GRECIA
La señora con el nombre de Ivonne me atendió cortésmente, debía tener unos setenta años o más pero se mantenía bastante conservada, no sé como se las arreglaban sin cremas y tratamientos para mantener la piel tan cuidada. Sulk me guió hasta una cabaña más cómoda para que descansara, me pidió disculpas por lo sucedido y luego me dejó sola. Quien no me dirigió palabra ni un momento fue Mérida, al parecer me odiaba demasiado y la verdad no me importaba. Me recosté en una cama que estaba bastante confortable, estaba tan cansada que los párpados comenzaban a cerrarse. Cuando volví a abrir los ojos me di cuenta que había dormido mucho, tenía la noción del tiempo perdido, miré una mesa que había en la casita y encima tenía una bandeja con comida y carne. Me levanté un poco adolorida y cojeando para acercarme al alimento. Olí un poco el refrigerio a pesar de ser de mal gusto, por si hubiese veneno y me senté en la mesa mientras agarraba una chuleta y le daba un mordisco.
Estaba exquisito así que en cuestión de minutos devoré todo, luego bebí un poco de vino que había en una botella, solo faltaba un baño refrescante. Busqué por la cabaña alguno y en el fondo una tina pequeña y limpia me daba la bienvenida. Abrí la pluma de agua y comencé a llenarla para asearme y quitar toda la mugre que llevaba encima. Cuando estuvo lista me desvestí y sumergí en ella hundiéndome hasta el fondo unos segundos y después me senté normal para relajar mis músculos y desestresar mis nervios. Me puse a pensar en muchas cosas, en papá, en Lucian...lo extrañaba mucho y deseaba verlo. No me he olvidado en todo este tiempo de su ojos, sus labios, su cuerpo...de él. Espero que siga pensando en mí y tenga esperanzas que iré por él.
Después de la meditación me levanto, me di cuenta que la ropa era un asco así que busqué alguna por la casa, vi un armario mediano de caoba y lo abrí. Habían dos hileras de ropa, una masculina y otra femenina, al parecer esta cabaña era para cualquier género que la habitara. Agarré un vestuario femenino y por suerte era mi talla, me lo probé delante de un espejo y me quedaba perfectamente bien. Las botas eran un poquito grandes pero nada que impidiera su uso así que me las coloqué con mucho cuidado para no lastimarme el tobillo. Salí al exterior mientras caminaba con cuidado, estar acostada me desesperaba. La noche estaba encima de nosotros, dormí toda la tarde desde que vi a Pandora y me desperté de noche. Habían pocos habitantes caminando por las callejuelas. Seguí andando, unas voces se escuchaban desde un toldo, se veían las siluetas de las personas dentro pero no se podía distinguir quienes eran.
Fui acercándome sin hacer ruido, he sido bastante curiosa desde pequeña y esta vez no haría excepción. Se oía la voz de una mujer, una voz muy conocida para mí.
-¿No entiendo por qué debe quedarse Nath? ¡Esa chica andaba con un moroi! ¡Ni siquiera te ha dado una explicación sobre eso! -ella no gritaba pero se notaba alterada.
-Mérida, es una cazadora como nosotros, no podemos darle la espalda.
-Concuerdo con Nathan -apoyó el otro, creo que era Sulk.
-¡Tú te callas, siempre lo apoyas en todo!
-Vi como se defendió cuando combatió contra ti, tal vez sea de buena ayuda en nuestro equipo, que nos ayude a rescatar a...
-¡No estoy de acuerdo! -ella no quería que yo me quedara.
-Mer, soy el líder y he decidido que puede quedarse -le tenía mucha paciencia, ¿serían familia?
-¡Bien!
Ella gritó y salió alzando el toldo, me encontró espiando y pasó por mi lado empujándome con el hombro. Nathan al parecer quería ir tras ella y me descubrió allí, sabía que había escuchado toda la conversación.
-Hola Grecia, permiso Nath, iré a dormir -le palpa el hombro al líder y se marcha el otro hombre.
-Yo también me iré.
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Sangre de CAZADORES
VampireDespués del enfrentamiento que tuvo con Víktor, Grecia se verá obligada a dejar todo atrás y recuperar al hombre que ama y a su padre, víctimas del vampiro. Acompañada de uno de sus peores enemigos, un vampiro que siempre ha querido asesinarla, debe...