VI. Travma

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“Atada en este mundo muerto estás,
para siempre.”

(TRANSICIÓN)

… Todo ha pasado. Todo acabó, finalmente.

Oh, Dios… (lagrimeos) ¡Gracias!

Estaba realmente convencida de que iba a terminar esta pesadilla, que éste infierno no iba a durar para siempre, que llegaría el fin en que todo mejoraría y volviera a la normalidad.

(OJOS DE NIEVE)

Me veo. Me siento completa, a través de las corrientes electrizantes de éste momento. Soy yo, estoy viva, ¡me siento viva!

“Respiras entre muertos.”

El sol pega en mi piel. La refrescante brisa rodea cada átomo de mi ser; Y, de tope frente a mí, la casa de mi madre en su finca… Ay, la finca.

Esa finca tan querida, en la que formé mis valores y crecí felizmente…

(TEMBLORES NERVIOSOS)

Entro, confiada, sin llamar a la puerta.

“Eres insignificante…”

—¿¡Hola!? … ¿Alguien en casa? —Nadie me responde. Había tranquilidad. El silencio se sentía normal, nada raro.

Mamá, debe estar descansando, pensé al instante. Entonces, sin ir a otra sección de la casa, mis pies de forma automática suben las escaleras. Escaleras que daban de tope a la puerta principal.

El recorrido de este pequeño tramo, me generaba recuerdos que llovían de manera continua en mi memoria: Recuerdos de mi infancia, yo corriendo por el pasillo del piso superior, yo con mis juguetes en los escalones, hablando con mamá, peleando con mamá… Mi nostalgia me detenía a pasos entre cortados, y ahí quedaba, parada en medio del pasillo viendo en mi mente cada recuerdo que proyectaba en mi realidad.

“… Nadie vendrá por ti…”

Llego hasta la habitación, y no estaba ahí-Pero, ¿¡está vacía!? Vacía completamente… Se me izo un poco raro, jamás la había visto así, sin nada. Lo único que había dentro era el crucifijo de mamá colgando en la pared, exactamente en el lugar donde daba la cabecera de su cama y, las ventanas abiertas de par en-

(PALPITACIONES AGUDAS)

“… Mátate.”

Bajo al piso principal y me dirijo hacía la cocina, pero no estaba allí. Voy a la sala de descanso, y nada. Me dirijo al sótano, bajo y no, mamá no estaba ahí.

¿Dónde podrá estar? En sí, la casa no era tan grande por dentro como para no hallarla. Me sabía todos los escondite y cada rincón oculto de la casa finca, pero en la casa no se encontraba ella.

—Okey… —Estaba empezando a preocuparme, y ponerme un poco nerviosa. Ella nunca dejaba su casa finca-¡El patio! Pensé. Podría estar ahí.

De inmediato, camino acelerando mis pasos hasta la parte de atrás. Llego, empujo la puerta trasera rápidamente y, ahí estaba ella, sentada de frente a la extensa finca, de espalda a la casa.

Suspiro de alivio al verla, aunque, no se halla percatado de mi presencia con tremendo portazo que di.

(CONVULSIONES PARPADEANTES)

Tomo una reposera que tenía cerca, camino hacia ella y me siento a su lado. Sin llamarla ni hablarle, solo me hago un lugar junto a ella.

Mamá, sin inmutarse, me recibe con mucho amor, como si me estuviera esperando.

“No sirves.”

—¡Mi niña! ¡Llegaste, mi amor! —Mamá, extiende sus brazos hacía mí al verme.

Estaba realmente feliz de verla y escucharla, que lloré mientras la abrazaba.

—¡Hoola, mami! —Le abracé fuertemente, que no quise dejar de hacerlo.

—Uhg, vas a dejarme sin aire.

Me decía, sonriéndome de oreja a oreja.

—Ay, perdón, mami. Es que siento que hace mucho no te abrazaba. —Me acomodo bien en la reposera, mientras sostenía las manos de mi madre—. Te extraño mucho, ma.

Ella, aprieta mis manos con las de ella.

“Muere lento”

—Te extraño también, hija. —Alza su mano hacia mi rostro, y me acaricia suavemente—. ¿Por qué ya no vienes a ver a ésta anciana?

Pregunta, haciendo muecas y moviendo sus cejas de arriba abajo. Tenía esa peculiaridad de hacer gestos graciosos conmigo.

—Siempre te pienso, ma… Vendré más seguido, sí. Te lo prometo. Y, (limpió mis lágrimas) alimentaremos a los animales, como lo hacíamos antes. —No supe que responderle. Sentía un nudo en mi garganta.

“Suicídate.”

Me sentía realmente feliz de poder hablarle, de poder tocarla, de respirar su mismo aire. Soy muy afortunada de tener el privilegio más hermoso de la vida, poder verla otra vez.

—Bueno, corazón. Y, hablando de animales, se me están muriendo las vacas. No sé qué les andan pasando. —Me comenta confundida, poniendo su mirada al frente.

“Termina tu miseria…”

Igual. Pongo la vista al frente, y en el sector donde se encontraban las vacas… Los animales se veían en perfecto estado. Todas se veían sanas, comiendo pasto y todas juntas.

(DENTRO MENTAL)

De pronto, como un instinto nasal, una brisa lejana trae ese pútrido olor a muerto.

“… Nadie te extrañará.”

Comienzo a ver determinadamente todo mi alrededor en señales de esa gente muerta, pero, a decir verdad, no se veía nada más allá que un grande y extenso campo, tierra fértil y los animales de la finca.

Sólo éramos mamá y yo.
Juntas, una alado de la otra.

Le miro, ella me mira y me regala una sonrisa, y sin decir nada, guía mi cabeza hacia su regazo, mientras enredaba sus dedos en mi cabellera y me acariciaba con mucho amor.

“Fue tu culpa,
y lo será siempre.”

”

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Eᥒ ᥒᥙᥱstrᥲ mᥱmorιᥲ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora