Narrador Omnisciente:
Tres clases después, Camille se recuesta sobre el respaldo de su asiento en la cafetería. Con sus ojos cerrados, ella deja salir un suave suspiro adormilado, el sueño estaba tomando control de su cuerpo y eran apenas las 12:30 a.m., aún le quedaban dos horas más de clase. Abrió suavemente sus ojos y se dispuso a escuchar las voces de sus amigas, cada una con una historia distinta, cada una con diferentes anécdotas sobre los lugares que visitaron durante las vacaciones.
La joven sintió una mano tomar la suya bajo la mesa y darle un leve apretón, sonrió levemente cuando los ojos se posaron sobre la rubia, Jade Bradford, quien la miraba comprensivamente.
—Volviste a trabajar, ¿Cierto?—su amiga susurró con una expresión mas seria, mostrándole su preocupación-Te noto muy cansada...
Jade era la única que lo sabía, era la única a la cual le había confesado su situación, tanto económica, como familiar. Era la única que Camille consideraba capaz de comprenderla del todo. A diferencia de sus amigas, ninguna de las dos venía de familias con dinero, la única diferencia era que Jade nunca tuvo la obligación de trabajar, pues si bien jamás tuvo nada servido en bandeja de plata, sus padres se esforzaron todas sus vidas el máximo para que ella tuviera un buen futuro y se centrara solamente en sus estudios.
Camille solo asintió silenciosamente, sin intenciones de traer el tema a la mesa. Sus amigas eran buenas, quizás las únicas chicas con dinero que, al mismo tiempo, tenían un buen corazón y nada de maldad en su interior. Sabía que ninguna la juzgaría y ni la menospreciaría, sobre todo Eloise, pero, de igual manera, no era algo que confesaría. No, ella no necesitaba la pena, ni la caridad de nadie, y tenía claro que si se enteraran sus amigas, tanto ellas como sus padres tratarían de ayudarla.
Su piel se erizó al sentir una mirada en ella, Camille dirigió su mirada a las mesas llenas de estudiantes a su alrededor, pero nada... O al menos eso creyó.
Luego de que la jornada estudiantil llegara a su fin, Camille se apresuró en ir al supermercado y buscar todo lo que hiciera falta en su casa. Sabía que su madre estaría probablemente durmiendo y no habría almorzado, por lo tanto, no notó la increíble falta de comida en el hogar, de haberlo hecho, probablemente su teléfono habría estado inundado de mensajes y de llamada, el cual no era el caso. Rodó los ojos ante ese pensamiento, ¿Por qué no podía ser ella la que dormía en lugar de estar haciendo tantas cosas? Rápidamente sacudió esos pensamientos de su mente, su madre también trabajaba, y mas horas que ella, por lo tanto sus palabras egoístas debían permanecer tan solo en su mete.
En el camino de regreso no pudo evitar bostezar, lo que le recordó que necesitaba otro trabajo, uno que no implicar llegar casi a las dos de la madrugada a su casa.
Caminando por las calurosas calles de San Fernando Valley, ella se detuvo en seco frente a una concesionaria de autos. LaRusso Auto Group.
No supo cuanto tiempo se quedó allí parada simplemente mirando la concesionaria cuando sus pies tomaron la decisión por ella y comenzaron a adentrarla al lujoso lugar. Aún con sus bolsas de supermercado en las manos, Camille entró, su semblante serio y de resignación se diferenciaban a las sonrisas y actitud positiva de los empleados que trataban de persuadir a los clientes para que, en sus mentes, un Audi tenga el mismo valor de una simple barra de chocolate.
La muchacha miraba los autos con curiosidad hasta que vio una figura conocida hablar con una mujer, la cual parecía ser una secretaria. Camille se acercó a ella, aun con una expresión seria, totalmente opuesta a la alegría de la mujer.
ESTÁS LEYENDO
LIFEBOAT | ELI MOSKOWITZ
Fanfiction"Es irónico, es igual de rara que nosotros ¿Por qué a ella no la molestan?" Desde que tiene uso de la razón, Eli siempre supo que no podía, ni merecía ser amado. ¿Quién podría hacerlo? ¿Quién podría amar a un bicho raro como el? Sin embargo, eso no...