut como dama casadera ya que él velaría por ella. El duque cometió un terrible error al creer que su princesa estaría a salvo a lado de Breythan Harbbey, error que no piensa volver a cometer prometiéndola de nuevo en matrimonio.

No hay que olvidar el hecho de que Verity también le ha quitado a su prima su valor como mujer al denigrarla como una simple mucama frente a todo el reino, aún sonríe cuando recuerda como gritaban que nadie la querrá como esposa.

A logrado quitarle esa insólita sonrisa gentil que siempre la ha caracterizado y, ahora, es muy probable que ya le haya quitado la vida. ¿Tiene algún motivo que alimente sus sentimientos de odio? La verdad es que no, pero desde que conoció a su consanguínea, la ha repudiado con todo su ser.

-¡Calíope bendice esta unión y les desea una vida llena de felicidad! ¡Adara otorga su bendición a su heredera y le desea una vida llena de poderío y riqueza!

Entonces un enorme rayo blanco atraviesa el cielo desde la cima de las cataratas y el estruendo que provoca hace temblar todo el terreno del reino. El pánico aparece, pero la familia real trata de controlarlo, tergiversando el significado de ese enorme rayo lleno de poder.

-¡Adara en verdad ha otorgado su bendición! -Exclama el rey lleno de orgullo. -¡Ha enviado un rayo con el color de sus ojos y sus alas como una representación tangible de que su heredera se encuentra aquí!

El pánico se disipa ante tal la idea y, a excepción de los duques Brighwood, de Rose y de Lydia, todo el reino estalla en aplausos para festejar y adorar a la heredera de Adara, la princesa Verity.

La ceremonia matrimonial llega a su consumación con un pequeño beso entre los nuevos esposos y entonces en medio de la oscuridad de la noche una figura alada comienza a vislumbrarse en el firmamento. Iluminada por la luz de la luna, Elena aterriza torpemente en el escenario donde tuvo su ceremonia de unión meses lunares atrás y termina quedando entre los príncipes de Elementalya.

De nuevo los jadeos de sorpresa se hacen presentes, ¿Cómo es posible que una anelemental tenga alas? Verity siente cómo la sangre le hierve dentro del cuerpo. Elena no murió, y no sólo eso, ha arruinado su día especial. Está entre ella y su esposo con un par de alas que le han deshecho la espalda del uniforme de mucama, un uniforme que nunca ha querido que ella deje de usar, y lo más imperdonable de todo, la ha dejado como una tonta ante todo el reino pues ahora se escuchan murmullos tales como: El rey Cornelius se equivocó, la princesa Verity no es la heredera de Adara, la verdadera heredera es Elena Brighwood. No puede seguirla manteniendo como mucama, sería una ofensa para Adara. Elena Brighwood debería ser quien suba al trono de Elementalya.

El Pasado Nunca MuereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora