Hielo protector. (Momo Yaoyorozu x Fem oc)

Capítulo 8. Conversación.

Los grillos chirriaban sus típicos cantos en el exterior mientras Hikari avanzaba por los caminos silenciosos del campus de la UA. El eco de sus pasos retumbaba suavemente, acompañándola en su soledad, y su mente seguía atrapada en la conversación que había tenido hacía unos momentos con Kaito Yaoyorozu. El rostro de aquel hombre mayor, con su mirada fría y calculadora, no dejaba de aparecer en su mente. Cada palabra que le había dicho la había dejado aún más desconcertada. ¿Cuánto había manipulado? ¿Qué tanto control tenía sobre todo lo que había ocurrido? Se sentía como una marioneta, atrapada en las cuerdas del juego oscuro de aquel hombre. No podía acusarlo de nada, más allá de ser siniestro, pero tenía claro que sabía mucho más de lo que dejaba ver.

El silencio del campus la envolvía mientras sus pensamientos se enredaban, luchando por encontrar un sentido. Todo lo que había pasado, todas las decisiones que había tomado, se sentían nubladas. El peso de esa conversación se aferraba a ella, pero no estaba lista para compartirlo, ni siquiera con Momo. No quería causar un posible conflicto familiar solo porque no le gustaba ese hombre.

Al llegar a la entrada del edificio de habitaciones, Hikari tomó una bocanada de aire antes de abrir la puerta. La luz cálida del interior la recibió, contrastando con la oscuridad de sus pensamientos. Allí estaba Momo, sentada en el salón común, mirándola con preocupación. Su mirada, profunda y tranquila, la atravesó. Sabía que Hikari no estaba bien, que algo la perturbaba. Puede que hubieran perdido mucho tiempo de haber estado juntas, pero igualmente sabía que su rostro apesadumbrado y el silencio querían decir que Hikari tenía algo en mente

--"¿Mi abuelo te ha incomodado?"-- preguntó Momo con suavidad, levantándose de su asiento. Caminó hacia ella con sus ojos grises buscando alguna respuesta en la expresión de su amiga.

Hikari evitó el contacto visual. No era capaz de sostener esa mirada, no en ese momento. El nudo en su garganta se hizo más fuerte. ¿Cómo podía explicarle sus recelos?

--"No es nada importante."-- respondió Hikari con un tono neutral, casi mecánico. Se encogió de hombros, como si quisiera quitarle peso al asunto e hizo una sonrisa lo mejor que pudo. --"Solo unos asuntos familiares. Tu abuelo conocía también a mi padre, aunque nunca me lo dijo, y el hombre quería hablar de ello. Posiblemente recordando viejos momentos. Me ha puesto un poco triste, nada más."--

Momo frunció el ceño. Sabía que Hikari le estaba ocultando algo, pero también sabía que presionarla no la haría hablar. Había aprendido a leerla a lo largo del tiempo, desde las veces que pasaba algo cuando eran niñas hasta las veces que hablaban por videollamadas, y entendía cuándo Hikari necesitaba espacio. Sin embargo, la preocupación seguía allí, latente.

--"Si hay algo de lo que quieras hablar, aquí me tienes."-- dijo Momo en voz baja, dándole a Hikari la oportunidad de abrirse si lo necesitaba.

Hikari asintió levemente, agradeciendo la paciencia de Momo, pero aún incapaz de contarle la verdad. Había demasiadas cosas, demasiadas explicaciones. En su mente, todo lo que había pasado estos días daba vueltas. 

Momo observó a Hikari en silencio durante unos segundos más, notando su tensión, pero decidió cambiar de tema para aliviar el ambiente.

--"¿Vamos a cenar con los demás?"-- preguntó finalmente con una sonrisa, intentando aliviar la tensión. No quería que Hikari se sintiera presionada, pero tampoco quería que se encerrara en sus propios pensamientos. El grupo estaba esperando, y tal vez eso ayudaría a su amiga a distraerse un poco.

Hikari, aunque aún atrapada en sus pensamientos, asintió. La cena con sus compañeros podría ofrecerle ese respiro, al menos por un rato.

Las dos caminaron juntas hacia el comedor, donde el bullicio de voces y risas ya llenaba el aire. El contraste con el silencio que había sentido en los caminos era sorprendente. Kaminari estaba contando una historia ridícula a Todoroki, quien lo miraba con su habitual expresión estoica, mientras Kirishima se reía a carcajadas al lado de Bakugo, quien parecía irritado, como de costumbre. El ambiente era animado, una burbuja de tranquilidad dentro del caos que era la vida de los estudiantes de UA.