Capitulo VII (fin parte 1)

302 53 26
                                    

El día tan esperado había arribado como la esperanza en el reojo de una presa, visualizando el sol de la mañana. 

Un día tan efimero y suave como en un abrir y cerrar de ojos en el que los carruajes del reino azul habían sido limpiados y acomodados correctamente para su partida. 

El equipaje del príncipe y su escolta era efímero, contrario a toda la carga de los residentes de Oxemburg. 

El rey se encontraba saludando a la reina del área local en la gran sala del trono, mientras que Jacob no pudo evitar encontrarse con Ashley y Hunter una última vez antes de su partida. 

—Te extrañaremos, Bribón. —Admitió la rubia. 

—Sí, bueno, solo estaré disfrutando una vida de lujo en el castillo más grande de los tres continentes principales, ¡no me tengan tanta envidia!~ —Bromeó el príncipe. 

—No digas tonterías, sabemos que nos extrañarás. — Bramó el de mayor estatura, golpeando el hombro del contrario como muestra de cariño. 

—Sí, ja, tal vez tengan razón. — Rio apenado y algo nostalgico.

Ashley visualizó ese gesto y trató de aligerar el ambiente. —No te pongas así… ¡Ya sabes cual es tu misión! 

— ¿Mision? ¿Que mision? 

—Arrinconar al de sangre azul tontito. — Vocifera la mujer. —Ya sabes, debes atraparlo, o sino te lo quitaran. 

—Es verdad, Jacob. —Agregó Hunter. —He visto muchos casos de infidelidad últimamente. ¡Es una presa fácil y rara, no debes perder el tiempo! 

— Ya lo se! ¡Tomaré la oportunidad que tenga! 

Un pequeño silencio se acumuló para así, luego de unos segundos, estallar en una carcajada. 

—Ah. Jaja, no puedo creer que vaya a casarme… — Se regocija el peliazul. 

—¡Te llegó la hora, campeón! —voceó Ashley. — ¿En serio creiste que andarías de hombre a hombre por el resto de tu vida? 

—¡Es cierto! —agregó el pelinegro. —¡Deberías agradecer que te tocó un hombre realmente bueno y no un viejo viudo! 

—Tienen razón, —replicó el afrodita. —A veces pienso que es tan perfecto… ¡No tiene defectos! 

—Bueno, debes estar alerta, los mejores son los peores allí abajo. Tal vez tenga el pene pequeño… ~

Todos rieron al unisono para después escuchar un grito del lado donde las carreteras se encontraban; allí posaban las carrozas renovadas y con porte impecable. Un consejero de tez oscura se acercaba hasta ellos. 

—¡Alteza! ¡Es hora! —alarmó el de bucles. 

—Ya tengo que irme, chicos… —Abrazo el príncipe a sus amigos. Ellos correspondieron a su abrazo, ejerciendolo con mucha fuerza hasta que, luego de unos segundos, desistieron. 

Terminaron de despedirse y luego el peliazul se alejó, dirigiéndose hacia el transporte junto a su canciller. 

Por otra parte, el rey finalizó su reunión con la flameante reina. Por consiguiente, su mano derecha junto a él, caminaron firmemente hacia la salida a paso moderado. 

—¿Aiden, puedo pedirte un favor? 

— Eh? ¿Cuál es el problema? 

—Bueno… — Se dirigió algo avergonzado, para después cambiar su semblante a alguien decidido. —P-Podría ir solo junto a Jake en el carr-

¡Mi esposo no es de cuento de hadas! - TomJakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora