17. Día De Gala

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El Prom Day era sin duda alguna el día más esperado para todos los chicos de último grado

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El Prom Day era sin duda alguna el día más esperado para todos los chicos de último grado. Las chicas se volvían locas una semana antes buscando agradables vestidos de telas hermosas, zapatos a juego y joyería brillante. Por otro lado, los chicos no se preocupaban demasiado, sólo se aseguraban de escoger un traje negro o en su defecto uno azul marino, cualquier zapato cerrado negro les era más que suficiente. Iban y se cortaban el cabello un día antes del baile y eso era todo por lo que tenían que preocuparse.

Todos ya tenían a su pareja, una amiga a la que decidieron invitar para no ir solos, un grupo de chicas que decidieron no estar acompañadas de tontos chicos; un grupo de chicos que había decidido pasar la fiesta sólo con su grupo de amigos. Los tórtolos románticos no faltaban, invitando a sus chicas con preciosos ramilletes de flores naturales. 

Pero un par de semanas antes, esos chicos que querían tener para sí solos a sus acompañantes, tuvieron que planificar innovadoras y románticas formas para invitar a sus chicas o chicos. Algunos otros no tuvieron que hacer el ritual de invitación, eran poco detallistas y creían que al ser oficialmente novios no había necesidad de pedirles que asistieran al baile con ellos. 

Max Verstappen se tomó el tiempo de elaborar una caja donde guardó todo tipo de golosina mexicana que le costó adquirir. Puso confeti de color azul marino y un letrero al fondo de la caja, infló pequeños globos transparentes y azules; su hermana menor, Victoria, tenía una letra preciosa, así que le pidió ayuda para escribir el letrero. Cuando el obsequio estuvo hecho, el rubio salió de su casa y camino hasta llegar a casa de los Pérez. Alisó su camisa de vestir y peinó su cabello rubio, como si esa fuera la primera vez que estaba frente a la casa de su novio. Un par de golpes en la puerta y pronto abrió la hermana mayor de Checo.

—Hola, Max, ¿quieres que vaya por Checo?—le sonrió e inmediatamente observó la bonita caja con decoraciones que el rubio traía entre las manos. 

—Hola, Paola. Si, por favor—le regaló una sonrisa.

—¿Vas a llevarlo al Prom?—alzó sus cejas y sonrió.

—Si acepta, pues si—balanceó la caja entre sus manos.

—Bien, le diré que estás aquí. ¿Quieres pasar?

—No, aquí estoy bien—las mejillas se le tornaron rosadas de tan sólo imaginarse la escena donde toda la familia de Checo veía el obsequio. 

—Bien. Suerte—alzó los pulgares y se marchó en busca de su hermano menor.

Max se quedó fuera esperando, su corazón se había vuelto un loco. No sabía porque actuaba con tanta incoherencia, Checo era su chico, y estaba lo suficientemente seguro de que aceptaría porque lo amaba mucho, pero la pequeña espina de desconfianza no dejaba de clavarse en su nervioso corazón. Esperando pensó en el millón de escenarios posibles, pero todo se fue al caño cuando observó la anatomía de su chico. Venía con pantalones de tela suave y holgados, una playera de una talla más grande y sus pies utilizaban calcetines con sandalias.

Flufftober [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora