capítulos 6

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—¿Y bien? —pregunta el castaño a mi espalda —¿Qué pasó ayer?

—¿Te refieres a cuándo llegó mi mamá o cuándo me dejaste abandonada en el parque? —suelto con ironía viendo como una sonrisa se formaba en su rostro.

—En el parque te dejé en buenas manos, —se encoje de hombros —y con tu mamá no podía hacer mucho, tenía que quedarme con Lilián para que me creyera.

—¡Me dejaste tirada con Shane en el parque!

—Te pedí que te quedaras quieta.

—Tenías que haberme amenazado o algo.

Suelta una risotada haciendo que algunas personas nos miren.

—Claro, como si no te fueras a ir igualmente.

—Lo hubiera considerado —me cruzo de brazos.

Tiene razón, igualmente me hubiera ido, pero no pienso darle la razón.

Como mi mejor amigo tenía que haber hecho más. Atarme a un poste o algo, todo por evitar que me encuentre con Rubiales.

—Si claro. —murmura leyendo la lista que nos dio mi mamá antes de agarrar una bolsa blanca y ponerlo a mi lado —¿Y bien? ¿Cómo quedó la situación anoche?

—Todo bien.

La rápidez con que respondí me soprende.

—Mentirosa.

—No miento.

—Y yo soy feo.

—No lo niego.

—Sabes que soy hermoso.

—En tu imaginación.

Suelta una risita corta mientras vuelve a empujar el carrito conmigo dentro. Esta mañana a mi mamá se le antojó que fuéramos a las tiendas que hay aquí para comprar ingredientes de repostería. No esperé ver que fuera tan grandes y elegantes, pero no tengo quejas, tienen de todo.

—Entonces no piensas contarme lo que pasó con el rubiete de mi banda favorita. —vuelve a hablar de manera entretenida.

Le entiendo, está intentando descifrar la letra de mi mamá mientras entabla una conversación.

Si Vanessa escribe paracetamol, la diferencia con la letra de un médico no sería mucha.

—Solo regresamos a la cabaña. —me encojo de hombros restándole importancia.

Y te habló alemán al oído.

No demos tantos detalles.

Te cargó como princesa.

Como saco de papa será.

Te acorraló contra una pared mientras se acercaba de forma seductora y...

Bien, ya capto.

Siento como mis mejillas se sonrojan a la vez que un hormigueo se forma en mi estómago.

Uy, se revolvieron las maripositas.

¡Son parásitos!

Después de dejar en claro a Rubiales como sería las condiciones anoche, el destino fue maravilloso y mi mamá propuso después de ver la película que durmieramos juntas. No solo me emocioné porque hacía años que no dormía con ella, sino que también me libré del idiota del parque.

La sonrisa de satisfacción que creció en mi rostro cuando se lo dije a Shane fue la mejor sensación de mi vida.

Aunque por un corto tiempo.

Un Mes a tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora