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Sobre pensando o confiando

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Sobre pensando o confiando


Lowen Voreoti

Miro inexpresivo cómo Lionia se despide de la escoria. Ya no me quedaba nada más que decirles, salvo mi desprecio absoluto hacia su existencia. Su sola presencia me resultaba repulsiva.

La pelinegra se da la vuelta con una sonrisa resplandeciente en los labios. Sus pasos son ligeros, casi danzantes, mientras se acerca a nosotros. La tensión que alguna vez pareció agobiarla se ha desvanecido por completo.

—Eso se sintió increíble —exclama, su voz vibrante y liberada—, como si diez años de dolor de estómago hubieran desaparecido de golpe.

—Solo tienes siete. —responde el duque.

—Es un dicho —reclama irritada —. ¿No sabes de modismos?

Extiende dos caramelos hacia nosotros. Lionia lo mira con ojos brillantes, aunque pronto su expresión se transforma en confusión al ver el gesto inesperado. Aun así, toma su caramelo. Yo, por mi parte, lo recibo con calma, deshaciendo el envoltorio lentamente antes de llevarlo a mi boca. El sabor dulce es una sensación extraña, no tenía recuerdo alguno de este sabor. Había descubierto que no sería un gran fanático de ellos, pero los que nos daba el duque estaban bastante bien. Mientras lo saboreo, mantengo mi mirada fija en el frente, observando en silencio.

—Pero ni siquiera hice cosas lindas hoy —dice, frunciendo el ceño con una mezcla de confusión y desdén.

—Si lo hiciste, ambos lo hicieron. —responde el duque, manteniendo un tono serio, pero con un leve destello de satisfacción en sus ojos.

—¿Atormentar a los maestros del orfanato? —cuestiona, aún confundida, como si intentara entender la lógica detrás de la afirmación.

Mi expresión se suaviza al sentir la cálida mano del duque acariciando mi cabeza. Es un gesto que siempre me tomaba por sorpresa.

—Actuaron como un Voreoti —dice con su mirada fija en nosotros.

No puedo evitar notar el cambio en la expresión de Lionia, que pasa de la confusión a un rubor que tiñe sus mejillas de un ligero color rosado. Sus ojos brillaban emocionados y yo puedo contemplar por primera vez el tipo de expresiones que ella debería poseer siempre. Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro cuando me muestra el caramelo con alegría.

—¿Ya te lo comiste? —cuestiona, la incredulidad pintando sus rasgos.

—Son para eso —respondo, encogiéndome de hombros—. Esos bastardos me dejaron la boca amarga.

Vuelvo a mi rostro estoico al recordar que seguíamos en presencia de aquellos. De reojo, observo cómo el duque la sostiene en sus brazos, una imagen que me hace sentir una extraña mezcla de calidez y desconfianza. Sin querer enfrentar el mismo destino, comienzo a avanzar por el pasillo, sintiendo los pasos de los demás resonando detrás de mí.

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⏰ Última actualización: Nov 22, 2024 ⏰

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Hermanos Voreoti ━━ [Me convertí en la hija adoptiva del protagonista masculino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora